DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

martes, 31 de agosto de 2010

NOTA DE LA SEMANA

¿INDUSTRIALISMO O SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN?



Pasó desapercibido en Argentina, pero fue primera plana en muchos diarios del mundo: en lo que va de 2010 se suicidaron doce de los trabajadores de la fábrica china que produce los componentes del iPad. Los informes periodísticos dicen el resto: en esa y otras fábricas del complejo proveedor de insumos para las industrias más avanzadas del mundo, los obreros “deben trabajar en espacios reducidos y calurosos… hablar lo mínimo indispensable” y la jornada “llega a las quince horas… con descansos de no más de diez minutos, los cuales se aprovechan para dormir”. Sería fácil echar una parrafada sobre la explotación capitalista si no fuera porque la empresa, Foxconn, se encuentra en el territorio de un país socialista cuyas condiciones de vida eran mucho peores antes de su apertura a la economía global.
Si los salarios en esas ensambladoras rondan el medio dólar por hora y los doscientos dólares por mes, es porque Foxconn recibe once dólares por la terminación de cada iPad, es decir: 2% de su precio de venta (u$s499). Es inútil argumentar contra la avaricia de Apple: los precios que pagan otros compradores -como Nokia, Sony, Nintendo, Dell y Hewlett Packard- son similares; para no mencionar que la avaricia de los dueños de Foxconn les impediría regalar su producción si pudieran evitarlo. Lo que nos lleva al punto decisivo: el trabajo manual repetitivo sólo es capaz de añadir un 2% del valor de un producto industrial de avanzada. El resto es valor intangible derivado del trabajo intelectual, y más específicamente, del trabajo intelectual no repetitivo aportado por los ingenieros que diseñaron el producto y las líneas de ensamblaje, por las agencias de publicidad que hicieron de su logo un emblema de modernidad y las de marketing que detectaron el nicho de mercado, por los diseñadores de su estética, las empresas de transportes que lo distribuyen por el planeta, la red comercial, etc..
La historia de la evolución productiva no miente: el propio modelo industrialista se impuso cuando la maquinaria industrial devaluó el valor del trabajo manual en el sector agrario y finalmente lo reemplazó, obligando a los campesinos a transformarse en obreros y creando las condiciones para el pasaje hacia un nuevo modo de producción que, entre conflictos y crisis, trajo más riqueza, democracia y prosperidad. De manera que quienes en Argentina defienden el obsoleto modelo industrialista -entendido como generación de riqueza a partir del trabajo físico de baja cualidad- proponen salarios de hambre o que otras actividades con mayor productividad se encarguen de subsidiar a las desfallecientes hasta que un cambio en las condiciones internacionales o la propia dinámica de la situación se encarguen de provocar un nuevo estallido de la economía nacional. Antes tendrían que convencer a los obreros de la CGT de cobrar 800$ por mes por quince horas de trabajo por día; controlar que todos los sectores empresariales pagasen salarios en blanco e impuestos y, finalmente, hacer que quienes siguen con sus declamaciones a favor del “país industrial” dejen de hacer dinero con la especulación, los hoteles de cinco estrellas y la compra de terrenos fiscales y divisas extranjeras. Tampoco estaría mal que sacaran a sus hijos de esas universidades en las que se preparan a vivir de su trabajo intelectual y los pusieran a entrenarse en un gimnasio donde pudieran transformarse en proveedores eficientes de trabajo manual.
La idea de que industrializar es modernizar se ha hecho ridícula, especialmente en un país cuya participación de la industria en el PBI es mayor que en Europa y los Estados Unidos. En el siglo XXI, el valor agregado es principalmente inteligencia agregada en forma de diversidad cultural, información, conocimiento, innovación, comunicación y subjetividad. Un poroto de soja puede -o no- contener más inteligencia agregada que una tuerca. Por eso lo esencial no es si el producto final es un alimento (primario), un objeto industrial (secundario), un servicio (terciario) o un programa de software (cuaternario), que usa información para manejar más información. Así, las distinciones entre formas de producción se desvanecen, y la industria mantiene -o no- su carácter de principal proveedora de trabajo de alta calidad si –y solo si- es capaz de incorporar inteligencia al producto final.
El modo de producción industrial fue progresista en el siglo XIX, se hizo conservador en el siglo XX y es reaccionario en el siglo XXI, el de la sociedad global del conocimiento y la información. La generación de bienestar y sentido en nuestras vidas se ha desmaterializado, por eso el nivel de desarrollo de un país es fácil de medir mediante el cociente entre el valor y el peso de su producción y sus exportaciones. La cuenta es infalible: a menos peso, menos materia y menos trabajo físico repetitivo, más desarrollo, democracia y equidad social.
Son excelentes noticias para un país que pocas veces tuvo grandes maratonistas y siempre descolló por la inteligencia, fantasía y capacidad de comunicación de sus jugadores de fútbol, tenis, básquet, hockey, rugby y voleibol. El desarrollo de una economía de alta competitividad, que incluya al sector industrial pero no haga de él un fetiche, sería la mejor noticia para los trabajadores manuales del país, que tendrían una excelente oportunidad si los impuestos que paga el sector de alta productividad de la economía se usaran no sólo en salud y educación de calidad para ellos y sus familias, sino en reconstruir la destrozada infraestructura del país. Trenes, subtes, puertos, ductos y carreteras requieren, en efecto, el único tipo de trabajo manual que no se puede importar y cuyo nivel de remuneración no depende de su productividad intrínseca sino de la del total de la economía. Por eso un albañil estadounidense gana diez veces lo que un albañil chino a pesar de que haga un trabajo similar. Resta por verse si el salario de los trabajadores manuales nacionales se aproximará a los menos de diez mil dólares per capita de la Argentina de hoy o al más del triple al que han llegado los países que han dejado atrás su pasado jurásico-industrial.

