De todos los textos que escribí este es uno de los que me
siento más orgulloso. Es la Declaración de Principios de la Coalición Cívica,
aprobada por unanimidad hace casi exactamente cinco años en el nacimiento de la
única fuerza que se paró frente al kirchnerismo por convicción, y cuando
restaba votos.
Me parece que conserva toda su actualidad, que desmiente a
quienes siempre nos acusaronde no tener propuestas y que es también un buen
texto para hacer un balance de los debes y haberes de esa experiencia política.
Pocos meses después, el ala supuestamente progresista de la
CC logró que no fuera yo el encargado de redactar el programa de gobierno 2007-2011,
sino el senador Cabanchik. Hoy, cinco años después, el documento ha
desaparecido también de la página digital de la CC-ARI.
Por eso lo publico, de nuevo, hoy.
F
COALICIÓN CÍVICA
ÉTICA, REPÚBLICA Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO
POR UN NUEVO PARADIGMA DE DESARROLLO ECONÓMICO-SOCIAL
DECLARACIÓN de PRINCIPIOS
Ante la degradación de las condiciones de la vida pública y
privada en la Argentina,
la irresponsable destrucción de la república, la apropiación y vaciamiento del
estado, la continuidad de la corrupción, la
ininterrumpida concentración del ingreso y la perpetuación de un país intolerablemente
injusto y cada vez más violento, esta COALICIÓN
CÍVICA se propone como un espacio plural de participación y consenso que
supere la mera oposición al oficialismo y sea capaz de generar las condiciones
político-institucionales para un nuevo país socialmente cohesionado,
económicamente avanzado e inteligentemente integrado al mundo.
Ética, República y Distribución del ingreso son nuestros principios. Una ética entendida no sólo como lucha
contra la corrupción sino como un contrato moral que comprometa a los
argentinos contra las corporaciones que controlan la vida nacional, contra las
matrices mafiosas que se han apropiado del estado y contra las prácticas
clientelistas que erosionan la democracia y la justicia y quitan a los
ciudadanos no sólo sus derechos sino su autonomía y dignidad. Una República entendida no solamente como
movimiento abstracto de los mecanismos institucionales sino como garantía de
poderes estatales responsables ante los ciudadanos y de una democracia
sustantiva, basada en la representación y la participación, y no en la
delegación. Una distribución del ingreso que sea real y no sólo discursiva, que
incluya el acceso a la educación y a la
cultura y no dependa del asistencialismo clientelista sino que se base en
los derechos universales de los ciudadanos y el pleno empleo de sus capacidades
en el contexto de la sociedad del conocimiento y la información.
Ética, República y Distribución del ingreso son
valores que no pueden ser alcanzados bajo los modelos de país ya fracasados.
Para hacerlos realidad, es necesario un nuevo
paradigma de desarrollo económico-social. Por eso no estamos por una
versión más prolija del presente modelo autoritario y patrimonialista que traiga
más de lo mismo, sino por un nuevo paradigma
que supere las antinomias (campo o industria, autoritarismo o democracia,
distribución o crecimiento, neoliberalismo o neopopulismo corporativo, setentas
o noventas, república o justicia social) que durante la segunda mitad del siglo
XX han llevado al fracaso a una nación escasamente poblada, educativamente
avanzada y en la que abundan los recursos naturales. De los laberintos creados
por las antinomias del pasado se sale por arriba, entrando de una buena vez al
siglo XXI en el que la riqueza se produce y se distribuye de acuerdo a nuevos procesos
y estructuras, tan lejanos de la devastación del territorio y la mentalidad
extractiva como de la explotación del trabajo manual en una cadena de
producción industrial.
La Argentina tiene excelentes ventajas comparativas en este
terreno, el del futuro: el uso de un idioma que
es el segundo más hablado del mundo, una apreciable capacidad creativa y de
innovación de sus habitantes, numerosos núcleos de desarrollo tecnológico sobrevivientes
a las debacles causadas por su sistema político, una tradición de excelencia en
biotecnología, principal campo de desarrollo de la revolución científica, y un nivel cultural todavía elevado a pesar
del maltrato al que ha sido sometida la educación en el país. Si los argentinos
lográramos aplicar nuestra capacidad para generar
información, conocimientos, emociones, diversidad cultural y comunicación a
todas las ramas de la actividad económica y social -como han hecho hasta ahora sólo
unos pocos sectores- el resultado sería una explosión de desarrollo económico y
progreso social y no el vulnerable crecimiento sin mejora del perfil social y
productivo al que asistimos hoy.
La COALICIÓN
CÍVICA se expresa también a favor
de la superación de la falsa opción
entre las relaciones carnales y el aislamiento internacional. Creemos profundamente
en las enormes posibilidades que para sus habitantes puede abrir una Sudamérica orientada al mundo y al futuro,
cohesionada por infraestructuras comunes, integrada no sólo económica sino
políticamente, con instituciones parlamentarias y judiciales capaces de
solucionar conflictos paralizantes como los enfrentan hoy a miembros de un
mismo bloque. Proponemos una Unión Sudamericana dotada de mecanismos de decisión democrática de escala continental que sean capaces
de arbitrar los problemas regionales y de proveer al continente una estrategia
sostenible de desarrollo que no acabe con sus democracias nacionales sino que
confiera nuevo vigor a sus mejores principios. Creemos en una Unión Sudamericana con capacidad de
decisión autónoma y a la vez integrada al resto del planeta, deseosa de
abandonar el victimismo improductivo y de aprovechar las oportunidades que la mundialización
está abriendo para los países en
desarrollo. Soñamos con una Unión Sudamericana que no sea un mero nacionalismo
ampliado a la escala regional ni un muro
que separe a sus países del mundo, sino que se constituya como un puente hacia
él. Y creemos también que la
Argentina tiene un rol importante en su construcción, en la reforma
democrática de la ONU
y demás organismos internacionales, y en la progresiva creación de instituciones
democráticas en el ámbito global.
