DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

lunes, 25 de junio de 2007



Carta abierta a mis adversarios del PRO

Les causará sorpresa saber que los he votado ayer siguiendo las indicaciones de nuestro presidente. Llamó Kirchner a votar contra los que querían poner el presupuesto de Buenos Aires en manos de la familia Macri y yo me acordé del Ferrocarril Belgrano Cargas, entregado sin licitación a Franco Macri por el Gobierno nacional, y voté PRO. Dijo Kirchner que había que votar contra los noventa y yo tomé las dos boletas, taché a los candidatos que habían sido funcionarios públicos en los noventa, hice la cuenta, y voté PRO. Sostuvo nuestro inefable líder que había que evitar que la derecha ganara la Ciudad, y yo me acordé del eslogan fundacional de la izquierda, “Libertad, igualdad, fraternidad”, y me pregunté quién era una amenaza a las libertades y a las instituciones que las garantizan, quién había dividido al país en dos bandos antifraternos y quién festejaba hoy como un triunfo el haber vuelto a los índices de desigualdad de 1997. Y voté PRO...

... Si el triunfo de ayer del PRO en Buenos Aires y el del ARI en Tierra del Fuego (y –ojalá– la victoria futura del socialismo en Santa Fe) dan lugar a una nueva política y a un proyecto de país en serio como los que Kirchner prometió y no cumplió, acaso la Argentina ombliguista, patriotera y fracasada del siglo XX dé lugar a un país avanzado inteligentemente integrado al mundo y que mira al futuro con esperanza y pasión. Y acaso se acabe entonces, definitivamente, la hegemonía de los dos grandes partidos que la han gobernado desde 1983 en acuerdo con un iceberg corporativo del que ellos son sólo la parte visible, cumpliendo la difícil hazaña de que sea hoy aún más pobre y socialmente injusta que la que la dictadura nos dejó.

Para leer la carta completa, publicada en DARIO PERFIL del 25/06/07, haga click aquí

viernes, 22 de junio de 2007

UN PODER EJECUTIVO MUNDIAL EN LAS SOMBRAS

(publicado en Revista NOTICIAS)


Aún antes de haberse inaugurado, la cumbre del G8 de Heligendamm acumulaba en su haber un balance atemorizador: 150 policías heridos en choques con manifestantes que lanzaban piedras y bombas molotov. Por su parte, la policía alemana empleó cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los treinta mil manifestantes del movimiento No-global que se oponían al encuentro de los líderes de los ocho países más poderosos del planeta: Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Canadá y Rusia.

Sin ánimo alguno de justificar la violencia política, lo cierto es que el alto grado de confusión reinante en el movimiento No-global y la existencia de un sector violento en su seno no bastan para ignorar la importancia histórica de su irrupción en el escenario global. En efecto, el intento de reducir las nacientes protestas mundiales a su componente anti-globalizador es absurdo. Para desmentirlo, se puede señalar el carácter cosmopolita y transnacional de sus adherentes, mayoritariamente pacíficos, y el hecho significativo de que sea Internet su principal vehículo comunicativo y las cuestiones globales su principal motivo de preocupación. Por otra parte, la pretensión de reducir las opciones políticas de la naciente sociedad mundial a la alternativa entre la presente globalización unidireccional y unidimensional y una oposición ciega y antiprogresista, está llena de mala conciencia. Lamentablemente, la miopía antimoderna y violenta manifestada en Heligendamm convalida esta maniobra.

He aquí un enorme problema y un enorme desafío: acabar con la desconexión catastrófica entre los movimientos sociales modernos y las instituciones políticas, cada vez más mundiales los unos, cada vez más limitados por las restricciones nacionales, las otras, y convertir la protesta meramente negativa y reaccionaria contra la globalización en propuestas de otra globalización cuyo actor central no sea la tecnoeconomía sino los seres humanos transformados en activos ciudadanos del mundo.

