La renuncia del Canciller Taiana, después de una reunión con la Presidenta Kirchner y en momentos en que la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados pedía su autorización para que el Embajador Sadous informara sobre la embajada paralela con Venezuela, no es casual.
La interferencia con la embajada oficial de la Nación, los millonarios pagos a agencias ignotas por servicios indemostrados, la compra-venta irracional de fuel-oil al gobierno de Chávez, los 19 viajes de Uberti y los valijazos aéreos, como el de Antonini Wilson, constituyen una suma de pruebas cuya revelación el Gobierno intenta ocultar impidiendo que Sadous declare y obstaculizando la formación de una comisión investigadora parlamentaria.
La inminente designación de un incondicional como Héctor Timerman confirmaría la intención de ocultamiento de un gobierno que ha dejado decisiones fundamentales de la política exterior del país en manos de una asamblea vecinal.