DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

lunes, 31 de diciembre de 2007

Patria, sí; colonia, no; valijazos, tampoco
(publicado en LA NACIÓN del 31/12/07)

La presidenta de la Nación, el ex presidente de la Nación y el jefe de Gabinete han hecho declaraciones de extraordinaria gravedad, hablando de "operación basura internacional", "fraude procesal" y "conspiración contra la Argentina". Peor aún, Cristina Kirchner ha repetido estas afirmaciones en su carácter de presidenta pro témpore del Mercosur, que también estaría amenazado.
Ante esta situación, existen dos posibilidades: hay pruebas fehacientes y hechos concretos que pueden ser demostrados, que fundamentan estas denuncias, o se trata de una formidable cortina de humo destinada a desviar la atención de la opinión pública del "valijazo" de Aeroparque.

Si quieren leer la nota completa, hagan click aquí.

lunes, 24 de diciembre de 2007


ANTONINA, LA TORTUGA ESCURRIDIZA

En mi primer discurso en la Honorable Cámara de Diputados, sostuve que “Al Estado argentino se le ha escapado la tortuga. La tortuga viajaba en el avión de Enarsa acompañada de funcionarios argentinos. La tortuga se bajó en Aeroparque con una carga de 800 mil dólares, pero caratularon como infracción lo que evidentemente era contrabando y presunto lavado de dinero. La tortuga se fue del país dos días después, porque era muy lenta, por otra puerta, sin que nadie la detuviera. Ahora el Estado argentino que dejó escapar a la tortuga se queja de que la tortuga está en Miami y de que no la extraditan para poder seguir el proceso”.

Manos anónimas, de las que nunca faltan, me han hecho llegar ahora por Internet esta pequeña joya del cancionero popular que revisita la obra de María Elena Walsh y le da un raro tinte de actualidad. Se las envío a mis lectores para que la canten, en estas fiestas, junto con sus hijos, con la música de la pieza original.

Felicidades

ANTONINA, LA TORTUGA ESCURRIDIZA

Antonina por Aeroparque entró
y tres días después se marchó.
Nadie sabe cómo fue
que a Miami ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Antonina, Antonina,
Antonina a dónde vas
con tu linda valijita
¿a quién vas a financiar?

Antonina una vez se enamoró
de un coronel que pasó.
Dijo: ¿qué podré yo hacer?
pobre no me va a querer.
Con valijas y paciencia
me podré enriquecer.

Antonina, Antonina,
Antonina a dónde vas
Los mismos que ahora te extrañan
te dejaron escapar.

En la “Tintorería del bidón”
esperaban el valijón.
Albertito se enteró
y la cosa se pudrió.
Y ahora le echan la culpa del traspié
al Agente 86.

Antonina, Antonina,
Antonina a dónde vas
con tu linda valijita
¿a quién vas a financiar?

Antonina, Antonina,
Antonina a dónde vas
Los mismos que ahora te extrañan
te dejaron escapar.

miércoles, 19 de diciembre de 2007


CRISTINA, LAS PALABRAS Y LAS COSAS
(publicado en REVISTA NOTICIAS)

La primera cosa que me golpeó de la asunción de Cristina Kirchner es la confusión entre la liturgia partidaria y la estatal. Los únicos cantos que atronaron en la Cámara fueron la Marcha Peronista y la de la Gloriosa Jotapé, como si la distinción entre estado y gobierno no fuera parte de la mejora de la calidad institucional que prometía el enroque entre Néstor y Cristina. ¿No tiene ya este país un Himno? ¿No estaba primero la Patria y luego el Movimiento? Y lo segundo que me golpeó fueron unos lindos bloquecitos con la leyenda “Fuerza Cristina”, que arrojados sobre los diputados de la oposición enviaban un claro mensaje de lo que la barra del oficialismo nos prepara para los próximos cuatro años. Uno impactó con fuerza en mi cabeza en el exacto momento en que la Presidenta mencionaba la palabra “pluralismo”, si es que el impacto no ha alterado mi memoria…

