DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

sábado, 28 de febrero de 2009

CABALLERO NO INSULTE, MEJORE SUS ARGUMENTOS

No recuerdo de dónde me quedó la frase que gloso (la original era: "No grite....)", pero se aplica bastante bien a lo sucedido es estos dos días en el blog: una invasión de argumentos elementales y acusaciones graves de la que he participado yo también.
Nadie puede esperar alcanzar altas cimas de la filosofía en los comentarios de un blog o de artículos periodísticos, pero convengamos en que el nivel de insultos imperante (y que es mucho peor en los diarios digitales, claro) es abrumador. He aquí una de los saldos pésimos del kirchnerismo: el florecimiento de un espíritu intolerante, sectario y de sospecha entre los argentinos que va en contra de la famosa unión nacional que se pregona y que no se veía desde... desde... desde hace mucho tiempo.
Así que voy a empezar yo tratando de dar el ejemplo, pidiendo disculpas a Guille, el pizzero, ya que lo acusé de ser un ciberñoqui K sin tener motivos para hacerlo. Y siguiendo con la idea, trataré de mejorar mi argumento: LO MÁS IMPRESIONANTE DE TODO, SEGÚN CREO, ES QUE NI UNO SOLO DE LOS QUE HAN ENTRADO EL BLOG PARA DEFENDER LAS POSICIONES KIRCHNERISTAS HA PUESTO SIQUIERA EN DUDA QUE NÉSTOR KIRCHNER COMETE LOS DELITOS DE LOS QUE LO HE ACUSADO: USURPACIÓN DE TÍTULO (EL DE PRESIDENTE DE LA NACIÓN, NADA MENOS), TRÁFICO DE INFLUENCIAS Y MALVERSACIÓN DE FONDOS PÚBLICOS.
Así que en lugar de intentar seguir convenciendo a los "enemigos" de que después de seis años de gobierno en condiciones internacionales hasta ahora inmejorables, vivimos en un país en serio, con una política renovada y redistribución de la riqueza (o en camino de serlo), podrían responder una pregunta: SI CREO QUE SE ESTÁ COMETIENDO UN GRAVE DELITO CONTRA LA DEMOCRACIA, Y VEO QUE NADIE HACE NADA, Y MI OBLIGACIÓN (EN UN PAÍS HIPERPRESIDENCIAL EN EL CUAL EL ES IMPOSIBLE SIQUIERA SOÑAR CON HACER APROBAR UNA LEY, POR BUENA QUE SEA, SI SE ES PARTE DE UN BLOQUE OPOSITOR) ES LA DE CONTROLAR LO QUE HACE EL PODER EJECUTIVO (COMENZANDO PORQUE SEA EJERCIDO POR QUIEN ELIGIÓ EL PUEBLO, Y NO POR UN USURPADOR), ¿QUÉ TENGO QUE HACER? ¿CALLARME LA BOCA Y SER CÓMPLICE?
Saludos a todos

jueves, 26 de febrero de 2009

DENUNCIA PENAL CONTRA NESTOR KIRCHNER POR USURPACION
26 de febrero de 2009


El Diputado Nacional Fernando Iglesias y otros nueve legisladores de la Coalición Cívica, denunciaron hoy penalmente al ex presidente de la Nación, el Dr. Néstor Kirchner, por usurpación de cargo público y tráfico de influencias. La denuncia fue presentada en la fiscalía federal ubicada en Comodoro Py y recayó en el juzgado Nº 10 del Dr. Julián Ercolini.
En las escalinatas del edificio del juzgado federal, el Diputado Iglesias declaró:
“Venimos en cumplimiento de nuestra obligación como legisladores que consiste fundamentalmente en controlar el desempeño del Poder Ejecutivo comenzando porque la presidencia de la Nación sea desempeñada por quienes hayan sido elegidos por los ciudadanos argentinos y no por usurpadores. No se trata de pruritos judiciales, el dinero que con tanto sacrificio aportan los argentinos al Estado Nacional debe estar en manos de la presidenta, con el objeto de resolver las necesidades del país y de sus ciudadanos, y no ser el botín del presidente de un partido para pagar la campaña electoral.”

