DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

domingo, 29 de julio de 2007


LA CULTURA TRIBAL

(Publicada en Revista NOTICIAS)

Si existe un aspecto subestimado en el análisis de los fenómenos políticos y sociales no sólo de la Argentina, sino del mundo, es la instintiva tendencia de los seres humanos a comportarse tribalmente. En su ya clásico “Armas, gérmenes y acero”, Jared Diamond estima que los inicios de la humanidad tuvieron lugar hace alrededor de 7 millones años, en tanto lo que llamamos “civilización” (entendida como agrupaciones de más de 50.000 personas, con subsistencia derivada de la agricultura socialmente organizada y una forma de gobierno estatal) data de hace apenas 11.000 años. Más allá de las distinciones que Diamond hace del período precivilizatorio de la humanidad (bandos, tribus acéfalas y tribus centralizadas), si consideramos nuestra historia como una sola jornada de 24 horas la etapa tribal terminó hace poco más de dos minutos, lo que ha dejado un rastro profundo en nuestras conductas atávicas que explica buena parte de los problemas socio-políticos del hipertecnológico mundo de hoy.

Ahora bien: ¿cuáles fueron las estrategias que los homínidos precivilizados adoptaron para sobrevivir en un ambiente hostil y en el que disponían de instrumentos rudimentarios? En primer lugar, era necesario agruparse para cazar grandes animales y para defenderse de predadores y grupos humanos extraños, para compensar fortunas y calamidades individuales en el gran contenedor grupal y para intercambiar información acerca de de los mejores lugares de caza, sobre la presencia o ausencia de enemigos, y acerca del uso de instrumentos o la utilización del fuego. En la cultura tribal en la que los seres humanos hemos vivido casi toda nuestra historia, sólo una interacción repetida por largos períodos traía la posibilidad de confiar en los semejantes. Por eso, lo lejano y desconocido era amenazante; lo cercano y conocido, tranquilizador; y el contacto con extraños, una vía probable a la extinción. De aquí que el racismo sea completamente natural (“¡La naturaleza es de derecha!” advertía Simone de Beauvoir) y el antirracismo, un invento tardío de la civilización.

En la cultura tribal, signada por la cercanía geográfica y la inmediatez personal, las características raciales y culturales del propio grupo permitían el reconocimiento. De allí que fueran exageradas mediante pinturas y uniformes coloridos. Quienes las poseían eran amigos. El resto de la humanidad, enemigos. Y enemigos mortales. La regla social básica de la cultura tribal era la solidaridad entre “nosotros” y la hostilidad hacia “ellos”. La violencia, la única forma de contacto practicable con el ajeno. Rudimentarias formas de comunicación hacían posible el intercambio de informaciones entre los miembros de la tribu e imposible con respecto al resto de los grupos existentes. El conocimiento de los cantos tribales servía de contraseña. Las decisiones debían tomarse, además, tratando de limitar al máximo el conflicto interno. De manera que en todos lados se conformaron sociedades tribales cerradas y uniformes, y pirámides de poder encabezadas por jefes autoritarios y violentos, organizadas además de forma que unos pocos con poder pudieran sacar provecho del resto, que carecía de él. Toda violación de las reglas, todo disenso, implicaba una traición punible con la expulsión o la muerte. El control del territorio y sus recursos y el acatamiento de la disciplina colectiva era lo que decidía entre la supervivencia y la extinción. Como Hobbes definiría magistralmente milenios después, la vida humana era entonces “brutal, infausta, breve”.

TRIBALISMO POST
Dado que un recién nacido es biológicamente equivalente a sus antecesores de hace decenas de miles de años, las características de la cultura tribal reaparecen incansablemente cada vez que se aflojan los lazos civilizatorios, es decir: cada vez que la inteligencia, arma fundamental con la que el más desvalido de los mamíferos se hizo cargo del mundo y su destino, es dejada de lado junto con los productos sociales e institucionales que generó. ¿Cómo asombrarse de que la muerte ronde los estadios de fútbol y su sombra se extienda a las manifestaciones políticas cuando se repite socialmente, como verdad indiscutible, el rito futbolero de la identidad, y cuando cada uno de los elementos de la cultura tribal (los colores, la distinción amigo-enemigo, los cantos rituales, la violencia, la organización piramidal, el autoritarismo, la unanimidad) se hacen presentes en un mundo asolado por barras bravas que se ha tornado territorio de disputa entre violentos?