BALANCE MELANCÓLICO

Una semana después de los incidentes, el G8 se cerraba con el habitual balance melancólico: ningún compromiso con plazos ciertos respecto de la disminución de las emisiones de anhídrido carbónico responsables del recalentamiento global, ninguno acerca de la disminución de los subsidios a la agricultura norteamericanos y europeos que están poniendo en riego el éxito de la Ronda de Doha y amenazando con un nuevo giro proteccionista como el iniciado en el emblemático año de 1913, y ninguna iniciativa sobre la reforma de un orden político global cada vez más injusto y decrépito. En el modesto balance a favor, hubo una referencia genérica respecto al último informe de la Comisión de la ONU sobre el clima, que propone una reducción de las emisiones del 50% para 2050, y un compromiso sin plazos verificables de destinar 60.000 millones de dólares al combate contra el SIDA y las enfermedades de la pobreza. Bastante poco para justificar que Romano Prodi y Angela Merkel hayan calificado la reunión como “un gran éxito”.

Aún peores han sido la permanente obstrucción de George W. Bush a las iniciativas en deliberación y el debut neogaullista del presidente francés Nicolas Sarkozy, quien declaró “Defenderé los intereses de los agricultores franceses con el mismo vigor que Bush defiende los norteamericanos”, con lo que la ya escasa consideración en que los líderes nacionales de la Unión Europea tenían por los problemas del mundo subdesarrollado amenazan disminuir hasta los aún peores estándares estadounidenses.

Lejos de toda aspiración democrática, el G8 actúa ya como una instancia de coordinación global que refuerza las desigualdades planetarias. Sus decisiones afectan a los habitantes de todo el planeta aunque sus países sólo representen el 12% de la población mundial. Ahora bien, los problemas mundiales y las crisis globales son suficientemente conocidos. Y hasta los niños de pecho han comprendido que todos ellos han escapado completamente de las capacidades operativas de los estados-nacionales y requieren, para su resolución, de intervenciones globales. Hoy, cuando el G8 se ha constituido como poder ejecutivo mundial en las sombras ya no se trata pues de si debe haber o no instituciones políticas mundiales. Se trata de si el mundo será gobernado por la lógica nacionalista de sus estados más poderosos, ampliada al espacio inter-nacional por el G8, el Consejo de Seguridad de la ONU, el FMI y la OMC, o si los ciudadanos del mundo tendremos la valentía de luchar por la constitución de instituciones parlamentarias mundiales; instituciones que permitan que la racionalidad y la democracia tomen el lugar del caos y de la tiranía instalados hoy como únicas alternativas practicables en el terreno global que han asumido los principales procesos económicos y sociales.

miércoles, 20 de junio de 2007


LA ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD
(publicada en Revista Veintitrés con el título "Decisiones")

Decía Max Weber que un político debe tomar decisiones no sólo en base a sus principios sino también a las probables consecuencias de sus acciones. Yo, que frecuentemente he criticado el tono apocalíptico de ciertas declaraciones de Carrió y su incapacidad para construir estructuras que superen su persona, veo pocos motivos para criticarla cuando mejora sus propuestas. Es cierto que el acuerdo con Telerman terminó en derrota, pero al menos se dio la batalla; cuando la otra opción disponible (participar con una lista propia) hubiera puesto a la ciudad escasamente autónoma de Buenos Aires en manos de la alternativa entre Macri y Kirchner por decisión de su principal adversaria política, lo que hubiera sido aún peor.
Es verdad también que hubo errores. De un lado, dificultades para explicar, en poco tiempo y en medio de la campaña sucia, las razones y objetivos de la Coalición. Del otro, un candidato que jugó a la pirueta imposible de no perder votos kirchneristas aliándose con Carrió y terminó regalándole a Macri al menos un 5% de voto opositor.