“Como es público y notorio, el ex presidente Néstor Kirchner recibe autoridades provinciales y municipales en la residencia presidencial de Olivos y distribuye fondos estatales. Además, según necesidades políticas, reemplaza a la presidenta en actos públicos, habla en su nombre y usa y abusa de los aviones y helicópteros afectados a la presidencia de la Nación.”

“Se trata de una situación tan evidente que políticos opositores y oficialistas, periodistas de los principales medios de comunicación y el mismo vicepresidente de la Nación, el Ing. Cobos, declaran públicamente que en la Argentina hay co-gobierno, doble comando y usurpación de las funciones presidenciales.”

Finalmente, el Diputado Iglesias concluyó:
“En la denuncia, ha sido omitida deliberadamente la presidenta de la Nación ya que no queremos poner en cuestión la investidura presidencial sino, por el contrario, nuestra intención es colaborar para que la máxima investidura del país sea ejercida por quien corresponde".

miércoles, 25 de febrero de 2009

EL DIPUTADO IGLESIAS DENUNCIA PENALMENTE A NESTOR KIRCHNER POR USURPACION DE TITULOS Y HONORES


El jueves 26 de febrero a las 12 horas, en los juzgados federales ubicados en Comodoro Py 2002, el diputado nacional Fernando Iglesias y otros integrantes del bloque de Coalición Cívica presentarán una denuncia penal contra el doctor Néstor Kirchner por los delitos de usurpación de títulos y honores, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos. En las escalinatas del juzgado, los diputados denunciantes ofrecerán una conferencia de prensa acerca de los motivos y las pruebas que fundamentan la denuncia.

domingo, 22 de febrero de 2009


LA REALIDAD DE LO IRREAL (industrialismo y fase-software)
Publicada en el Diario "Perfil" el 21 de febrero de 2009

Hace pocos años, el software era esa cosa de escasa importancia que nadie sabía en qué consistía pero que tenía la gentileza de hacer funcionar nuestras computadoras. Hoy, la situación se ha dado vuelta. Puesto a renovar su equipo, todo bípedo implume le dice al vendedor algo así como: “Uso mucho el programa W, bajo música de Internet con el X, tengo un blog que armé con N y quiero probar el explorador Z. ¿Qué soporte me recomendás?”. Antes, el hardware era central; hoy es un mero “soporte” que permite que funcione el software. Que las computadoras se hayan achicado (de los mainframes a las desk-top, de éstas a las lap-top y de ellas a las mini) es algo más que cuestión de comodidad. Y la tendencia seguirá cuando pronto nuestras PCs sean meras terminales y el disco rígido y los programas estén directamente en el servidor que nos provee la conexión a Internet.
Nada distinto le sucede al mundo. Un automóvil del siglo XX era un amasijo de fierros, y “fierro” se lo llamaba en efecto y fierros se les dice aún, con admiración, a los que quedan funcionando. Un fierro en el cual el valor correspondía casi enteramente a las materias primas y las horas de trabajo manual aportadas por los obreros en la cadena de producción. Por el contrario, un automóvil del siglo XXI es un condensado de ideas en el cual el valor lo aportan las agencias de diseño, marketing, publicidad y comercialización y las tecnologías aplicadas a los robots que lo ensamblaron. La inteligencia humana, en suma, escondida en cada línea aerodinámica y en cada chip de los sistemas de seguridad, conducción, climatización y conectividad.
Propietarios de cadenas informativas, especuladores financieros, productores de Hollywood, vendedores de comunicación telefónica y desarrolladores de software han desplazado a las dinastías industriales de la era Ford. De la manufactura a la producción de intangibles. De IBM a Microsoft. En un mundo progresivamente a-territorial y virtual, lo simbólico es tanto o más real que lo material. Compre un abono telefónico y le darán el celular a menos de la mitad de su precio de producción.
¿Noventismo? ¿Neoliberalismo? Citemos al Carlos Marx de los Gründrisse, quien hace más de un siglo comprendió lo que sus epígonos industrialistas y nacionalistas que divagan hoy con la distinción entre economía real e irreal no alcanzan a entender: “El conocimiento social se ha transformado en una fuerza directa de la producción… las condiciones del proceso de la vida social misma han caído bajo el control de la inteligencia general y han sido transformadas de acuerdo con ella… la producción social ha sido creada no sólo en forma de conocimiento sino también como una forma inmediata de prácticas sociales dentro del proceso de la vida real”.
Estamos pasando de una fase-hardware en la que toda riqueza era tan material como las monedas de oro en la que se representaba, a una fase software en la que la riqueza es simbólica, se expresa digitalmente y el valor agregado es inteligencia humana agregada en forma de conocimiento, información, diversidad, comunicación, subjetividad e innovación. No queda bien decirlo cuando una enorme burbuja de impulsos digitales se desploma sobre todos nosotros, pero para poder salvaguardarnos de sus efectos hay que comprender al mundo realmente existente, el mundo de hoy, en vez de añorar reaccionariamente el retorno a los viejos buenos tiempos nacional-industriales en los cuales nuestro universo significativo se podía tocar y entraba en cuatro cuadras. Para empezar, no estaría mal dejar de hablar de la economía “real” como si la economía de intangibles fuera “irreal” de alguna manera. Como aquel doctorcito del Adán BuenosAyres que alardeaba de que el alma no existía porque no la había encontrado en sus cirugías de abdomen, los positivistas decimonónicos que un día se dicen hegelianos y al siguiente salen a sostener un materialismo de ferretería nos deben la explicación de por qué algo irreal produce efectos tan reales en la realidad. Como si una esquizofrenia paranoica fuera menos real porque no puede tocarse. O como si la soberbia y la ceguera de nuestros gobernantes fueran menos reales que los devastadores efectos que provocan en la realidad.