jueves, 26 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE RADIO

Les dejo el link del audio de la entrevista que me hicieron ayer, miércoles 25, en el programa "Asteriscos" con 'Willy' Kohan por Radio El Mundo:
http://www.managementpress.com.ar/deposito/audios/1383827.mp3

miércoles, 25 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE TV


Hoy a las 22 estaré en el programa "A fuego lento" con Clara Mariño por canal 26. Los espero...

martes, 24 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE TV

Mañana, miércoles 25, a las 13.30, estaré en el programa "Dominó" con Ismael Bermudez y Antonio de Turris por canal Metro. Los espero...

viernes, 20 de agosto de 2010

NOTA DE LA SEMANA

¿EL FIN DE LA PAX AMERICANA?


Resulta curioso que tanto los fundamentalistas neoliberales como los keynesianos a ultranza hayan encontrado tan fácilmente las causas y los responsables de la crisis financiera global al mismo tiempo que nadie acierta a ponerle fin. Tiene razón el keynesianismo cuando sostiene que la desregulación de los mercados financieros es el nudo gordiano que ha permitido el desastre, pero le faltan argumentos para explicar cómo se construye un sistema de regulaciones de un mercado global contando sólo con la acción de gobiernos nacionales y de instituciones inter-nacionales a las que todos ellos concurren con la esperanza de apagar sus incendios locales y no para contribuir a la solución global del problema. Tienen razón los neoliberales cuando señalan que el aumento del apalancamiento y la abundancia de crédito barato, instrumentos de origen neokeynesiano, han estado en el origen de la gran burbuja –no sólo hipotecaria- cuyo desmoronamiento está arrastrando el mundo a la recesión. No la tienen cuando pretenden que el estado se abstenga de regular el accionar corporativo en los momentos de bonanza pero acuda en socorro de las corporaciones financieras en los momentos de dificultad.
Lo cierto es que esta crisis marca el fin de una época y ofrece al mundo tres grandes lecciones cuya desatención tendrá en el futuro consecuencias desastrosas. La primera es que cuando la economía se torna inmaterial y bienes tan intangibles como la diversidad, la comunicación y la innovación se vuelven el centro de la creación de valores, la distinción entre economía real y economía financiera se convierte en un fantasma del pasado. En la sociedad del conocimiento y la información, el sector financiero de la economía es tan real como el que más. La segunda es que los dos grandes paradigmas económicos, el neoliberal y el neokeynesiano, cuya alternancia y combinación ha regido la segunda parte del nacionalista e industrialista siglo XX, son incapaces de operar en el globalizado y postindustrializado siglo XXI e impotentes para ofrecer una salida a la crisis y un proyecto racional para el mundo que surgirá de ella. Ni los mercados se regulan por sí solos, como creen los neoliberales, ni en un mundo global las políticas nacionales de estímulo a la demanda y de regulación de las actividades financieras son suficientes para crear un círculo virtuoso de crecimiento sostenido y pleno empleo como logró hacer por décadas el viejo buen keynesianismo a escala nacional.
Finalmente, el hecho de que la crisis se haya originado en los Estados Unidos, sus formidables déficit comercial y financiero, y la enorme cantidad de recursos que la Reserva Federal ha volcado al mercado deberían causar, a corto plazo, la desvalorización del dólar y una huida de él como refugio de valor; y a largo plazo, el fin de la Pax financiera Americana, es decir: del período en el cual el dólar operó como moneda global y los Estados Unidos como prestamistas y consumidores globales de última instancia. Si esto aún no ha sucedido es por la fragilidad de la economía japonesa, la incapacidad de Europa de ser consistente con sus proyectos de unidad y la voluntaria debilidad y parcial inconvertibilidad de la moneda china, factores de importancia relativa en el largo plazo.
