DATOS PERSONALES

Mi foto
* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

viernes, 26 de febrero de 2010

ENTREVISTA

Declaraciones de Fernando Iglesias en Radio Mitre para el programa "Primera mañana", de Nelson Castro.

NELSON CASTRO, conductor: Estoy saludando por Radio Mitre al diputado nacional por la Coalición Cívica, Fernando Iglesias. ¿Cómo le va diputado? Nelson Castro, buen día.

FERNANDO IGLESIAS, diputado Coalición Cívica: ¿Qué tal, cómo le va Nelson Castro?,

NC: ¿El lunes la Coalición Cívica ya tomó la decisión de no ir a la sesión inaugural del período ordinario del Congreso?

FI: No, no la hemos tomado aún pero verdaderamente el cuadro de situación en el que se presenta nos parece una verdadera burla. Nos parece que ha habido dos actos que ponen en duda nuestra participación porque nadie puede pedirle a la gente de humillarse, de aceptar ser humillada gratuitamente. Nos parece que por un lado hay un contra sentido muy evidente. La inauguración de unas sesiones de un Congreso en el cual el oficialismo se niega a dar quórum para que funcione una de las dos cámaras, con lo cual bloquea las dos. Digamos, aún cuando Diputados funcionara y sacara media sanción quedaría parada en un Senado que no tiene comisiones por decisión del oficialismo, que ha faltado a la palabra empeñada, contraviniendo las más elementales reglas de participación democrática. El otro tema es el discurso, otra vez, de Néstor Kirchner que suele ser simplemente anticipatorio de lo que hace después la Presidente. Nadie nos puede pedir que nos sentemos en silencio a escuchar unas filípicas sobre la oposición golpista y destituyente, los medios conspiradores y todo este tipo de cosas que dice permanentemente Néstor Kirchner faltando a su rol institucional. La verdad que eso nos parece que es suficiente como para por lo menos poner en duda nuestra participación. Es una decisión que se va a tomar conjuntamente el bloque junto a su presidenta que es la doctora Carrió.

NC: ¿Cuándo?

FI: Todavía no lo hemos decidido. Estamos viendo. Realmente esperamos que haya una manifestación de racionalidad por parte del oficialismo. Lo del Senado es una cosa verdaderamente escandalosa, la forma en que se han comportado, en que el oficialismo ha dado inicio a la sesión prometiendo dar quórum, sancionar, permitiendo que fuera elegido Pampuro y usando a la oposición para eso y después retirarse, no dando quórum y las declaraciones posteriores de Pichetto que son una burla. Cuando Pichetto dice que ellos están dispuestos a dar quórum si la oposición junta los 37 senadores, lo que está diciendo es que no van a dar quórum porque si la oposición tiene 37 senadores la oposición tiene quórum. El tema es dar quórum, se da quórum cuando el otro no lo tiene. La verdad que lo que han hecho ha sido simplemente una falta a su palabra en la labor parlamentaria, con lo que se confirma una cosa que ya la sociedad argentina conoce muy bien que es que permanentemente juegan a corto plazo y no se dan cuenta que pagan un gravísimo costo a largo plazo porque ya no les cree nadie. Es la triste verdad, al oficialismo no se le puede creer absolutamente nada.

NC: Yo coincido con usted en cuanto a la crítica de no dar el quórum. Ahora, convendrá usted conmigo que muchas veces la oposición también hizo lo mismo. Este es un problema de la dirigencia política argentina que en algún momento deberá analizarlo en cuanto a tener conductas iguales siempre.

FI: Bueno, mire yo no coincido con eso. Le voy a dar un ejemplo muy claro. Nosotros por ejemplo en Diputados el 3 de diciembre teníamos los votos como para que el presidente de la cámara no fuera el doctor Fellner. Podíamos perfectamente haberlo sustituido con alguien de la oposición y nosotros, particularmente la Coalición Cívica, nos opusimos...

NC: No, no…

FI: Lo mismo sucedía con Pampuro.

NC: Pero estoy marcando, no estoy diciendo en particular, estoy diciendo que hay sectores de la oposición que en algún momento manejaron el quórum no dando quórum….

FI: No, pero el problema…eso es un tema particular. Primero, el no dar quórum forma parte de las herramientas de la democracia que sucede en todos los parlamentos del mundo.

NC: Sí, claro.

