DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

miércoles, 18 de febrero de 2009


YO LES AVISÉ III (nacional)
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El escenario de octubre se va configurando, y con él, el de la salida del espejismo de la eternidad de la hegemonía kirchnerista. Dado que escribí “Kirchner y yo, por qué no soy kirchnerista” cuando a Néstor las encuestas le daban 80% de popularidad y aceptación, déjenme ahora deciles de nuevo, ineducadamente, “yo les avisé”.
Aquí van tres fragmentos de Kirchner y yo. Pero no insistan. No doy pálpitos para la quiniela ni fijas para el Nacional.
“En cuanto al ser y el no ser peronista de Kirchner, o mucho me equivoco o a nuestro Presidente le espera una cruel paradoja. Ahora que le va bien, y ante lo impresentable de buena parte del pejotismo que lo acompaña, especialmente visible después de las exequias de Perón, Kirchner huye de los símbolos peronistas como de la peste (nada de dedos en V, ni de fotos de Perón, ni de marchita) a fin de no espantar a una clase media que se quemó varias veces con leche justicialista y cuando ve la vaca peronista, llora. En tanto, los muchos peronistas que viajan colgados del pasamanos del tren kirchnerista reivindican -con un fervor no indiferente a sus afanes de participar de la cosa pública- el carácter peronista de este Presidente y su gobierno.
Este estado de cosas, con el pejotismo en el rol de pretendiente amoroso y Kirchner en el de despectivo cortejado, seguirá si no me equivoco hasta que las cosas se den vuelta y a Kirchner le pase lo que le pasó a Menem, que era indiscutiblemente peronista mientras le fue bien y se tornó decididamente neoliberal después de que se cayó el Sudeste Asiático y el viento de cola empezó a soplar al revés. Cuando su estrella política decline y Kirchner intente refugiarse en el 30 por ciento de adhesión automática que aún está en grado de ofrecer el Pejota, se verá obligado a cantar la marchita y a nombrar en los discursos al General, en tanto que un Pejota otra vez renacido de sus cenizas de Gato Félix propietario de siete vidas declarará ante la sociedad que Kirchner nunca fue peronista, que en realidad era montonero, y que los verdaderos peronistas del futuro son Sobisch, o Macri, o Lavagna, o Romero, o quién sabe qué nuevo engendro construido en los laboratorios del Doktor Mengele bonaerense que trabaja para el Pejota en su tallercito-laboratorio del tercer cordón del conurbano”.
“De los Ochenta populistas, a los Noventa neoliberistas, al nuevo milenio iniciado bajo el signo del neopopulismo. ¿Dónde termina el eterno retorno pendular que ha signado la Argentina del fracaso? Cuando la Convertibilidad 3a1 estalle víctima de su incapacidad para modernizar el país y mejorar su competitividad; cuando el atraso tecnológico, la debacle educativa y el estancamiento del perfil productivo revelen ser una hipoteca más difícil de levantar que la deuda financiera; cuando se haga evidente que no se puede socializar una riqueza que no es producida por la sociedad sino por el territorio; cuando se agoste el reverdecer de unidades obsoletas que aún con el pulmotor del 3a1 necesitan del proteccionismo para poder seguir esquilmando a los consumidores, entonces culparemos nuevamente a los maléficos poderes antinacionales y un “nuevo” Pejota liderado por Lavagna, Scioli o Sobisch vendrá a explicarnos que el kirchnerismo no era peronismo sino montonerismo y a anunciarnos el advenimiento del Justicialismo del Tercer Milenio. ¿Será entonces el tiempo, como en las películas de Freddy Kruger, de la Convertibilidad versión tercera?”
“Se escucha hoy decir por todas partes que lo nuevo se construye con lo viejo. No está mal como idea. Pero también es importante, entre el fragor de los hechos, saber distinguir el último retoño de lo viejo del primer brote de lo nuevo. Y que no nos hagan tragar gato por liebre. Nada debe impedir la reivindicación de los mejores valores peronistas, en especial: la justicia social, ni la libre organización de quienes se reconocen en las tradiciones peronistas. Pero si el Pejota sigue siendo el fulcro de la política argentina y transformando las elecciones nacionales en internas dirimidas a golpe de heladeras y cadenazos no habrá futuro para el país. No habrá más futuro, al menos, que la continuidad de la República Argentina como gran conurbano bonaerense y de la sociedad nacional como mujer pobre y golpeada”.