Pero antes de que los antiimperialistas de oficio salgan nuevamente a la calle a festejar un nuevo fin de la hegemonía estadounidense no está de más recordar que el proceso tendrá, en lo inmediato, consecuencias negativas para el mundo subdesarrollado debido al fin del efecto locomotora que desempeñaron los consumidores estadounidenses en los últimos cinco años, los de mayor crecimiento de los países pobres y emergentes en toda la historia mundial. Precisamente, la Historia ha sido pródiga en casos en los que el final de la supremacía de un estado no ha llevado hacia el paraíso del equilibrio multipolar sino hacia el infierno de las disputas inter-nacionales. Cuando cayó el opresivo Imperio y se acabó la Pax Romana el mundo no dio un paso adelante sino dos hacia atrás, hacia el fraccionamiento feudal y el obscuro Medioevo que tardarían un milenio en ser superados. Cuando a inicios del siglo XX se disolvió la Pax Britannica y al declive inglés correspondió la emergencia de nuevos actores (Estados Unidos, Alemania, Italia y Japón, particularmente) el resultado no fue una convivencia inter-nacional más equilibrada sino dos guerras mundiales. Hoy, si a la pérdida de la centralidad financiera del dólar correspondiese un declive de la economía y el fin de la hegemonía militar estadounidenses no es improbable que el siglo XXI se deslice hacia un escenario de conflictos inter-nacionales similar al de la primera parte del siglo XX.
La humanidad se enfrenta pues a un extraordinario desafío: terminar con un sistema hegemónico a nivel mundial sin pasar por una gran crisis derivada de la disputa por la sucesión monárquica. No se trata de acabar con el reinado del estado más poderoso -que inevitablemente corresponde a un sistema de naciones soberanas en permanente disputa por sus intereses- sino de superar un sistema inter-nacional de características monárquicas, reemplazándolo por un orden globalmente democrático con centro en la ONU y ramificaciones en un sistema financiero y de seguridad global profundamente reformados. La detención de la Ronda de Doha y la amenaza de caer, como en 1913 y 1932, en el proteccionismo nacionalista, la incapacidad de Europa de actuar unitariamente en la estrategia anticrisis, la permanente crisis en Medio Oriente, el carácter autocrático de la gran potencia emergente, China, la obsolescencia del FMI y el entero sistema de Bretton Woods constituyen excelentes premisas para el caos. El fin de la saga de los Bush, la asunción de Obama, el resurgimiento de campañas políticas por la reforma de la ONU y el surgimiento de mecanismos globales progresivamente ampliados, como el G20, son una promesa de redención.
No cambiar de rey sino más bien acabar con la monarquía: he aquí un programa para la izquierda del Siglo XXI. Entre el infierno que podría configurar el traslado de la crisis financiera al ámbito militar y las posibilidades de resolución que abre la aplicación del paradigma democrático en la escala global se jugará en las próximas décadas la suerte del mundo.

jueves, 19 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE TV


Hoy a las 23 estaré en el programa "Esta noche" con Gerardo Rozín, por C5N. Los espero...

martes, 17 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE TV


Hoy a las 23 estaré en "Palabras Más, Palabras Menos" con Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum por el canal TN y mañana, miércoles 18 a las 11.15, en el programa "30 on line" por el Canal Agrositio que se transmite por internet. Me pueden ver en vivo en este link:
http://www.agrositio.com/canal_agrositio/30online. Los espero...

jueves, 12 de agosto de 2010

COMUNICADO DE PRENSA

Hago pública la carta que la Dra. Carrió envió hoy a los principales referentes de la UCR y manifiesto mi completo apoyo y respaldo a todos sus términos.