La creación de fuerzas armadas constituyó la institucionalización más evidente del explosivo cocktail de uniformización, distinción amigo-enemigo, control del territorio, exhibición de agresividad, verticalismo interno y violencia exterior que distingue a todo grupo tribal. Pero el tribalismo ha adoptado infinitas formas, más o menos inocentes o criminales, en la Historia; desde las familias de la mafia a las tribus rockeras, los grupos terroristas, las gangs juveniles, los grupos de forajidos amantes de la limpieza étnica, las patotas sindicales, los hutus y los tutsis, las sectas fundamentalistas y las maras centroamericanas. A pesar de sus marcadas diferencias, sus denominadores comunes suelen ser el sexismo machista, el liderazgo carismático, el autoritarismo militarista, la violencia externa y la delación interna. En todos ellos, la idea fundamental es que el grupo tribal es la humanidad (en efecto: la palabra que designa al grupo y la que designa a la humanidad en su conjunto suele ser la misma en todo lenguaje tribal); en tanto los demás seres humanos son no-humanos o sub-humanos, motivo por el cual se suele emplear contra ellos denominaciones animales (desde “aluvión zoológico” a “gorila”).

La cultura tribal es también un componente fundamental de los totalitarismos, cuyo paso inicial ha sido siempre la elevación de una tribu (racialmente, clasistamente, nacionalmente o religiosamente definida) a representante completa de la humanidad o de sus intereses, inmediatamente seguida por la proclamación de un líder mesiánico y autoritario entronizado después de una disputa violenta entre los candidatos, la construcción de una jerarquía de secuaces, la opresión de los que están abajo en la pirámide, la excomunicación de los enemigos, la sacralización de la solidaridad interna, las purgas contra los disidentes y la agresión al exterior. Todas y cada una de estas estrategias difieren escasamente de las que adopta para sobrevivir una manada de mamíferos, de allí las similitudes entre las bandas fascistas y los lobos, y la admiración de los unos por los otros. De allí también que se suela denominar hoy “izquierda” y “derecha” a dos confusas aglomeraciones cuyo denominador común son el color de las banderas bajo las que se amontonan y los amigos y enemigos ante los que se definen, y no ya un corpus de ideas, ni mucho menos una tradición de prácticas coherentes con los valores que se dicen defender. Para quienes prefieran adentrarse en visiones políticas aparentemente opuestas pero que, leídos entrelíneas, sostienen básicamente razones tribales similares, allí están las obras de los Frantz Fanons y los Carl Schmitts de este mundo, resurgidos hoy en sus epígonos post.

TRIBALISMO O MODERNIDAD
La Modernidad
constituye una larga tradición de acumulación de estrategias contra la cultura tribal; una cultura tribal que no invoca exactamente el todos-contra-todos hobbessiano sino más bien el tribu-contra-tribu. Existen hoy en la Modernidad tres grandes formas de supervivencia del tribalismo: una que adopta la forma trágica del nacionalismo extremo, cuyo mayor ejemplo fue el nazismo y cuya supervivencia institucional expresan los ejércitos; otra comédica: la del nacionalismo-débil, que es la doctrina política todavía predominante en una sociedad tecnoeconómicamente global; y una sainetesca: el hooliganismo futbolero, cuyas conductas son la reducción al absurdo de los comportamientos tribales que el fascismo patentó como marca de fábrica.

Afortunadamente, en la larga lucha contra la escasez y la opresión que es el eje explicativo de la historia universal, la aplicación de la inteligencia humana fue generando contextos en los que era necesario extender la unidad de acción a grupos cada vez más grandes. De las ciudades-estado a los imperios, de los feudos a los estados nacionales y de éstos a la Unión Europea y a la ONU, el espacio del “nosotros” tribal se fue extendiendo al mismo tiempo que sus características propiamente tribales se desdibujaban. La tecnología era el motor oculto de este cambio, ya que -como resumió magistralmente Bertrand Russell- el desarrollo tecnológico incrementa los beneficios de la cooperación, disminuye los de la competencia y aumenta las consecuencias destructivas del conflicto. Consecuentemente, la cultura tribal -que ayer era una estrategia racional de supervivencia en un mundo sometido a una escasez de recursos extrema y en la cual la suerte de individuos, grupos y naciones se jugaba en una disputa de suma-cero- se tornó gradualmente en una consistente amenaza de destrucción en este mundo signado por la postsecasez en el que la miseria no es fruto inevitable de las insuficiencias tecnológicas sino producto indeseable de las limitaciones del sistema político-social.