jueves, 19 de febrero de 2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

“El Diputado Iglesias presenta proyecto de repudio a las declaraciones de Berlusconi”

“Las escandalosas declaraciones de Silvio Berlusconi son una ofensa a los más elementales sentimientos de humanidad. Que una de las máximas autoridades del gobierno italiano se refiera irónicamente a uno de los mayores genocidios del siglo XX constituye no solo una violación de los principios de amistad que deberían imperar entre nuestros países sino una nueva demostración de la insultante superficialidad de su autor.
En vez de hacerse el gracioso en temas que nada tienen de cómico Berlusconi debería acordarse de que miles de los desaparecidos argentinos, muchos de los cuales sufrieron la espantosa condena a los vuelos de la muerte, eran hijos y nietos de inmigrantes italianos y, por lo tanto ciudadanos italianos de pleno derecho.
Como ciudadano argentino e italiano no puedo menos que repudiar esta exhibición obscena de insensibilidad, que está exactamente a contramano de la receptividad demostrada por los tribunales italianos que han condenado a muchos militares genocidas por crímenes de lesa humanidad, y que contrarían hasta expresiones artísticas como la excelente “Garage Olimpo”, de Marco Bechis que demuestran que los sentimientos del pueblo italiano no coinciden con los de su actual Premier.
Como diputado nacional argentino he presentado hoy mismo un proyecto de repudio que incluye la exigencia de que en su próxima visita a la Argentina el presidente de la Cámara de Diputados y ex ministro del gobierno de Berlusconi, Gianfranco Fini de Alianza Nacional, explique los alcances de las declaraciones de Berlusconi y deje en claro si han sido hechas a título personal o son parte del pensamiento político de su gobierno en relación con la República Argentina”.

