DATOS PERSONALES
- Fernando A. Iglesias
- * Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires
martes, 13 de marzo de 2007
Cuatrocientas sesenta mil personas ansiosas de expulsar a una señorita de hábitos ligeros de la sagrada casa de los milagros; revistas que duplicaron su venta poniendo en sus tapas a unos pobres chicos cuyos atributos son los de Lucifer: la ferocidad, la estupidez y la belleza; programas de chismes que medían un punto y medio de rating y pasaron a medir quince; colas para asistir a las “galas” pobladas de cincuentones que pugnan por participar de la gran fiesta de esta versión sainetesca de los hundidos y los salvados, que haría horrorizarse a Primo Levi.
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2 comentarios:
Hola Fernando,
Me gustó mucho el artículo sobre el tema del Big Brother, y lo reenvié a amigos.
Una entrada tuya que me pareció brillante particularmente fue la de Ana Karenina, por el tema de las familias felices y aquellas que no lo son, en analogía con las sociedades felices y aquellas que parecen condenadas al fracaso in aeternum.
Lo que es la vida... En mis vacaciones leí "Todas las familias felices" de Carlos Fuentes, y él comienza el libro citando la famosa frase de Tolstoi, como hiciste vos con tu artículo; sin embargo, tu artículo y su libro no se parecen (buenísimo) porque él se refiere a las personas individuales y sus núcleos más íntimos, y vos lo hiciste a escala social.
Volviendo al "Hermano Mayor", creo que hay una tendencia de la gente en general a vivir mirando lo que hacen los otros, en vez de construir su propia vida. Algo debe pasar; esto no ocurre porque sí, debe estar sucediendo un fenómeno que lleva a vivir del voyeurismo y pensar que se forma parte de una gran familia solamente porque todos miramos lo mismo.
Creo que entonces, lo terrible que está pasando es una gran tristeza generalizada y una sensación de soledad intensa y no buscada llamada "desasosiego". Todos los síntomas del desasosiego aparecen en las actitudes histéricas de tantas personas que confunden vitalidad con estar enchufadas a 220.
Esos son los momentos en que las personas están más vulnerables para ingresar en la dependencia del Gran Hermano y de programas de cuarta que pasan por la televisión de aire.
Una vez, dijo Alejandro Rozitchner que hay gente que se pone un gran chupete cuando está frente a la televisión. Esa idea del gran chupete es muy buena. Tal vez, el Big Brother sea un chupetómetro como el que tenía Carlitos Balá y por allí se canalicen muchas horas de no querer pensar en las propias vainas y cómo solucionarlas.
De todos modos, yo no quiero darles con un palo tan fuerte a los que miran los realities porque tal vez, si nosotros no tuviéramos vocaciones tan fuertes y marcadas, estaríamos llenando las horas con algo así.
Por otro lado, los que se meten en esa casa (lo vi dos veces como para poder opinar) es probable que lo hagan para sobresalir en los medios y conseguir trabajo como vedettes, actores o cantantes por la vía más corta. Gratis no es este asunto...
No sé. A mí me aburre porque no sé si siempre sea así, pero cuando yo lo miré, justo no hablaba nadie y era como una gran nada.
"- ¿Va a salir la señora?- preguntó la doncella.
-Sí, necesito aspirar un poco de aire puro. Aquí dentro hay una atmósfera imposible."
(León Tolstoi, Ana Karenina, capítulo 29).
Muchos saludos,
Raquel
Hola Raquel,
en efecto, cosas como Gran Hermano nos ponen algo melancólicos y apocalípticos. Yo trato de no olvidarme de que antes debía ser todavía peor y de ilusionarme pensando que mañana no lo será.
te mando un beso
fernando
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