Fernando A. Iglesias


Buenos Aires, 12 de agosto de 2010


Queridos Gerardo, Mario, Ricardo y Ricardito:


Creo sinceramente que hay que terminar con la lamentable disputa pública y mantener la unidad parlamentaria que hemos logrado para cumplir fielmente las promesas electorales, al mismo tiempo les reitero mi voluntad inquebrantable para lograr en el 2011 una unidad seria, republicana, de desarrollo y de justicia para toda la Argentina, y en eso voy a trabajar hasta el último día de mi vida.

Pero no deseo, ni puedo, ni sirvo para tapar bajo la alfombra las grandes complicidades que en el proceso de destrucción de la Argentina han tenido actores concretos, tanto del peronismo como del radicalismo, como de terceras fuerzas que quedaron fagocitadas.

No estoy dispuesta a volver a transitar el fracaso estrepitoso de la Alianza fundada en la traición electoral, la corrupción, la impunidad y la irresponsabilidad.

Como ustedes lo saben muy bien, nos ha costado soledad, marginación e incomprensión colectiva sostener y vivir en los principios que nos enseñaron nuestros abuelos y en mi caso mi padre, como para entregar este tesoro que nos hace dignos por sólo razones de conveniencia o desesperación electoral. A Kirchner no lo va a derrotar el pasado, sino el futuro. El futuro que se expresa en la transparencia, la república, el desarrollo económico y la justicia social y no en los viejos pactos corporativos.

Hoy, los gerentes que manejaron la UCR durante años, tienen razón, yo no les sirvo, tampoco la Coalición Cívica, formada por una generación de jóvenes con principios que no toleran, ni el cinismo, ni el pacto, ni la corrupción

En última instancia tengo una responsabilidad mayor: no entregar a esta nueva generación extraordinaria de políticas y políticos menores de 45 años a las fauces del viejo corporativismo cínico y corrupto de la Argentina. Como lo señalé cuando me fui del radicalismo en el 2001 jamás tendrán mi conciencia ni la de toda la Coalición Cívica para traicionar los principios que llevarán a la Argentina a la libertad, al desarrollo y la ética.

Lo que fundamos, para ganar las elecciones del 28 de junio, basado en conductas, principios y programas no puede caer en las manos de los que manejan los hilos desde atrás para que nada cambie.

No es cierto que todos los radicales sean iguales, esto es una confusión ética imperdonable.

Mantenemos el único puente, la amistad entrañable y los principios. Quiera Dios y nuestro trabajo que podamos formar parte de una coalición gobernante que cambie la Argentina, pero no nos pidan arriar las banderas, la conducta y menos aún que le mintamos al pueblo de la Nación.

Desde la inteligencia y el corazón es lo que trasmitiré al partido y a la Confederación Coalición Cívica en veinte días, ellos tienen la decisión final.

Pido perdón por mi dureza, ustedes ya saben que soy dura en los principios y flexible en los acuerdos, para esa unidad es necesario, principios, conductas y no discursos y superar de una vez para siempre la antinomia peronismo no peronismo que torna ingobernable la República.

Estoy convencida de que finalmente triunfarán los valores y la concordia, pero debo recordarles que no sabemos vivir en la ambigüedad permanente y en la especulación eterna.