En el campo institucional nacional la COALICIÓN CÍVICA se pronuncia por un verdadero
federalismo fundado en un régimen de coparticipación equitativo
que acabe con el chantaje y la cooptación de gobernadores
provinciales, por la restitución al
Parlamento y la Justicia
de su dignidad e independencia avasalladas, por una reforma política y del sistema de financiación de los partidos que
impida la eterna reproducción del viejo orden político, por una reforma fiscal que acabe con la
concentración de la renta y por la
devolución de los poderes sustraídos al Parlamento y el fin del
hiperpresidencialismo.
La Argentina ya ha tenido suficientes presidentes fuertes y no necesita otros sino
una democracia republicana fuerte, regida
por un nuevo contrato moral y ciudadano
que garantice tanto la calidad institucional como la distribución social y
geográfica de sus riquezas. Y cuando decimos contrato moral y ciudadano no hablamos de abstracciones sino que decimos
derecho de todos a la alimentación y los
medicamentos por encima de cualquier otra consideración; decimos ingreso ciudadano universal para la
infancia y la tercera edad; decimos derecho a la protección de una justicia autónoma; decimos igualdad de oportunidades garantizada por el sistema educativo;
decimos no discriminación; decimos derecho a una información y una comunicación
independientes; decimos estado eficiente en la lucha contra las mafias narcotraficantes; decimos libertad de opinión, de
credo y de conciencia; y decimos liberación
del miedo y la opresión.
No comprendemos la polémica entre quienes creen que el problema de
la inseguridad se soluciona acabando con las injusticias sociales y quienes
piensan que se arregla con un eficiente sistema policial y judicial, dilema fácil
de solucionar poniendo una “y” donde los polemistas ponen una “o”. Estamos por
una seguridad humana, es decir: por
una seguridad que garantice el derecho a la vida pero que incluya además el
acceso de todos a la salud, la vivienda digna, la cultura y la educación. Una
seguridad humana que comience por el irrestricto respeto a la ley por parte de
todos, comenzando por quienes gobiernan. Una seguridad humana en la que una protección eficaz de las fuerzas policiales
no signifique gatillo fácil y en la que el derecho a la vida y a la tranquilidad
de los unos y las garantías constitucionales de los otros tengan la misma
dignidad.
Queremos una COALICIÓN
CÍVICA que apunte a recuperar el
Gobierno y el Estado para los ciudadanos, pero queremos también una
transformación ética, republicana e igualitaria que vaya más allá del Gobierno
y del Estado. Por eso nos comprometemos a respetar en la COALICIÓN CÍVICA los mismos principios que
proponemos para el país: proyectos a
largo plazo que no sacrifiquen el futuro al presente; toma de decisiones colegiada, transparente y abierta al debate; modelo organizativo pluralista, horizontal
y democrático que no excluya a la dirigencia política ni a los partidos pero
que tampoco se limite a ellos, sino que promueva la inclusión plena de ciudadanos
y organizaciones provenientes de todos los sectores de la sociedad civil.
Somos David contra Goliat y lo sabemos. Y sabemos también que fue
David quien triunfó. Venimos de la política, de la cultura, de la religión, de
las artes, de las ciencias, y del trabajo duro y del oscuro llano. Somos parte
de un diálogo pluralista, intercultural e interreligioso de
quienes piensan distinto pero mantienen una misma línea de conducta y un
conjunto de principios no negociables ante el poder de quienes dicen pensar lo
mismo pero están unidos solo por sus intereses.
Exigimos nuestros derechos
y aceptamos nuestras responsabilidades.
No nos preocupa el poder corporativo ni sus ataques y amenazas sino el cinismo
y el escepticismo de muchas de sus víctimas. Luchamos por un estado de derecho constitucional que
sea algo más que letra muerta. Seguiremos dando batalla para que no haya
reconciliación sin justicia pero también lucharemos para defender la verdad
frente a la mentira, para crear un
escenario público en el que la manipulación de la Historia sea repudiada,
para instaurar un sistema jurídico que proteja la paz y castigue la violencia,
y para que no haya impunidad para nadie.
No combatimos con las armas del poder sino contra las armas con
que el poder hegemónico tiene maniatada a una Argentina de la que dice ser el
único capaz de gobernarla cuando en realidad es el único capaz de hacerla
fracasar. Invitamos a todos los habitantes del país preocupados por el actual estado
de cosas a sumarse a nuestros esfuerzos. Superar las críticas a un sistema agotado para asumir la tarea de
construir una alternativa democrática con
ETICA, REPÚBLICA, DISTRIBUCIÓN del
INGRESO y un NUEVO PARADIGMA DE DESARROLLO ECONOMICO y SOCIAL es el desafío que lanzamos hoy.
Coalición Cívica
Noviembre de 2007