En todas partes, la ampliación de los límites de la unidad política fue de la mano con la democratización del poder en su interior y su restricción reaccionaria y contraria a la tendencia progresista fijada por el desarrollo tecnoeconómico se asoció con la tiranía y la opresión. En algunos casos (el nazifascismo fue el ejemplo acabado, pero basta leer el manifiesto fundacional del GOU argentino para comprobar la universalidad del proceso), estados nacionales autoritarios, militaristas y opresivos respondían a las necesidades de ampliación el territorio que fijaba la agenda tecnoeconómica mediante un intento de ampliación manu militari exaltado como “lucha por el espacio vital”. Se repetía entonces entonces aquel proceso que el mejor Marx, el del 18 Brumario, describió con una frase que haría historia, ya que decía más que lo que su propio autor logró suponer y se constituyó –sin quererlo- en autocrítica de su propia ideología: “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y en épocas de crisis revolucionaria, cuando éstos aparentan dedicarse a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal”.

TRIBALISMO O GLOBALIZACIÓN
Las enormes potencialidades que abría el uso de la inteligencia humana dieron por tierra con el tribalismo. Cuando la capacidad intelectual de los humanos se organizó metodológicamente como ciencia y superó las resistencias tribales y los intereses cistalizados en instituciones nacidas en un ambiente de escasa concentración de inteligencia aplicada, y por lo tanto, de escasez y opresión extremas, el futuro de la partida estaba sellado. La Modernidad creó, progresiva pero inexorablemente, dos subsistemas diseñados para batallar contra la escasez (el sistema económico capitalista) y la opresión (el sistema político democrático). A pesar de las herencia de milenios de tribalismo biológicamente impresa en a memoria de la especie, y de las consecuencias apocalípticas de sus episodios de reaparición, el resto es historia: la inteligencia humana aplicada en forma de conocimiento, información, diversidad cultural, innovación y comunicación se ha convertido en el centro no sólo de la economía sino de la vida social. Y el gran profeta del industrialismo, Karl Marx, alcanzó a vislumbrarlo en sus trabajos póstumos, los Grundrisse: ““El desarrollo del capital revela hasta qué punto el conocimiento social general se ha convertido en la fuerza productiva directa, y por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso de la vida social misma han sido modificadas por él”.

Es imposible que nuestros atavismos tribales puedan constituirse en una guía válida para la acción en un mundo globalizado y altamente tecnologizado. Sin embargo, esto no quiere decir que el porvenir sea necesariamente venturoso: nuestras tendencias tribales atávicas bien pueden acabar con él usando sus propios instrumentos. Aún más, lo que en un mundo desconectado y de escasos contactos provocaba conflictos reducidos en importancia y escala, se torna en amenaza de destrucción masiva en una Modernidad regida por la hiperconectividad y en la que el colapso del espacio y el achicamiento del mundo ponen en contacto, inexorablemente, lo uno con lo otro. En un mundo así configurado, se necesita comprensión de la otredad al mismo tiempo que respeto común de valores universales, se requieren aceptación y promoción de la diversidad, resolución pacífica de los conflictos, estructuras de poder horizontales, comunicación de todos con todos, igualdad de derechos entre los propios y los ajenos y una extensión planetaria de la solidaridad; todos ellos valores opuestos por el vértice a la cultura tribal. Al mismo tiempo, la combinación entre tecnología avanzada y mentalidad tribal, proeza en la que Hitler fue maestro y Bin Laden un excelente aprendiz, promete un Armagedón al alcance de la mano en el que perezcan no sólo los hombres, sino la misma humanidad.

La cultura tribal no es exactamente irracional, sino más bien está presa de una racionalidad obsoleta, en el sentido de que no se ajusta ya a las condiciones presentes. La cultura tribal no es exactamente antiinstitucional, sino que está preñada de instituciones (como el liderazgo verticalista, el control del territorio y la organización en manada piramidal) que son poco más que la cristalización anacrónica de mundos en trance de agonía. La crítica y el combate contra sus categorías zombies, especialmente difícil de librar contra su variante soft: el nacionalismo-débil, constituye la única vía a la supervivencia individual, grupal y colectiva en los tiempos de la Modernidad mundial.
Hoy, la emergencia de una sociedad globalIZada ha elevado la exigencia del doble proceso de ampliación externa y democratización interna de la unidad política a la escala planetaria, haciendo que el paradigma “democracia global” se convierta en el único programa racional contra las consecuencias aniquiladoras del tribalismo en la era de la proliferación nuclear, las modificaciones genéticas, las pestes mundiales y el terrorismo global.