Un beso enorme y el cariño de siempre,


Elisa Lilita Carrió

NOTA DE LA SEMANA

CORRUPCIÓN, INFLACIÓN, CONSUMISMO: EL MODELO PRODUCTIVO K

Cuando el oficialismo kirchnerista sostiene que quienes hemos denunciado la existencia de una embajada paralela encargada de los negocios turbios entre el gobierno argentino y el venezolano trabajamos contra los intereses productivos del país deja claras dos cosas. La primera es que el kirchnerismo ha entrado en su etapa agónica y es incapaz de dar una explicación convincente a sus innumerables actos de corrupción. Por eso es que un gobierno que se había mostrado “con las manos limpias” al inicio de su gestión se da hoy por conforme con ensuciar a la oposición en la esperanza de que fructifique la consigna “son todos iguales” y terminen, denunciadores y denunciados, en un mismo lodo, todos manoseados. La segunda conclusión es aún más grave: si quienes denuncian la corrupción gubernamental son enemigos del modelo K de desarrollo productivo, habrá entonces que concluir que la corrupción es un elemento esencial de ese modelo, y que cuando el kirchnerismo propone plebiscitarlo repetidamente es porque busca la legitimación de la corrupción como paradigma de desarrollo económico-social.
Nada demasiado original, después de todo, desde que la oposición que denuncia el aumento escandaloso de la inflación y propone reducirla a un dígito con el objeto de que los beneficios del crecimiento lleguen también a los asalariados y los jubilados es descalificada además por estar supuestamente a favor de un “enfriamiento” de la economía. También aquí la simple lógica aristotélica es reveladora, ya que si criticar la inflación es considerado por el kirchnerismo un acto de oposición al modelo productivo K, resulta entonces claro que también la inflación es un elemento esencial de ese modelo.
Menos claro es por qué y de qué manera la inflación y la corrupción, dos factores que en todas partes son considerados como enemigos mortales del desarrollo sustentable y de la redistribución de la riqueza, operan en la Argentina, según la tesis kirchnerista, de manera exactamente inversa que en el resto el mundo; cosa tan extraña y desopilante como si los objetos cayesen en nuestro país de abajo hacia arriba y los ríos corrieran hacia la montaña desde el mar.
Tampoco es claro el motivo por el cual se insiste en denominar “modelo productivo” e insistir en su origen en la matriz desarrollista a un conjunto de medidas desordenadas, cortoplacistas y coyunturales que después de ocho años de oportunidades inéditas nos están dejando un perfil productivo y social con sus rémoras intactas, sumadas a una infraestructura desfalleciente que -como ocurre con la educación- sólo ha sido aumentada en términos presupuestarios. Para no mencionar que el auge de las ventas de electrodomésticos en cincuenta cuotas, patético intento de reemplazar el voto licuadora por el voto LCD, no corresponde a un modelo productivo sino a un modelo consumista, típico del cortoplacismo irresponsable que caracterizó esa década que este mismo gobierno demoniza con el fundamentalismo característico de los conversos.
Corrupción, inflación y consumismo son, en Argentina como en todos lados, tres de los principales obstáculos al desarrollo y la prosperidad. Siete años de crecimiento basados en ellos han dejado a un tercio de la población en la pobreza y al país tan subdesarrollado como antes del boom de los países emergentes y del BRIC. Por eso se equivoca también el kirchnerismo cuando sostiene que quienes denuncian “no tienen propuestas”. Por el contrario, mediante nuestras denuncias -pero no sólo a través de ellas- proponemos un país sin corrupción, sin inflación ni consumismo cortoplacista porque somos conscientes de que han sido éstos los principales enemigos de un modelo de desarrollo capaz de compatibilizar el crecimiento con la modernización productiva y la justicia social.

martes, 10 de agosto de 2010

COMUNICADO DE PRENSA

La Argentina debe insertarse en el SXXI

Desde hace 20 años, la Argentina ha sido gobernada por una alternancia entre gobiernos pejotistas fuertes y radicales débiles dispuestos a pactar con el PJ e incapaces de cumplir con el programa radical de la república con justicia social.

Los argentinos ya han experimentado, a fines de la década del 90, las consecuencias de creer que todos los males del país dependen de un sólo individuo y que, una vez eliminado este de la escena política, se solucionarían mágicamente.

La verdadera alternativa de 2011 no es, por lo tanto, entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo, sino entre la continuidad del actual statu quo o un proyecto transformador que saque la Argentina de los fracasos de la segunda parte del siglo XX y la inserte exitosamente en el Siglo XXI: el de la sociedad global del conocimiento y la información.

La Coalición Cívica se pronuncia por esta última opción y está dispuesta a mantener todos los acuerdos que lleven hacia ella pero no a condenar al país a un nuevo dolor y fracaso.

Dip. Fernando A. Iglesias

lunes, 9 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE RADIO

Hoy a las 23 estaré en el programa "La vaca atada", con Federico Mayol y Nicolás Viano, por FM Palermo 94.7, www.radiopalermo.com.ar. Los espero...

viernes, 6 de agosto de 2010

PROGRAMAS DE TV


Mañana a las 8 de la mañana estaré en el programa "Política y municipios" con Carlos Mariscal y el Doctor Alfredo Avelin, por América 24. Los espero...

