DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

lunes, 27 de octubre de 2008

¿NACIONALIZAR LA ECONOMÍA O GLOBALIZAR LA DEMOCRACIA?

Habrán todos notado que se atribuye hoy la crisis al neoliberalismo noventista sin que nadie mencione la palabra crucial que lo regía: ajuste. Y es que la administración Bush no ha aplicado ningún ajuste (una burbuja es, por definición, lo contrario de un ajuste) y sí se ha hartado de usar políticas expansivas en una fase expansiva, lo que recuerda las hazañas de los Kirchner de estos últimos años. Para no hablar de las disparatadas igualaciones entre la crisis argentina del 2001, causada principalmente por la sobrevaluación cambiaria de la Convertibilidad, y la mundial del 2008, iniciada en esos Estados Unidos cuya moneda toca hoy mínimos históricos.

Es cierto que la falta de regulación del mercado financiero es una de las recetas clásicas del neoliberalismo y la responsable principal de la crisis. Pero también es cierto que la ortodoxia implica también una moneda fuerte y estable, tasas altas y positivas, superávit fiscal y comercial. Ahora bien, durante la presidencia de Bush el dólar perdió frente al euro la mitad de su valor, las tasas bajaron del 5-6 % de la era Clinton al 1-2% de la era Bush, y los formidables superávits gemelos se transformaron en un impresionante déficit fiscal y comercial. ¿Ortodoxia bushiana? Ninguna (dicho sea esto sin ninguna admiración por la ortodoxia).

Al menos en cuatro aspectos fundamentales, la administración de Bush ha aplicado recetas heterodoxas, en una versión de populismo de derecha mal disfrazado de keynesianimo que mantuvo funcionando la economía estadounidense (y la mundial) en altos niveles de crecimiento por cinco años. Ahora bien, aplicar políticas expansivas en plena fase expansiva no es ser ortodoxo, ni heterodoxo, ni keynesiano; es ser irresponsable; y los seres humanos, argentinos y no argentinos, deberemos aprender las dolorosas lecciones que en este sentido nos depara el futuro.

El segundo punto que ha desnudado la crisis financiera es la incomprensión de las razones del apogeo neoliberal. Según el relato nacionalista-populista disfrazado de izquierda un día el señor Reagan y la señora Thatcher se levantaron de mal humor, decretaron que todo debía cambiar en el mundo y comenzó una era de pálidas y desventuras. Consecuentemente, quienes se oponen al pensamiento único neoliberal creen que se lo combate ideológicamente, elaborando y difundiendo un pensamiento único tan ciego a la realidad como el anterior pero de signo contrario. Lo que se les escapa es que el fenómeno que ha permitido el auge neoliberal ha sido la globalización de las finanzas y la economía sin una globalización simultánea de los sistemas políticos democráticos ni de sus instrumentos de control. Es el formidable desequilibrio de fuerzas entre un mercado unificado y cientos de estados fragmentados el que obliga a competir a todos los países por los capitales globales mediante la desregulación del mercado financiero y políticas de dumping laboral y ecológico. Sin resolver esta cuestión, la de globalizar la democracia para restablecer el equilibrio perdido entre política y economía, no habrá salida a la presente situación ni fin del neoliberalismo, sino alternancia entre él y un populismo irresponsable del que los derechosos del Norte y los izquierdosos del Sur son partes complementarias. A menos que se crea que la solución es volver al proteccionismo e insistir en la teoría del desacople y de la Argentina blindada que esgrimía el Gobierno CFK hasta hace dos semanas, y que ya ha enviado prudentemente al desván para poder pasar a justificar todos los problemas económicos del país en la crisis mundial, lo que también es falso.

Esta debacle financiera es una formidable oportunidad para globalizar la democracia. Sólo una respuesta política globalmente unificada pudo imponerle un parate provisorio. Se trata ahora de reformar la arquitectura financiera mundial para estabilizar los mercados y enfrentar la recesión que la seguirá protegiendo a todo el mundo y no sólo a la población de los países centrales. Si existiera un Parlamento Mundial sabríamos dónde discutirlo y cómo hacerlo. Comenzar la batalla por crearlo es un desafío para una izquierda del siglo XXI que mire al mundo y al futuro en lugar de seguir encandilada por la nación y su pasado. No se trata pues de renacionalizar la economía sino de ajustar los instrumentos democráticos a la emergente sociedad global de la información y el conocimiento, restructurando la arquitectura financiera mundial e iniciando una reforma democrática de la ONU a fin de que pueda cumplir las funciones para las que fue creada.

1 comentario:

Discepolin dijo...

El gobierno de Bush es un curioso equivalente del de Menem. La receta de vivir por encima de los medios emitiendo deuda y de inflar los precios de la vivienda para crear una ilusion de riqueza la vivimos muchas veces entre Martinez de Hoz y Cavallo.
Ahora -como Argentina en el 2001-, viene el consabido "pagadios", que gracias a la globalizacion se dice en todos los idiomas del planeta.
Las economias "emergentes" han vivido de la borrachera de consumo y deuda americana, con petroleo de 150 dolares y soja de 800. Se acostumbraron rapidamente, y ahora estan prestandole a Bush para que no se les caiga el capitalismo en la cabeza. Rusia, China, hasta Iran y Venezuela rezan por la recuperacion del capitalismo porque sus economias son absolutamente dependientes de la politica economica seguida por el odiado Bush.
Sistema alternativo? Hasta los europeos estan comprando dolares, porque saben que el primero en caer -y tambien en levantar de la borrachera- sera el gigante americano.
Obama tendra para entretenerse, pero ni un asomo de lo que tienen entre manos los rateros Kirchner o el tarambana Chavez. Y ademas del problema economico, los pobres argentinos y venezolanos los tienen a ellos.
El poder de decision depende del poder economico, y este de la economia real. Los americanos inflaron la suya, pero aun California en recesion tiene mas GDP que la India.
Los paises latinoamericanos no tienen soberania ni democracia ni poder de decision porque no tienen economia propia. Solamente gobiernos que roban y devaluan periodicamente el tipo de cambio.
Lamento ser pesimista, amigo Iglesias, pero no creo que pueda haber una economia nacional en base a empleo publico, casas de cambio y Planes Trabajar.
Y en el caso argentino, un gobierno que roba por segunda vez a sus ciudadanos los ahorros -el corralito fue superado- solo inspira panico y corridas al dolar en el colchon.