YO LES AVISÉ III (nacional)
Color del texto
El escenario de octubre se va configurando, y con él, el de la salida del espejismo de la eternidad de la hegemonía kirchnerista. Dado que escribí “Kirchner y yo, por qué no soy kirchnerista” cuando a Néstor las encuestas le daban 80% de popularidad y aceptación, déjenme ahora deciles de nuevo, ineducadamente, “yo les avisé”.
Aquí van tres fragmentos de Kirchner y yo. Pero no insistan. No doy pálpitos para la quiniela ni fijas para el Nacional.
“En cuanto al ser y el no ser peronista de Kirchner, o mucho me equivoco o a nuestro Presidente le espera una cruel paradoja. Ahora que le va bien, y ante lo impresentable de buena parte del pejotismo que lo acompaña, especialmente visible después de las exequias de Perón, Kirchner huye de los símbolos peronistas como de la peste (nada de dedos en V, ni de fotos de Perón, ni de marchita) a fin de no espantar a una clase media que se quemó varias veces con leche justicialista y cuando ve la vaca peronista, llora. En tanto, los muchos peronistas que viajan colgados del pasamanos del tren kirchnerista reivindican -con un fervor no indiferente a sus afanes de participar de la cosa pública- el carácter peronista de este Presidente y su gobierno.
Este estado de cosas, con el pejotismo en el rol de pretendiente amoroso y Kirchner en el de despectivo cortejado, seguirá si no me equivoco hasta que las cosas se den vuelta y a Kirchner le pase lo que le pasó a Menem, que era indiscutiblemente peronista mientras le fue bien y se tornó decididamente neoliberal después de que se cayó el Sudeste Asiático y el viento de cola empezó a soplar al revés. Cuando su estrella política decline y Kirchner intente refugiarse en el 30 por ciento de adhesión automática que aún está en grado de ofrecer el Pejota, se verá obligado a cantar la marchita y a nombrar en los discursos al General, en tanto que un Pejota otra vez renacido de sus cenizas de Gato Félix propietario de siete vidas declarará ante la sociedad que Kirchner nunca fue peronista, que en realidad era montonero, y que los verdaderos peronistas del futuro son Sobisch, o Macri, o Lavagna, o Romero, o quién sabe qué nuevo engendro construido en los laboratorios del Doktor Mengele bonaerense que trabaja para el Pejota en su tallercito-laboratorio del tercer cordón del conurbano”.
“De los Ochenta populistas, a los Noventa neoliberistas, al nuevo milenio iniciado bajo el signo del neopopulismo. ¿Dónde termina el eterno retorno pendular que ha signado la Argentina del fracaso? Cuando la Convertibilidad 3a1 estalle víctima de su incapacidad para modernizar el país y mejorar su competitividad; cuando el atraso tecnológico, la debacle educativa y el estancamiento del perfil productivo revelen ser una hipoteca más difícil de levantar que la deuda financiera; cuando se haga evidente que no se puede socializar una riqueza que no es producida por la sociedad sino por el territorio; cuando se agoste el reverdecer de unidades obsoletas que aún con el pulmotor del 3a1 necesitan del proteccionismo para poder seguir esquilmando a los consumidores, entonces culparemos nuevamente a los maléficos poderes antinacionales y un “nuevo” Pejota liderado por Lavagna, Scioli o Sobisch vendrá a explicarnos que el kirchnerismo no era peronismo sino montonerismo y a anunciarnos el advenimiento del Justicialismo del Tercer Milenio. ¿Será entonces el tiempo, como en las películas de Freddy Kruger, de la Convertibilidad versión tercera?”
“Se escucha hoy decir por todas partes que lo nuevo se construye con lo viejo. No está mal como idea. Pero también es importante, entre el fragor de los hechos, saber distinguir el último retoño de lo viejo del primer brote de lo nuevo. Y que no nos hagan tragar gato por liebre. Nada debe impedir la reivindicación de los mejores valores peronistas, en especial: la justicia social, ni la libre organización de quienes se reconocen en las tradiciones peronistas. Pero si el Pejota sigue siendo el fulcro de la política argentina y transformando las elecciones nacionales en internas dirimidas a golpe de heladeras y cadenazos no habrá futuro para el país. No habrá más futuro, al menos, que la continuidad de la República Argentina como gran conurbano bonaerense y de la sociedad nacional como mujer pobre y golpeada”.

miércoles, 4 de febrero de 2009


"ES EL NACIONALISMO… ROZITCHNER"