En el decisivo pasaje de una sociedad industrial-nacional basada en el territorio, el capital físico y el trabajo manual, a una postindustrial-global basada en la organización en redes globales, el capital simbólico y el trabajo intelectual, el destino de la humanidad se juega en la superación de nuestra cultura tribal atávica, más específicamente, en la capacidad de escapar de las visiones paranoicas y agresivas en las que el nacionalismo, tribalismo de la Modernidad-mundo, nos mantiene simbólicamente atrapados, y que son bien capaces de transformar el Apocalipsis en una profecía autocumplida.

12 comentarios:

Jose Luis dijo...

Hola Fernando. Leyendo tu artículo recordé un concepto que sostenía Rudolf Steiner, un filósofo que tal vez por su inclinación al esoterismo fue demasiado olvidado. El había desarrollado, a comienzos del siglo XX, un sistema de pensamiento muy creativo, basado en una visión trimembrada del ser humano. Según ésta, nuestra condición física nos hace naturalmente antisociales, ya que competimos por los recursos materiales escasos. En cambio nuestra condición animal nos hace socializar como en "manadas", siempre en grupos más o menos homogéneos, tal como lo describís tan bien en tu artículo. Sólo nuestra esencia humana puede sobreponerse a esos estadios. El padre Ismael Quiles nos contaba que para eso está la educación, que viene de "educere" (sacar de adentro). Por eso siempre es bueno diferenciar la educación del adiestramiento. La educación nos permite sacar de nuestro interior la esencia del ser humano, para ser más que consumidores y más que miembros de alguna tribu, institucionalizada o no.
Como seres físicos no podemos existir sin respetar las leyes de la naturaleza. Como seres sociales no podemos organizarnos sin normas. Y como seres humanos completos no podemos vivir sin valores éticos.

La FRATERNIDAD es la expresión del espíritu que modera nuestra naturaleza material, ferozmente competitiva. La conciencia de IGUALDAD ante todos los seres humanos nos eleva sobre nuestra naturaleza tribal. Y es la LIBERTAD de pensamiento la que abre nuestra conciencia y permite que escribas artículos como éste.

Te mando un abrazo.

Julian dijo...

Hola Fernando, muy buen artículo, como todos los que he podido leer de los tuyos. Estoy casualmente leyendo ahora 'Guns, germs and steel' de cuya existencia me enteré por una mención tuya en algún otro artículo. La verdad es que me ha atrapado, no sólo está muy bueno el contenido sino como lo presenta el autor, riguroso, profundo y muy ameno. Joyita!
Gracias por la recomendación!

Un abrazo

Julián

Fernando A. Iglesias dijo...

Hola José Luis y Julián,
gracias por los elogios y las recomendaciones bibliográficas. Efectivamente, el libro de Diamond es... una joyita ;0)
saludos

Unknown dijo...

Hola Fernando, mi nombre es Eliana Ferradás, soy estudiante de historia y estoy escribiendo para una nueva revista llamada "Urticultura" (dirigida por un grupito de jóvenes universitarios). Si pudiera robarte un poquito de tiempo me interesaría mucho entrevistarte porque leí "¿Qué significa hoy ser de izquierda?" y me gustaría escribir algo al respecto.
Te dejo mi mail: eferradas@gmail.com, y si es un mal momento podemos dejarlo para más adelante. ¡Muchas gracias!

Fernando A. Iglesias dijo...

Hola Eliana,
escribime a fernandoi@ciudad.com.ar
saludos

Hipólito II, "el lopezmurphista" dijo...

Como estás Fernando?? Tanto tiempo... Nos conocimos en la sede Recrear, te salude pero no te blanquié mi apodo...
Te cuento que el "perdido" Bulldog lanzó su blog personal: www.bullblog.com.ar . Saludos y nos veremos en estos meses de campaña.

