Los acontecimientos acaecidos alrededor de la participación de los grupos de choque asociados al fútbol, vulgarmente denominados barra-bravas, revelan que en ocasión del Mundial de Sudáfrica nuestra sociedad ha sufrido un ulterior salto cualitativo hacia la descomposición social. El Estado, acusado anteriormente por su ineficiencia para evitar la violencia en los estadios y en la persecución de estos grupos facinerosos, ha pasado de la pasividad a la participación y la complicidad.
Conformación de ONGs que parecen dedicadas a nuclear individuos con antecedentes criminales, ciudadanos privados de libertad que abandonan el país rumbo a Johannesburgo, empleados del estado que gozan de vacaciones pagas para ver el Mundial, beneficiarios de planes sociales que se pagan pasajes en avión y entradas a palcos preferenciales, asociaciones sin fondos de origen visible que cambian cientos de miles de dólares, espectáculos obscenos de complicidad manifiesta entre barra-bravas, dirigentes de fútbol y políticos, y cuerpo técnico, han llenado las páginas de los diarios de todo el mundo ofreciendo una lamentable imagen de nuestro país que, aún más lamentablemente, no es virtual sino bien real.
Entre todos ellos, la conformación de la asociación Hinchadas Unidas Argentinas y la actuación posterior de sus integrantes es, sin duda, la que concita el mayor escándalo. Su principal dirigente, Marcelo Mallo, ostenta en los medios su “militancia política” con la agrupación Compromiso K y alardea de su conocimiento personal del señor jefe de gabinete, Dr. Aníbal Fernández y del señor Rudy Ulloa, reconocido miembro del círculo presidencial de amistades, es sin duda la más contundente y vergonzosa.
No es casual: en la Argentina, como en todas partes, el micropoder copia las prácticas del macropoder. De manera que la barra-brava, versión futbolera de los grupos de choque que se han apoderado de buena parte del espacio público, ha terminado convirtiéndose en un paradigma de conductas sociales protegidas y promovidas desde las más altas esferas del poder político nacional. Autoritarismo, violencia y negocios espurios disfrazados de amor a la Patria constituyen, en efecto, una manifestación de un estilo de gobierno que los argentinos ya han rechazado en las urnas, y volverán a rechazar.
Conformación de ONGs que parecen dedicadas a nuclear individuos con antecedentes criminales, ciudadanos privados de libertad que abandonan el país rumbo a Johannesburgo, empleados del estado que gozan de vacaciones pagas para ver el Mundial, beneficiarios de planes sociales que se pagan pasajes en avión y entradas a palcos preferenciales, asociaciones sin fondos de origen visible que cambian cientos de miles de dólares, espectáculos obscenos de complicidad manifiesta entre barra-bravas, dirigentes de fútbol y políticos, y cuerpo técnico, han llenado las páginas de los diarios de todo el mundo ofreciendo una lamentable imagen de nuestro país que, aún más lamentablemente, no es virtual sino bien real.
Entre todos ellos, la conformación de la asociación Hinchadas Unidas Argentinas y la actuación posterior de sus integrantes es, sin duda, la que concita el mayor escándalo. Su principal dirigente, Marcelo Mallo, ostenta en los medios su “militancia política” con la agrupación Compromiso K y alardea de su conocimiento personal del señor jefe de gabinete, Dr. Aníbal Fernández y del señor Rudy Ulloa, reconocido miembro del círculo presidencial de amistades, es sin duda la más contundente y vergonzosa.
No es casual: en la Argentina, como en todas partes, el micropoder copia las prácticas del macropoder. De manera que la barra-brava, versión futbolera de los grupos de choque que se han apoderado de buena parte del espacio público, ha terminado convirtiéndose en un paradigma de conductas sociales protegidas y promovidas desde las más altas esferas del poder político nacional. Autoritarismo, violencia y negocios espurios disfrazados de amor a la Patria constituyen, en efecto, una manifestación de un estilo de gobierno que los argentinos ya han rechazado en las urnas, y volverán a rechazar.
7 comentarios:
Las "barras bravas" son los mejores embajadores de la cultura kirchnerista. Resumen con destreza su ideario en un eructo de vodka.
"Tengo a Messi" - dijo Dieguito a los que "no existen"... "Aramos", siguen diciendo los mosquitos incapaces a los que en la cancha -y en el campo- rompen el terrón.
El Emperador de Puerto Madero busca popularizar su dictadura con un Mundial como su maestro Videla lo hizo en 1978.
Lo tuyo es bordear y tejer?...juajuajauajau....para cuando el TALLER DE CARTAPESTA Y PAPEL MACHE?.....JUAJUAJAUJUA
¡grandes organizaciones para la verguenza y otro currito para justificar el despilfarro!Al igual que la poco difundida GESTAR (escuelita KK) por supuesto adiestramiento`pagado con nuestro dinero, junto con los cybert, canales oficiales y decodificadores.
¡vamos vamos Argentina!
por que aparece esa persona en la foto?
che una pregunta a los demócratas( es en forma irónica) oposicionistas y al pseudo político dueño de este blog.
Se acuerdan cuando tyc pasaba en su grilla un programa que se llamaba el AGUANTE? conducido martin souto se acuerdan que mostraban en ese programa??.que paso clarín se olvido de esta etapa???
Otra cosa, las barras es la primera vez que van al mundial???? o no se acuerdan cuando en Francia 98 la barra de independiente fue presa por tratar de robar a unos vendedores?? en el 98 estaba k???
che anomiludo 00:16 por que no te morís, dale te conviene ahora, porque cuando la coalición llegue al poder te vamos a coalicionar la cabeza contra la vereda, cuídate...
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