6 comentarios:

Gonzalo dijo...

Excelente Fernando. Parece que Lilita te pasó sus poderes. En efecto, hubo un claro virjae desde la "transversalidad y el progresisimo" a la ortodoxia justicialista, y ahora el neoneoliberalismo o neomenemismo. Creo personalmente que el viraje de un gobierno que se hace llamar progresista pero luego se refugia en el cincuentismo se debe a que la izquierda no termina de funcionar e el país, a mi entender porque tiene dos temas pendientes: la política internacional y la posición a adoptar frente al desafío de la globalización y la comunidad financiera internacional. Así, es más fácil negar estos problemas refugiándose en la ortodoxia cincuentisita, cuando la interacción con el mundo era mas limitada y la matriz de interelación entre los estados nacionales era más cerrada. Confío en que la CC lleve a la izquierda a encarar esta agenda pendiente como hicieron otros países con gobiernos progresistas. Mientras tanto, el que habla de globalización es neoliberal para los kirchner, la sola referencia al fenómeno, aún cuando afirmar el desafío de la globalización para la Argentina no sea un juicio de valor sino un juicio de hecho.
Te dejo una pregunta: ¿Porque sos tan crítico con el tipo de cambio alto. Entiendo que es un factor de competitividad para un país exportador. También concuerdo en que si el tipo de cambio es artificialmente alto, demasiado alto en relación al estado de la balanza comercial y el ingreso de divisas, genera un rebote inflacionario debido a la inyección de pesos que tiene que ejecutar el BC, que hacer caer el tipo de cambio real que, en definitiva, es lo q le da competitividad el sector exportador. Pero creo que, bien controlada y medida, la política de tipo de cambio alto es buena. Ya hemos comprobado los efectos "cancerígenos" que tiene el tipo de cambio bajo en el sector exportador, como paso en los 90.

Mastrocuervo dijo...

Muy buen análisis, Fernando (que además me recuerda que tengo pendiente la lectura de ese libro tuyo).

Por mi parte, tras un prolongado período de escepticismo, espero con muchas ganas las elecciones de octubre, porque avizoro una oportunidad de quebrar la pretensión hegemónica de los K. De lo que no estoy tan seguro es de que el pejotismo del Doktor Mengele y los barones conurbaneros no vaya a sacar otro conejo de la galera; ojalá que no lo logre, porque sin dudas ya lo está intentando.

Nota al pie: en la metáfora que hay en la mitad del texto ¿se mezclan las siete vidas de los gatos con las cenizas del Ave Fenix o me parece a mi? ;-)

Saludos.

Fernando A. Iglesias dijo...

Muy buenas observaciones, Gonzalo. Y bienvenido de vuelta, maestro Mastrocello. Sí, mixed metaphores con un poco de sentido del humor (espero)...

Fernando A. Iglesias dijo...

Ah! Me parece bien un cambio razonablemente alto sobre el que fijaría el mercado libre para un país como la Argentina. Pero no hay quien aguante pasar del absurdo 1 a 1 al igualmente absurdo 4 a 1, a una convertibilidad 3 a 1 que sólo sirvió para salvar por unos pocos años a sectores no competitivos en vez de ayudarlos a mejorar su competitividad y al costo de una inflación que hizo que los beneficios no llegaran a los más vulnerables.
Lo dijimos en la campaña 2007: crecimiento y paridad lo más altos que sea posible a un nivel compatible con una inflación de un dígito. Hagan las cuentas hoy.

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Fernando, tengo que reconocer que la pegaste y mucho... Ahora bien, ¿no te parece que hay responsabilidades compartidas entre el justicialismo y el radicalismo? ¿Por qué si la CC se junta con parte del radicalismo eso no es convertirse en el último rostro de lo viejo, mientras que si lo hace el PRO con parte del justicialismo sí? ¿No son la CC y el PRO una centroizquierda y centroderecha republicanas y basadas en electorados esencialmente independientes y exigentes? ¿No están esos dos partidos llamados a reformar el sistema político argentino, al margen de que en su proceso de crecimiento quizás se apoyen en desmembraciones pequeñas de los partidos viejos que no alteren su estructura interna y su vocación democrática? ¿No te parece por lo menos que ahí falta un poco de explicación?

JUAN.PERONISTA dijo...

COINCIDO CON EL ARTICULO EL DE DIPUTADO