¿Dañará esta derrota las perspectivas electorales de la Coalición para octubre? Es probable, si no se toma nota de las razones de la derrota. ¿Es Lilita Carrió la gran perdedora del 3 de junio? No. El gran perdedor es el Gobierno, que sacrificó a sus únicos dos ministros presentables, puso a Kirchner en la campaña y toda la carne a la parrilla y sacó menos de un voto porteño de cada cuatro. Es ésta la sorpresa que trajo junio: la existencia de un amplio espacio para las propuestas de la oposición. Si lo sucedido en Buenos Aires se extenderá, como otras veces, al resto del país, es desde luego otra cuestión.

lunes, 18 de junio de 2007


Nacionalismo zombi versión vasca
¿Qué somete a la violencia y al terror a cuarenta millones de españoles y pone una mancha de sangre en una de las más destacables experiencias políticas recientes, iniciada el 1º de enero de 1986 cuando España se integró a la supranacional Unión Europea? El nacionalismo extremo y criminal de ETA. ¿Qué impide que la cuestión de la independencia del País Vasco se decida democráticamente mediante un referéndum como el realizado en 1995 en Québec (Canadá), que en caso de triunfar el secesionismo convertiría a Euskadi en la versión cantábrica del Principado de Mónaco? El nacionalismo –débil español. Nacionalismo contra nacionalismo y sangre y terror por todos lados.

Si quiere ver la nota completa, publicada en
DIARIO PERFIL, haga click aquí.

sábado, 2 de junio de 2007


DE LAVARROPAS Y PATRIAS GRANDES
(publicada en Diario PERFIL del 27/05/07)

La inauguración del Parlamento del Mercosur debería haber marcado un hito histórico en el camino de la integración sudamericana. Y sin embargo su primera sesión ha seguido la impostación habitual en los asuntos continentales: exceso de ruido y escasez de nueces. Lamentablemente, el Parlamento apenas inaugurado en Montevideo carece de atribuciones legislativas y sólo puede expedir consejos no vinculantes, está integrado (hasta 2010) por parlamentarios nacionales y no por diputados sudamericanos directamente elegidos, se reunirá una vez por año en vez de ser permanente, e incluye sólo a cuatro países del total de 13 naciones sudamericanas, con ausencia total de las pertenecientes a la Comunidad Andina.

Al mismo tiempo que se proclama seguir el modelo europeo de integración económico-política (y no el del Nafta, meramente comercial) no tiene en el Mercosur ninguna capacidad operativa la cláusula democrática con la que fue constituida la Europa común, que obligaba al respeto de las libertades públicas y las instituciones republicanas como condición de la integración y que fue decisiva en la democratización del Sur europeo. Notable olvido, especialmente importante aquí cuando se considera el pedido de incorporación al Mercosur de la Venezuela del Coronel Chávez.

Por otra parte, ¿qué misterioso complot extranjero como los denunciados siempre que se menciona la balcanización de Sudamérica impide hoy a sus gobernantes crear un verdadero Parlamento y no esta tímida versión, sacada de un catálogo de antiguallas? ¿O será que más allá de los discursos siguen imperando en las clases políticas locales las viejas ideas nacionalistas y la voluntad de no delegar ni un gramo de poder en instituciones parlamentarias y de no ser investigados por una corte de justicia independiente?

Dado que el Mercosur empleó dieciséis años en idas y venidas desde el Tratado de Asunción hasta la inauguración de su modesto Parlamento no está de más recordar que la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, origen de la Unión Europea, constituyó su Asamblea Parlamentaria en 1952, apenas un año después de la ratificación del tratado que la instituía. Además, hacer ahora en Sudamérica lo mismo que la U.E. hizo en sus inicios implica creer que es posible alcanzar los actuales niveles de desarrollo y bienestar europeos haciendo hoy lo que se hacía allí hace ya 55 años. Apuesto a que entre los muchos defensores de tan curiosa estrategia no hay uno solo que use en su vida privada electrodomésticos como los que se usaban en Europa en 1952. Lo que acaso se explique por el hecho de que sus lavarropas les importan bastante más que la siempre mencionada Patria Grande.