FI: El tema acá es la gravedad que está en haber dicho: “si vamos a dar quórum, bajamos…”

NC: Efectivamente, ese es el problema. Violar un acuerdo. Por supuesto, por eso digo…

FI: Y violar un acuerdo.

NC: Totalmente. Creo que eso es lo más grave porque lo del quórum, insisto es una herramienta legislativa, usted lo dice. Yo soy crítico cuando se abusa de eso, lo hagan opositores circunstanciales u oficialistas porque me parece que es un tema para analizar. El tema grave estuvo en la falta de cumplimiento de una palabra acordada.

FI: Sí, coincido con usted, que el abuso de….es una herramienta legislativa que se usa en todos los parlamentos del mundo.

NC: Claro, si.

FI: El abuso está mal pero sinceramente no creo que nosotros hayamos abusado. Lo hemos usado el año pasado en una o dos oportunidades, en circunstancias muy justificadas como fue la violación sistemática del reglamento de la cámara para sancionar la ley de medios y aún sabiendo que nosotros nos retirábamos pero que el quórum se mantenía. No me parece que haya habido un abuso.

NC: En aquel momento creo la oposición el día ese que se fue cometió un error estratégico. Pero eso ya lo discutimos otra vez. La pregunta final es, ¿ayer en esta reunión que hubo con otros bloques, se consiguió una sintonía de pensamiento en cuanto a no ir a la sesión o analizar ir a la sesión o no el lunes?, ¿O esto quedó sólo para la Coalición Cívica?

FI: No, en principio los demás bloques no van a adherir. Nosotros hubiéramos querido que si. Creíamos que era la posición justa, pero también respetamos la de los demás bloques, por eso por ahora lo pensaremos nosotros. De todas maneras permítame decirle que sin ningún afán en quedarnos solos, porque efectivamente nuestra primer reacción no fue salir a hacer esa declaración sino por el contrario tratar de coordinar con los demás bloques opositores, dicho esto la Coalición Cívica no es la primera vez que nos quedamos solos con respecto a cómo se enfrenta al kirchnerismo y a veces nos hemos quedado inclusive solos con respecto a la sociedad nacional que no ha comprendido algunas cosas como por ejemplo las razones que nosotros buscábamos para negarnos a sentarnos con Randazo e insistir en la necesidad de un diálogo parlamentario, que quedaron perfectamente claras, por lo menos a nuestro juicio, con la actitud que tuvo el kirchnerismo en los seis meses posteriores de avasallamiento completo del Parlamento y de la voluntad de la gente que había votado una cosa a fines de julio y durante 6 meses un oficialismo empeñado en contradecir la voluntad del pueblo argentino.

NC: En eso los hechos le han dado la razón. Es verdad. Diputado Iglesias, le agradezco este contacto con Mitre.

FI: Al contrario doctor, ha sido un gusto.

NC: Muy amable. El diputado Fernando Iglesias, diputado por la Coalición Cívica por Mitre.

Para escuchar el audio completo hacer click aquí: http://www.managementpress.com.ar/deposito/audios/1293325.mp3

miércoles, 24 de febrero de 2010

ENTREVISTA

“Reencarné sin pasar por la muerte”

Publicado en el Diario Crítica el 21 de febrero de 2010

El dirigente de la Coalición Cívica fue entrenador de vóley en Italia, estudió periodismo y buscó novias en las milongas porteñas. Cree que “casarse más de una vez es innecesario” y advierte sobre los efectos de la dieta tradicional de los políticos.

Por Gabriela Vulcano

“Pasé por el trámite de la reencarnación sin pasar por el trámite de la muerte. Ya reencarné tres veces: fui entrenador, fui periodista y escritor, y ahora político”, se ufana el diputado de la Coalición Cívica Fernando Iglesias en su despacho del anexo de la Cámara baja. Se balancea en la silla y larga una carcajada fastuosa. “¡No me privé de nada!”. El multifacético legislador hace un silencio y dice en voz bajita: “Estuve tan ocupado haciendo otras cosas que no tuve tiempo para formar una familia”.

–¿Cuándo fue la primera vez que se sintió periodista o escritor?

