LA GLOBALIZACIÓN DE LO PEOR
Publicado en Revista Noticias el 11 de julio de 2009
La epidemia de gripe porcina es el episodio más reciente de una amenaza que pende sobre el mundo: una pandemia global facilitada por la hiperconectividad de la sociedad global del conocimiento. Antiguamente, las pestes viajaban a la velocidad de las carretas y tardaban siglos en dar la vuelta al mundo. Hoy, cuando los artefactos tecnológicos han achicado el planeta y derribado sus fronteras, la función protectiva que desempeñaba el espacio debe ser reemplazada por la intervención activa de un poder político con capacidades regulatorias sanitarias globales. Pero, ¿cómo hacerlo en un planeta dividido en doscientos estados nacionales que se declaman soberanos y con instituciones en las que no están representados los ciudadanos del mundo sino sus gobiernos y a las que no se concurre para solucionar los problemas comunes de la humanidad sino para defender estrechos intereses nacionales?
No es la globalización el problema, sino la mezcla asincrónica entre una sociedad globalizada en sus fenómenos y una estructura política basada en estados territoriales, con una agenda mundial que desborda de crisis para los que la estructura inter-nacional carece de respuesta: el recalentamiento global, la proliferación nuclear, la crisis financiera, la epidemia de gripe porcina… En este marco fragmentado y antidemocrático, ¿quién puede redireccionar los recursos de investigación científica hacia la solución de los problemas sanitarios de las mayorías pobres del planeta? ¿Quién va a decidir medidas de contención que afectarían enormes intereses?
En un mundo que es hoy más pequeño de lo que hace un siglo eran los grandes estados nacionales es urgente aplicar las mismas recetas que dieron resultado a nivel nacional: unidad política, centralización de las decisiones sobre los asuntos de interés común, federalismo y construcción de instituciones democráticas.
He aquí la alternativa que enfrentamos: la globalización de lo peor o la globalización de la democracia. Reforma de la ONU, creación de estructuras regionales democráticas en todos los continentes, agencias globales especializadas dotadas de recursos y poder de decisión: he aquí un programa para la democracia del siglo XXI. ¿Utópico? Roma no se hizo en un día, ni la Revolución Francesa que originó las democracias nacionales triunfó sin esfuerzos, sacrificios y utopía.
4 comentarios:
No se si utópico, pero mientras en la ONU haya derecho de veto por parte de ciertas naciones( USA el ejemplo mas paradigmatico) la reforma de la ONU va a ser harto dificil.
De todas maneras, no es imposible concertar esfuerzos en pos del bienestar global. La homogeneidad en la reacción mundial respecto del golpe en Honduras es en efecto, un paso adelante.
La globalización basada en la distribución de la miseria y el clientelismo usando el Estado como botín de guerra no puede producir otras cosas.
Chile, Brasil y Colombia han demostrado en los últimos 25 años cómo se puede crecer con la globalización en base a desarrollo del mercado apoyado y estimulado por el Estado -en lugar de al reves-
Los datos están a la vista en el excelente articulo de Octavio Paz "Los tres mejores gobiernos de America Latina: 25 años de resultados comparados" (http://www.discepolin.com/2009/07/los-tres-mejores-gobiernos-de-america.html)
La comparación es con Argentina.
Comparto el criterio de Russell: la tan mentada globalización -un proceso que comenzó con las migraciones paleolíticas sobre el itsmo de Behring, las balsas polinesias polenizando las costas pascuences, las naves fenicias, españolas, holandesas abriendo rutas comerciales y contactos entre civilizaciones- no hace más que difundir lo que cada sistema produce, sea bueno o malo.
En América Latina el proceso más negativo de globalización reciente es el del chavismo autoritario pujando por convertir nuestras precarias repúblicas en curacas de un imperio fascista.
Mussolini mezclado con Atahualpa.
Gracias a la globalizacion, los infectados con Gripe A tendran vacuna imperialista para no volver a enfermarse.
En cambio, aquellos "protegidos" por el progresismo kirchnerista seguiran negando la existencia de una epidemia de gripe.
Morir con lo nuestro, caramba!
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