Publicado en Revista "Contraeditorial" Enero de 2009


Resulta difícil resitir la tentación de contestar uno por uno los disparates enunciados en su vasto insulto a Occidente por León Rozitchner. Sería fácil responder a su fantástica igualación de los actuales Estados Unidos con el Tercer Reich nazi (“Seamos honestos: el Tercer Reich se ha prolongado en el Cuarto Reich del Imperio norteamericano” sostiene) señalando lo problemático que resultaría ver desfilar a la SS y la Gestapo, con paso de ganso y brazo extendido, en honor de Barack Obama. Pero como bien señala Jean Paul Sartre en una de sus escasas obras políticas lúcidas, las “Reflexiones sobre la cuestión judía”, es imposible discutir con el antisemitismo (y más aún con el antisemitismo de los propios judíos) ya que el antisemitismo no es una razón sino una pasión malsana.
Ya de entrada Rozitchner reclama a los judíos que vuelvan a tener la dignidad de suicidarse en masa, y los sobrevivientes, de marchar al exilio. Y cuando sin reparar en semejante desmesura se pregunta “¿No piensan que esa misma dignidad extrema que nuestros antepasados tuvieron, de la que quizá ya no seamos dignos, es la que lleva a la resistencia de los palestinos que ocupan en el presente el lugar que antes, hace casi dos mil años, ocupamos nosotros como judíos?” no se le ocurre a Rozitchner que algo debe andar mal en su sistema de valores políticos, el del nacionalismo, que ante la unicidad espacial de Palestina y la dificultad de que dos pueblos ocupen un mismo lugar en el espacio repetando el concepto nacionalista, que asimila “nación” y “estado”, plantea como única solución posible para la crisis en Palestina la opción entre dos posibles desgracias: la masacre y expulsión de los judíos o la de los palestinos.
Es el nacionalismo… Rozitchner. La causante de este y tantos otros conflictos es la idea de que los derechos de ciudadanía se derivan de la circunstancia del nacimiento (que no otra cosa es el concepto de nación-estado) y de que un espacio territorial perfectamente delimitado puede hacer coincidir los límites de la unidad política con la unidad económica, la cultural, la identitaria, la étnica y la religiosa. Es cierto que semejante proyecto nunca fue mucho más que una expresión de deseos, ya que la coincidencia espacial de economía, cultura, política, etnia, religión e identidad jamás sucedió en la Historia, al menos, desde el fin del feudalismo. Sin embargo, la de la nación-estado fue una ilusión fructífera en el pasaje de las sociedades agrarias, feudales y absolutistas, a las democracias industriales. Previsiblemente, lo que era progresista a la salida del Medioevo ya no lo es en los tiempos de los flujos globales de ciencia, tecnología, ideas, capitales, mercancías y seres humanos, es decir: en la globalizada sociedad del conocimiento y la información. Por eso, si en 1789 hubiéramos escuchado en las cercanías de la Bastilla el grito “Vive la France!” hubiéramos pensado en la libertad, la democracia, los derechos del hombre y el abatimiento de las monarquías; pero si escucháramos el mismo grito hoy pensaríamos en Le Pen, la expulsión de emigrantes y las prerrogativas de los franceses a la residencia, el trabajo y la vivienda….
Volviendo a Rozitchner, llama la atención que en su artículo no haya hombres, quiero decir: no haya mención de individuos concretos, con sus culpas, sus méritos y sus deméritos. Para Rozitchner no hay hombres sino pueblos. Judíos, cristianos, musulmanes, occidentales, árabes, europeos llenan sus barrocas parrafadas, pobladas siempre de masacres y hechos de guerra… Ni un momento de paz, ni un solo hombre, excepto por la mención teórica de Karl Marx y Carl Schmit. De manera que los hechos llevados a cabo en la Historia por esos hombres concretos que Marx reivindicaba recaen como faustas consagraciones o como pesadas maldiciones sobre toda una raza. Los judíos… esto; los árabes… aquello; los cristianos… lo de más allá, dice Rozitchner. Todos son unánimemente víctimas o victimarios por el sólo hecho de pertenecer a un grupo tribal, una idea que agradaba mucho a Adolf Hitler. Preguntarse ¿cómo puede ser alguien responsable de hechos que acontecieron antes de su nacimiento? es cuestión impropia. Igualmente ineducado es mencionar que el Albert Einstein del epígrafe rozitchneriano es difícilmente clasificable (¿era alemán o judío, occidental o semita?, ¿son occidentales, los judíos?, ¿le