–Fui militante estudiantil en los 70 y de derechos humanos en los 80. Durante veinte años fui entrenador de equipos profesionales de vóleibol. Gané varios campeonatos argentinos e hice una carrera importante en Italia. En el 94, decidí hacer tres cosas que cambiaron mi vida radicalmente: volver a vivir en la Argentina, dejar lo más rápido mi profesión de entrenador y divorciarme. En el 95, me puse a estudiar la globalización de forma autodidacta y en el 2000 comencé a estudiar periodismo en TEA. A partir de que mi cuarto libro tuvo un cierto éxito, comencé con mis primeras notas.

–¿Le resultó fácil publicar sus primeros artículos periodísticos?

–No. No sé si mis ideas son muy buenas o muy malas pero son bastante originales, respecto al tema de la globalización y a otros de mis temas centrales, como el federalismo mundial y la democracia global.

–¿Por qué decidió dejar de ser entrenador de vóleibol?

–Fue una experiencia muy rica que me permitió viajar mucho y hacerme una experiencia cosmopolita. También es cierto que con el deporte había llegado a un punto de cierto agotamiento. Yo siempre he tomado cambios muy rotundos en mi vida. Por eso me metí de lleno en mis otras pasiones, que son el estudio académico de la globalización y la política.

–¿Cuál fue la experiencia más interesante que le dejó su paso por el mundo del deporte?

–Mi mujer, que era jugadora de vóleibol de mi equipo, tenía ciudadanía italo-argentina. Ganamos un campeonato y ascendimos de serie B a serie A. El equipo que perdió ante nosotros era de Sicilia, con ciertas conexiones non sanctas. Plantearon una causa argumentando que la ciudadanía de mi mujer era trucha. Tuvimos que defendernos en un tribunal y demostrar que era real. Si se comprobaba que el bisabuelo de ella era italiano –tal como sucedió–, yo tenía derecho a ser hasta presidente de la República; en caso contrario, tenía que abandonar el país. Eso me llevó a una reflexión sobre los derechos nacionales y a trabajar en ello.

–¿Se volvió a casar cuando regresó a la Argentina?

–No.

–¿Tiene hijos?

–No, por ahora; aunque ya estoy avanzadito.

–¿Le gustaría casarse de nuevo?

–No sé, sí tener una pareja permanente y formar una familia. Casarse es una de esas experiencias por las que uno debe pasar sí o sí una vez en la vida. No hacerlo es perderse una parte de la experiencia humana importante, hacerlo más de una vez es innecesario.

–¿Por qué habría que pasar por esa experiencia sí o sí?

–La idea del casamiento está atada a la idea del amor eterno. Yo pensé que me casaba hasta que la muerte nos separara. Después me di cuenta de que no. Me gustaría encontrar a alguien pensando que será para siempre, pero tengo presente que ese acuerdo puede ser provisorio.

–¿Hace algún deporte?

–Sí, salgo una vez por semana a andar en bicicleta desde San Telmo, donde vivo, hasta la Costanera. Un par de veces por semana hago una rutina de entrenamiento. Uno de los grandes problemas de la clase política es la decadencia del estado físico y de la alimentación. Les dije a mis compañeros de grupo político que un año de una dieta de sándwich, pizza y empanada está bien, pero cinco años le arruinan la cabeza a cualquiera. (Risas).

–¿Se cuida por estética o por salud?

–Por las dos cosas. Tiene que ver con la percepción del propio cuerpo y de nuestros hábitos sociales, pero también por salud.

–¿De qué disfruta cuando tiene tiempo libre?

–Mis placeres están muy ligados al cine y a la charla con mis amigos. Otra cosa que hago regularmente es ir a bailar tango. Hace 15 años que lo hago.

–¿Va a las milongas?

–Mucho menos que antes. Cuando no era diputado y me podía acostar a las cuatro de la mañana, iba a tres o cuatro milongas. Entre mis amigos de la milonga de aquella época estaba un kirchnerista, Elvio Vitali, quien lamentablemente falleció. Evitábamos hablar de política para preservar la amistad y conversábamos de dos argumentos apasionantes: las mujeres y el tango.

–¿Con quién va ahora a bailar tango?

–Solo. Ahí me encuentro con amigos. La milonga es un artefacto social pensado para el encuentro entre el hombre y la mujer.

–¿Ha conseguido novia en las milongas?

–Sí, mis tres últimas novias. No existe ningún otro lugar en el mundo donde uno conozca una mujer atractiva y a los cinco minutos pueda estar abrazándola. En la milonga es posible. Lo cierto es que las parejas de tango no suelen durar mucho, incluidas las mías. (Risas).