Dos gaffes memorables. La frase “Tal vez Eva se lo hubiera merecido más que yo”, que revela una extraordinaria soberbia, y su “Él es presidente y yo soy Presidenta”, dirigido a Kirchner. Bello regalo para los que hablan ya de co-gobierno. Peor aún fue la escena que le montó a Tabaré. Una mínima noción de civilidad impide criticar a quien asiste como invitado a una fiesta en nuestra casa y está imposibilitado de responder por el protocolo. Si estos son los modales diferentes y la apertura al mundo prometida…

Desde luego, el discurso también tuvo puntos positivos. Varios. Saldos favorables de la gestión de Néstor y la inclusión de la capacitación docente en el problema educativo o la denuncia del carácter complementario entre el terrorismo global y el unilateralismo militarista de Bush, entre otros. En todo caso, el principal problema con Cristina es, precisamente, la discordancia que en el kirchnerismo separa siempre las palabras y las cosas, la distancia insalvable entre el discurso K y las realidades que promueve.

CRISTINA KIRCHNER: EL PROGRESISMO REACCIONARIO

El discurso de asunción de Cristina Kirchner ha dejado en claro no sólo su extraordinaria capacidad oratoria sino los límites de su pensamiento político. Tres momentos han marcado su horizonte. El momento económico, en el que Cristina ensayó una nueva síntesis productivista que sumaba el campo a la industria y abogó por un país en el que la industria aporte la mayor cuota del PBI. El momento educativo, en el que propuso un retorno a la escuela sarmientina en la que se educó y en la que “todos los días había clase, los maestros sabían más que los alumnos y había que estudiar diariamente para pasar de año”. Finalmente, el momento filosófico, en el que se autocalificó de “presidenta de la Modernidad en tiempos postmodernos” y declaró que las categorías pueblo y estado-nacional estaban más vigentes que nunca. Ahora bien: ¿qué une a los tres momentos de Cristina Kirchner si no el programa del progresismo reaccionario: la aspiración de brindar una respuesta a los problemas del futuro apelando a las recetas del pasado? Desde hace muchos años los servicios ocupan un lugar central en la producción de los países más ricos e igualitarios, en los que han desplazado a la industria como centro dinámico de la economía. En ellos, la mayor parte de la producción manufacturera ha sido relocalizada hacia países emergentes como China. Contrariamente a la tesis industrialista de Cristina, Argentina es un país más industrial que la Unión Europea y los Estados Unidos ya que el porcentaje que aporta su industria al PBI es 5 y 10 puntos mayor que en las dos mayores economías del planeta. De manera que el esquema racional para su futuro no puede basarse ya en la reindustrialización sino en el pasaje a la sociedad de la información, en la que el valor agregado no es ya trabajo manual agregado sino conocimientos, innovación, diversidad, comunicación y emociones agregados a la producción agraria, industrial y de servicios, sin distinciones. Segundo punto, por enormes que hayan sido los méritos de la escuela sarmientina de la crisis educativa nacional se sale abandonando visiones educativas atadas al esquema nacional/industrial al que nuestra Presidenta adhiere. Necesitamos escuelas que formen a los alumnos para la sociedad postindustrial y global en la que vivirán y no para el fenecido mundo nacional/industrial en que se educaron sus maestros. Y precisamos abandonar ciertos corsets ideológicos para hacer del inglés y la computación materias centrales en un contexto en el que estar conectados con el planeta resulta imprescindible. Evidentemente, a ninguna de estas cuestiones se responde apelando a los viejos buenos tiempos de las escuelas normales de provincia. Por último, seguir entendiendo el devenir del mundo como una batalla entre la Modernidad nacional/industrial y su adversaria postmoderna que sólo ve la disolución de estos grandes relatos es condenarse a la incomprensión y la impotencia. Por supuesto, la posibilidad de que haya una opción superadora de la versión industrial/nac&pop de la Modernidad (tesis) y de sus disolutorios adversarios postmodernos (antítesis), y la comprensión de que para defender la justicia social y la igualdad sea necesario hoy actuar en relación a un mundo postindustrial y globalizado no forma parte de las concepciones de nuestra hegeliana Presidenta, a pesar de que es esto lo que sucede en los treinta países del mundo que funcionan razonablemente bien, incluida la Alemania que ha tomado por modelo.