caben al bueno de Albert las culpas de Sión, las del Tercer Reich Alemán o las del Cuarto Reich Americano?). Señalar que una cosa es Hitler y otra Thomas Mann, tan alemán como aquél, es de mal gusto. Nada detiene al brujo tribal Rozitchner ni a su ordalía mundial de pueblos sometidos al juicio de Dios. Nada original, después de todo, cuando se recuerda su aplauso “marxista” al 11 de septiembre, circunstancia en que una banda de lunáticos medievales comandada por un multimillonario jeque árabe asesinó a miles de ciudadanos de noventa nacionalidades que se encontraban trabajando en el corazón multiétnico de la más cosmopolita de las ciudades del planeta. Pobre Marx… habrá cometido muchos errores de apreciación histórica, pero lo de Rozitchner y Bonafini no se lo merecía.
Catedráticos expertos en filosofía en universidades pagadas por los ciudadanos de la República Argentina, un país en el que judíos y árabes habitan regularmente en paz y en igualdad más o menos democrática… ¡Y después nos asombramos de que corra sangre en Palestina! En su triste búsqueda del pueblo responsable y, por lo tanto, enemigo (obsesión que explica bien su simpatía por el jurista nazi Carl Schmitt), Rozitchner da con los occidentales, cristianos, europeos, o como quiera que los llame. No se le ocurre tampoco que, como señaló un verdadero marxista, Eric Hobsbawm, Hitler era poco más que un nacionalista consecuente. En efecto, si en pleno siglo XX se pone la unidad étnica y religiosa de Alemania como valor supremo, lo que se obtiene es un genocidio. Probemos ahora a descartar la teoría teológico-rozitchneriana de una particular perversión de los occidentales y elaboremos otra teoría de las razones del genocidio. Lo cierto es que Hitler tenía razón: para conservar la unidad étnico-religiosa de la Alemania de entonces había que resistir todas las fuerzas intrínsecamente globalizantes: el avance científico-tecnológico, el desarrollo capitalista (en especial: el de las finanzas), las migraciones internacionales y las teorías políticas internacionalistas. Einstein, Rotschild, el Judío Errante, Trotsky-Marx y todos sus congéneres, en suma. Científicos sin alma, banqueros sin corazón, emigrantes sin tierra, comunistas sin patria. Los judíos. Los judíos y siempre los judíos. Los judíos privados por las leyes raciales de la posesión de la tierra y obligados a dedicarse a tareas intrínsecamente modernas, desterritorializadas y desterritorializantes. Los judíos excluídos del servicio militar, tendencialmente pacifistas y antinacionalistas. Los judíos perseguidos y masacrados por siglos por los territorialistas –feudales ayer, nacionalistas hoy- que, con excelentes razones, veían en ellos una amenaza para lo que hoy llamamos las “identidades nacionales”, es decir: las identidades derivadas del hecho del nacimiento, y por lo tanto, intrínsecamente fóbicas a toda invasión contaminante de lo extranjero.
No fueron ayer los occidentales, ni son hoy los israelíes, ni los árabes, ni los palestinos. Es el nacionalismo… Rozitchner. Abandone por un rato el repertorio fascista de Carl (“La categorías políticas son categorías teológicas”, es la enormidad schmittiana a la que adhiere Rozitchner, y a la que agrega: “El racismo de los nazis, esa teozoología política, no es más que el espiritualismo cristiano secularizado que el Estado nazi consagró laicamente en las pulsiones de los cuerpos arios”, con lo que termina legitimando las batallas tribales, sólo que esta vez contra los israelíes y Occidente) y péguele una lectura a las obras de Karl, donde encontrará repetida, de mil maneras, una idea: El nacionalismo es el opio de los pueblos.
Mientras se difunden por todo el mundo las imágenes de la devastación, en nombre de la paz y la memoria hagamos ahora un breve repaso de la historia realmente sucedida, ya que ser pacífico y memorioso se ha tornado, de obligación política, en necesidad humana.
En 1947, las penínsulas de India y de Palestina fueron divididas en dos estados cada una. Uno hindú y otro musulmán, en India; uno judío y otro musulmán, en Palestina. La idea era la de siempre: para disminuir las inevitables tensiones que se generan en toda sociedad pluricultural y plurireligiosa, y para garantizar la paz y la seguridad, lo mejor es dividir a los seres humanos en naciones definidas por sus orígenes étnicos, culturales y religiosos. Era una idea que venía de 1648, de la Paz de Westfalia, muy adecuada para el siglo XVII pero que ya para entonces había producido notables efectos en la Europa de la primera mitad del siglo XX.