–¿Tiene otro pasatiempo?

–Canté en un coro. Tuve un entusiasmo muy apasionado
por la ópera y la canzonetta napolitana.

La billetera del caballero

En su billetera tiene una tarjeta de crédito y dos de débito, el documento, el carné del ACA, la credencial de la prepaga, 250 pesos, un profiláctico, tarjetas personales, el registro de conducir, fotos 4 x 4 y una tarjeta de subte.

viernes, 19 de febrero de 2010

NOTA DE LA SEMANA

"El péndulo del fracaso"

Publicado en el diario "La Nación" el 18 de febrero de 2010

Desbocado gasto público, creciente déficit fiscal, provincias en rojo, paralización de las inversiones productivas, dolarización de portafolios, fuga de capitales, inflación alta y en aumento, imposibilidad de afrontar la deuda pública según el esquema delineado hace pocos meses, agotamiento de las cajas estatales capaces de prolongar artificialmente la fiesta: la Argentina se enfrenta nuevamente a un escenario que le es bien conocido. Sólo la situación internacional, complicada para los países centrales, pero extraordinariamente favorable para los emergentes, separa a 2010 de 1989 y 2001. Basta recalcular nuestras exportaciones con los precios internacionales de aquellas épocas para comprender lo que nos sucedería si no gozáramos de los beneficios de la siempre despreciada globalización.

No está de más repasar cómo se ha venido a parar aquí después de cinco años de crecimiento chino empujado por el viento de cola, ni extrañarse por un gobierno que se escandaliza por tener que pagar 14% en los mercados internacionales después de haberle abonado 16% al amigo Chávez, ni recordar que aquel dinero fue utilizado para cancelar por adelantado una deuda de 10.000 millones de dólares con el FMI que estaba colocada a menos del 5% anual y cuyos recursos nos vendrían muy bien hoy, o mencionar que la famosa "reestructuración con quita de la deuda" (léase: el formidable pagadiós de más de 60.000 millones de dólares que el kirchnerismo les endilgó a los bonistas hace apenas cuatro años) acaso tenga algo que ver con las tasas de interés que hoy tiene que pagar la Argentina en el mercado mundial. Tampoco sobra señalar la ausencia absoluta de un plan económico, el costosísimo atropello a las instituciones y la desorientación de un gobierno que un día propone a Blejer y al día siguiente designa a Marcó del Pont.

Que las cuentas terminen por ajustarse por la guillotina o por la horca es secundario respecto del hecho de que el ciclo fiesta-crisis-estallido parece estar convirtiéndose en un destino nacional. Después de todo, el péndulo tanto puede llevar un hacha en su extremo como tirar de la soga de la que estamos colgados por el cuello: el 13% de descuento en los salarios y jubilaciones de la Alianza no fue peor que el 40% de inflación con salarios congelados del piloto de tormentas que la siguió. Sin embargo, mientras se prepara el gran debate sobre si la puesta en caja de la economía y la demolición de los salarios argentinos se harán mediante el método "neoliberal" del ajuste o el método "progresista" de la inflación, parece necesario contextualizar este nuevo fracaso en el marco histórico que lo contiene: el de la puja pendular entre un "liberalismo" acríticamente globalista y ajustista que destruyó al Estado para agrandar la Nación, y un "progresismo" proteccionista, populista, industrialista y mercadointernista que destruyó el sector privado y el funcionamiento de los mercados con la excusa de agrandarla. Destrucción sobre destrucción: he aquí el saldo del movimiento pendular del populismo y el elitismo argentinos, pálidos remedos de las fuerzas -la socialdemocracia y el liberalismo- que en lugares más afortunados del mundo han logrado conciliar modernidad y desarrollo con bienestar y justicia social.

No habrá salida del callejón argentino si quienes se dicen progresistas y de izquierda siguen creyendo que todo lo negativo que sucede en este país proviene de las demoníacas fuerzas de "la derecha", ignorando los fracasos sistemáticos del nacionalismo populista disfrazado de izquierda, que han llevado al país a buscar la solución en el otro extremo del péndulo neopopulista-neoliberal.