Anónimo dijo...

estimado fernado. soy José Guillermo Godoy, presidente de pro universidad Tucumán que tuvo el agrado de escucharte disertar en el seminario "Jovenes con vocacion de gobierno" realizado en Uspallata (Mendoza). Buen articulo, solo me sorprendió que al abordar el tema del tribalismo y la globalización, no hayas citado a Arnold Toynbee debido a que dichos terminos (globalizacion y tribalismo) le pertenecen.
En la introduccion cuando comparas la historia de la humanidad con un reloj de 24hs me hiciste acordar (disculpame si me estoy yendo de tema)a una conferencia pronunciada por Douglass C. North al recibir el premio Nobel de Ciencias economicas el 9 de diciembre de 1993. Lo reproduzco a riesgo que me odies por lo extenso del comentario (prometo no volver hacerlo)Un Abrazo, muchas gracias:
"Si representamos la experiencia humana a la fecha como un reloj de 24hs en el cual el principio es el tiempo (aparentemente en africa, hace 4 o 5 millones de años) cuando los humanos se separaron de los primates. Es entonces cuando se inicia la llamada civilización, con el desarrollo de la agricultura y asentamientos permanentes en el Creciente Fertil cerca de 8 mil años antes de Cristo (durante los últimos tres o cuatro min del reloj), Las restantes 23hs y 56 o 57 min, los humanos fueron cazadores y recolectores, si bien creció la población, lo hizo a un ritmo muy lento. Ahora bien si hacemos otro reloj de 24hs para el tiempo de la civilizacion -los 10 mil años a partir del desarrollo de la agricultura hasta el presente- la velocidad del cambio parece ser muy lenta durante las primeras doce horas, aunque nuestros conocimientos arqueologicos son muy limitados. Los historiadores demograficos especulan que la tasa de crecimiento, puede haberse duplicado en comparacion con la era anterior, aunque aún fue muy lenta. La velocidad del cambio se acelera durante los últimos 5 mil años con el surgimiento y posterior ocaso de economias y civilizaciones. La poblacion puede haber aumentado de cerca de 300 millones en tiempos de Cristo, a casi 800 millones para 1750 -un considerable aceleramiento, comparado con anteriores tasas de crecimiento-,los pasados 250 años -tan solo 35 minutos de nuestro nuevo reloj de 24hs- comprenden la era del crecimiento economico moderno, acompañada por una explosion demografica que ha colocado a la poblacion mundial más alla de los cinco mil millones.
Si nos enfocamos en los últimos 250 años, podemos observar que el mayor crecimiento estuvo limitado a Europa occidental y las posesiones británicas de ultramar durante 200 de esos 250 años. En los últimos 200 años la población se multiplicó por ocho el comercio por 540 y el ingreso per. Capita por 40. En el periodo la esperanza de vida se duplicó. El hombre previo a la revolución industrial tenía una esperanza de vida que apenas superaba los 40 años. Hoy es el doble. Enfermedades de hoy como la obesidad y el colesterol eran impensables en un mundo caracterizado por la hambruna y el insuficiente consumo de calorías. Lo cierto es que no fueron las ideas de la planificación central, la propiedad publica las regulaciones las confiscaciones y los genocidios las que motorizaron el crecimiento apuntado.
El Mundo comenzó a cambiar cuando los derechos empezaron a respetarse en forma generalizada en algunas regiones, con la difusión de la protección de los derechos de propiedad el respeto de las libertades civiles de comercial, transitar, profesar diferentes cultos publicar en la prensa, de ejercer industrias etc.
Fue la libertad y no la planificación. Fueron los derechos individuales y no la prepotencia publica. Fue la competencia y no los mercados cautivos. Fue el esfuerzo silencioso y privado y no los héroes públicos y totalitarios. Fue el mercado y no los gobiernos lo que brindaron las soluciones más eficientes a los problemas que postergaron a la humanidad por siglo.” (Douglass North)

Fernando A. Iglesias dijo...

Hola José, me alegro que te hayan interesado mi conferencia y el artículo. No he leído a Toynbee, prometo hacerlo, aunque me lo describieron algo antipático ;o)
En cuanto a North, como socialdemócrata que soy no suscribiría enteramente el comentario final, que aunque contiene una parte de la verdad oculta la otra: el carácter social que la acción humana en el mundo también tiene. Desde luego, acepto discrepancias y el tema ha sido suficientemente desarrollado como para que descubramos la pólvora e un blog.
El uso del "reloj" es un procedimiento muy extendido. Como sea que se analicen las principales variables se obtiene una conclusión unívoca: la dramática aceleración del tiempo histórico, un fen´meno moderno tan decisivo como la globalziación pero menos visible a nuestras territoriales mentes de pitecantropus erectus, pero poco.
Es el segundo capítulo de mi libro Ten global laws on Globalization, que alguna vez algún editor en inglés publicará.
saludos

Jose Guillermo godoy dijo...