Precisamente en Europa, en ese mismo 1947, pasaron otras cosas: Winston Churchill lanzó el Movimiento por una Europa Unida, se anunció la creación de un utópico programa de ayuda internacional que tomó el nombre de “Plan Marshall” y el Movimiento Federalista Europeo tuvo su primer gran congreso en Montreaux. Para 1948 la Organización Europea de la Cooperación Económica (OECE) y el Consejo de Europa eran un hecho y para 1951 nacía la Comunidad Europea del Carbón y el Acero –CECA, primer antecedente de la Comunidad Económica Europea (1957) y de la actual Unión Europea. La creación de la CECA estaba destinada a dividir el siglo XX europeo en dos mitades, iguales por la dimensión y opuestas por el contenido: la primera, regida por los principios nacionalistas nuevamente aplicados en 1947 en India y Palestina, se caracterizó por la miseria, las guerras y el genocidio; la segunda, regida por el principio opuesto -la idea cosmopolita de que la unidad política moderna implica inevitablemente el carácter plurireligioso, pluricultural y pluriétnico de la ciudadanía y de la organización estatal- llevó al continente europeo de ser el peor del mundo en el cual vivir, durante la primera mitad del siglo, a ser el mejor en la segunda mitad.
Ahora bien, despojémonos por un momento de nuestras muy respetables pertenencias y de nuestras muy comprensibles simpatías por judíos, palestinos, hindúes o paquistaníes, y veamos con la mayor objetividad posible los efectos de dos maneras opuestas de organizar el mundo político: seis décadas de inéditas paz y prosperidad en una Europa unificada sin distingos de raza, credo o religión, e interminables conflictos en las penínsulas de India y Palestina, que se han convertido desde hace años en los principales focos de tensión internacional y son las principales candidatas a ser el escenario de las primeras guerras de la Historia en que ambos contendientes dispongan de armas atómicas…
Y bien, a menos que creamos que los hombres de una particular cultura o religión son intrínsecamente perversos (y la historia de Alemania nos dice algo sobre cuán rápidamente puede cambiar la “esencia inalterabla del alma nacional” cuando mudan las circunstancias institucionales e históricas), lo que está pasando hoy en Gaza guarda fundamentales lecciones para la organización política del orden mundial; un orden al cual -considerando la crisis financiera global, el recalentamiento climático mundial y la proliferación nuclear planetaria- no le vendrían mal las enseñanzas brindadas por la Europa del siglo XX, tanto en su primera y desgraciada primera mitad como en su feliz segunda parte.
A tres siglos y medio de Westfalia, la nación-estado se revela insuficiente y obsoleta para ser el único ámbito de encarnación institucional de la democracia y la justicia, y -después de tres siglos y medio de acelerada evolución tecnoeconómica- es difícil imaginar que las cosas hubieran podido suceder de otra manera. De la capacidad que los seres humanos tengamos para compatibilizar nuestras fragmentadas pertenencias identitarias con las necesidades políticas de una sociedad mundial en proceso acelerado de globalización dependerá no sólo la suerte de Palestina sino la de toda la humanidad: en un mundo global, o se globalizan la democracia y la justicia o se inter-nacionalizan nuevamente los conflictos y las guerras. Por el contrario, el nacionalismo tribalista de cualquier signo prepara un futuro previsible y terrible en momentos en que los misiles nucleares han reemplazado a los arcos y flechas que se usaban cuando las ideas nacionalistas iniciaban la era de su aplicación en la Historia. Sin una crítica consistente del nacionalismo como paradigma central de la organización política de un mundo globalizado no habrá democracia ni justicia sino más guerras y más injusticias inter-nacionales.
En un mundo global, como dijo con exactitud François Mitterrand, el nacionalismo es la guerra. Más allá de lo que pensemos hoy acerca de quiénes son más víctimas que victimarios y quiénes son más victimarios que víctimas en Palestina, los problemas causados por el nacionalismo israelí y por el nacionalismo árabe-palestino no se solucionarán con más nacionalismo primermundista israelí ni con más nacionalismo tercermundista palestino.