jueves, 5 de agosto de 2010

NOTA DE LA SEMANA

LA FAMILIA DEL SIGLO XXI


Los modos destemplados de la polémica sobre el matrimonio homosexual y el evidente intento de aprovechamiento electoral del tema por parte de un oficialismo que no se ocupó del tema durante seis largos años han oscurecido un debate fundamental para el futuro de nuestras sociedades: el de los modos posibles y legales de conformación de la familia del Siglo XXI.
El escenario, hay que decirlo, es sorprendente: el matrimonio tal como lo conocemos se torna progresivamente una antigualla para los heterosexuales, son las otrora revolucionarias comunidades de sexualidad diferenciada las que disputan no sólo por los derechos sino por la palabra, repudiada una vez sus antecesores como parte de una cosmovisión jurásica de las relaciones humanas. Pero aún más curiosa es la posición de los defensores del país industrial, cuyo modelo social prototípico, la familia nuclear, cuestionan, y por muy buenas razones. Fue esta familia nuclear, papa-mamá y dos hijos, surgida hace pocos siglos como patrón social destinado a reemplazar la familia ampliada y multigeneracional típica de la era agraria, cuyas funciones simultáneas de reproducción y crianza y de unidad productiva adaptada a las necesidades del trabajo rural habían sido sobrepasadas por el auge de las modernidades industrial-nacionales. Fue este modelo, precisamente, el que –apenas instalado- estalló durante la segunda mitad del Siglo XX debido a causas tecnológicas (píldora anticonceptiva), sociales (incorporación de la mujer al trabajo asalariado) y políticas (ley de divorcio) causalmente retroalimentadas.
Fue así que se instaló en todo el mundo el tema que hoy está en discusión en nuestro país sólo parcialmente: un concepto de familia –y no sólo de matrimonio- que guarde relación con la situación realmente existente en la sociedad global de la información y el conocimiento, que lejos de agudizar la tendencia a la uniformización masiva típica de la producción industrial y de la sociedad en ella basada, ha traído una explosión de diversidad que no puede ignorar nadie que observe la sociedad argentina: familias monoparentales, ampliadas de facto, sumadas ex-post, con hijos secuenciales y padres homosexuales, y un largo etcétera.
Nada de esto puede detener el congelamiento de una legislación que intente seguir desconociendo los dos fundamentos básicos de toda sociedad moderna: la igualdad de derechos y la diversidad social y cultural. ¿Qué queda, por lo tanto? Queda cada vez más claro lo ilegítimo de la intromisión del estado en cuestiones sexuales que sólo atañen a los individuos, y se hacen evidentes los verdaderos lazos que unen a una familia, y que no son los de la consanguinidad, ni los de la procreación, ni los de la sexualidad ni, mucho menos, los de un tipo particular de preferencia sexual sino los del afecto, el amor y la decisión común de compartir lo mejor y lo peor de la vida.
Si esto es así, y así es, las nuevas y cambiantes formas que están asumiendo las relaciones humanas merecen que la legislación reconozca a todos los ciudadanos la más absoluta libertad en la decisión de formar una familia con la única exigencia de la responsabilidad en el caso de que la formación familiar incluya la crianza de niños. Lo que supone, desde luego, la exclusión de las preferencias sexuales de los adultos que consensuadamemente decidan unir sus vidas y, además, implica –a más largo plazo- la separación completa de la sexualidad del tema familiar, ya que resulta absurdo que –digamos- dos mujeres de sesenta años no puedan formar una familia a menos que mantengan sexo entre ellas.
Es todo esto de lo que no se habló y no se habla. Y de lo que hay que empezar a hablar apenas pase la tormenta, con más énfasis en la construcción de una sociedad diversa y pluralista, con más respeto por los sentimientos de todos (la obsesión caprichosa por la palabra matrimonio del oficialismo y algunos sectores LGBT puso en riesgo el aspecto central de la igualdad de derechos) y con menos entusiasmo por la descalificación y el aprovechamiento electoral de cuestiones que requieren consenso y políticas de estado. Todo lo cual es altamente improbable cuando se autoproclaman progresistas quienes añoran volver a la Argentina de mediados del siglo pasado, cuando se pretende estar a favor de la ecología y superar la familia nuclear pero se propone un modelo de país industrialista, y cuando se ejerce el poder desde una alianza con los sectores más corruptos de la política, el sindicalismo y la economía pero se posa de vanguardia de los derechos de las minorías con preferencias sexuales diferentes.

martes, 3 de agosto de 2010

PROGRAMA DE TV

Hoy a las 23 estaré en vivo en el programa "Edición Extra" con Gisela Marziotta, por América 24. Los espero...

lunes, 2 de agosto de 2010

CONFERENCIA DE PRENSA

Hoy a las 17 brindaremos una conferencia de prensa junto a Elisa Carrió en el bloque para tratar el tema de las retenciones.