Muchas Gracias Fernando por la respuesta. Hace poco cumplí 21 años de edad, y te sigo de la publicación de tu libro sobre el significado de izquierda. Sos un cuestionador, un pensador libre. Me haces acordar en ese sentido a Sebreli, mi autor preferido. No me gusta rotularme, ni rotular a la gente, por el principio de humildad que el tratamiento de estas cuestiones requieren. Por ello me sorprendió tu respuesta, como buen socialdemocrata, me hizo acordar aquellos que dicen: como "buen católico" y en base a ello infieren conclusiones.
En tus trabajos, y en este articulo, demostraste que perteneces a la izquierda racional, quizás la única izquierda, como dijo Sebreli: "Los marxista no pudieron existir sin Marx, pero Marx puede existir sin los marxistas". Con respecto a los Socialdemócrata recuerdo que a Sebreli le gusta llamarlos liberales de izquierda.
Vi la Foto de la presentación del libro: a tu derecha el representante político más destacado del liberalismo argentino, y muy consecuentemente a tu izquierda, la representante más destacada de la izquierda moderna. Profeso una gran admiración por Elisa Carrió, me hubiese gustado que Recrear, partido al que pertenezco, integre la coalición Cívica. En un contexto más benévolo nos podríamos tomar el lujo de hacer disquisiciones doctrinarias, pero en un contexto tan aciago y funesto (con el populismo avanzando por toda América Latina), debemos actuar con una fuerte dosis de pragmatismo. Una coalición cívica fuerte, contra el populismo imperante. Una lucha de la civilización, contra la barbarie.
En otro orden de cosas, y referente a la socialdemocracia europea, que al parecer tiene su máximo exponente en el modelo aplicado en Suecia, acabo de tener conocimiento del último trabajo de Johan Norberg. Es una autor formidable, que no podrá ser ignorado en los estudios sobre globalización. En un artículo afirma: “Suecia no se desarrolló con el socialismo y el Estado del Bienestar. Si hubiéramos redistribuido todas las propiedades e ingresos de Suecia, cada sueco viviría al mismo nivel que un Mozambiqueño”
Copio el Link del Artículo, Como los empresarios cambiaron el mundo del autor citado: http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=14954
Mi blog es el siguiente: www.guillermogodoy.blogspot.com
Nuevamente Muchas gracias Fernando y suerte con el libro.

Melisa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Melisa dijo...

Hola Fernando, soy Melisa.Le cuento que soy estudiante de periodismo del Salvador y estoy haciendo una nota de investigación acerca de Polonia y el efecto que ha tenido en ese país la gestión de los hermanos Kaczyński. He leído su libro ¿Qué significa hoy ser de izquierda? y creo que usted es una persona idónea para entrevistar y contarme qué opina en base al tema en cuestión.
La entrevista podría hacerse vía mail porque el trabajo que preparo es escrito, con lo cual esa opción sería viable.
Bueno, espero no molestarlo. Muchas gracias.
Por cualqueier cosa mi email es: melisac12@hotmail.com.
Saludos,
Melisa.

HERACLITO dijo...

Todo muy lindo flaco, pero vos estas en la CC (coalicion civica de la gordita) y hacer la diferencia "intelectual" (nos) barra brava (ustedes) que proponen Udes. los de la CC me hace acordar mucho a esos intelectuales que les falta un poco de barrio...
Te gusta montevideo, bien... ¿conoces José Leon Suárez? sabes lo que es vivir con 900 mangos?
¿Sabes lo que pasa con tipos como Udes? cuando terminan frustrados revolviendo el cafe en el bar La Paz porque perdieron las elecciones por enésima vez (si, fueron ahi porque son nostalgicos, salieron del Anna Arendth y se fueron ahí no lo niegues!) terminan de madrugada alíandose con "La Piba" o Lopez "NO -morfy"
O peor, haciéndose comandos civiles del mañana porque tienen analisis y discurso pero NO PUEDEN GOBERNAR, lamentablemente para el pais, seguramente, pero no pueden gobernar, hermano!
No cuaja el discurso "hiper" honesto de los políticos impolutos, ni las posturas de maxima pescavotos y que despues se caen con el primer chanchullo de este o aquel aliado (a saber, Ivoscus, la gordita ocaña, balito roma, etc. etc. etc.)
Asuman que son parte de la paradogica realidad, o morirán minoria, contestataria y testimonian (y estéril, claro)