Videla y Martínez de Hoz no surgieron de un repollo, sino del fracaso espantoso de un gobierno que pasó del distribucionismo del Plan Gelbard al estallido regresivo del Rodrigazo. Tampoco Menem, Cavallo y la convertibilidad salieron de una galera, sino de los errores de un gobierno elogiable en muchos aspectos políticos, pero cuyo modelo estatista, mercadointernista, industrialista y devaluador llevó directamente a la crisis energética, el gasto desbocado, la desinversión generalizada, la fuga de capitales y la hiperinflación. Como nada hemos aprendido los argentinos de la historia, excepto a encontrar en las atrocidades del pasado buenas justificaciones para las actuales, aquí estamos de nuevo hoy.

El autor es diputado nacional por la Coalición Cívica.

jueves, 18 de febrero de 2010

RECORDATORIO CHARLA DEBATE EN MAR DEL PLATA



MAR DEL PLATA. Les recuerdo que el viernes 19 de febrero a las 18 horas daré una charla debate sobre "Globalización y Progresismo" en el parador "El Chiringo". Pueden consultar el mapa para llegar en la página http://www.elchiringo.com.ar/. Los espero...

miércoles, 17 de febrero de 2010

PROGRAMAS DE TV


Lamentablemente no estaré en "A dos voces" ya que se levantó la mesa de debate en la que iba a participar.

lunes, 15 de febrero de 2010

PROGRAMAS DE TV


Hoy estaré en el programa de Mauro Viale a las 20.30 horas por canal 26. Los espero...

miércoles, 10 de febrero de 2010

CHARLA DEBATE EN NECOCHEA Y MAR DEL PLATA

NECOCHEA

El viernes 12 de febrero a las 18 horas caminaré por la peatonal con el referente de la Coalición Cívica Alfredo Barros. Luego daré una charla debate sobre "Qué significa ser progresista en la argentina del siglo XXI" en el cine Ocean ubicado en la calle 83 N* 450. La entrada es libre gratuita.
MAR DEL PLATA

El viernes 19 de febrero a las 18 horas daré una charla debate sobre "Globalización y Progresismo" en el parador "El Chiringo". Pueden consultar el mapa para llegar en la pagina http://www.elchiringo.com/ . Los espero...

lunes, 8 de febrero de 2010

PROGRAMAS DE TV


Hoy a las 22:00 horas estaré en el programa "Desde el llano" con Joaquín Morales Solá por TN. Los espero...

REVISTA CONTRAEDITORIAL


"SOBRE EL SANTO OFICIO DE LA MEMORIA "

Publicado en Contraeditorial Enero 2010


Que el comentario sobre un libro cuyo título es “Santo oficio de la memoria” y que, según la opinión del periodista no desmentida por el autor, “trabaja la cuestión… del ser nacional” sirva como introducción al análisis de la situación del progresismo y la centroizquierda resultaría por lo menos sorprendente en cualquiera de los países del mundo en que el significado de ambas expresiones, progresismo y centroizquierda, no ha sido usurpado por el nacionalismo populista. En cualquiera de los muchos lugares en los que existe una fuerza de centroizquierda progresista con progreso y socialdemócrata de verdad, identificarían los términos “santo oficio”, “memoria” y “ser nacional” con filosofías adyacentes a Heidegger y realidades políticas cercanas a Haider, Le Pen, Bossi y sus tristes sucesores. Aquí no. Aquí la orientación obsesiva hacia el pasado, incompatible con el progresismo; la política “de izquierda” entendida como opción religioso-identitaria desligada de toda conexión con la tradición iluminista-ilustrada, y la apelación al viejo y querido Ser Nacional, tan caro a Videla y socios que su “defensa frente al enemigo apátrida” fue el tópico de preferencia de al menos la mitad de los comunicados de la Junta Genocida, forman parte de un paisaje ideológico naturalizado por el desquicio derivado de casi un siglo de alternancia en el poder entre nacionalismos populistas y nacionalismos elitistas.
Desde luego, no estoy hablando de literatura. Giardinelli es un buen escritor y su extenso libro, extraordinariamente certero en la descripción del tejido invisible que liga a un lejano paese abruzzese con Chaco y Ramos Mejía, formó parte de las lecturas que frecuenté, buscando respuestas, allá por mediados de los Noventa, cuando decidí abandonar la dulce Italia y la republicana, federalista y socialdemocrática Europa para volver a este país desventurado en que la república es una monarquía, el federalismo una arqueología mitológica del pasado y la socialdemocracia consiste en pegar gritos por izquierda y poner huevos por derecha como el tero, ave emblemática del “Ser nacional”.
Entre mis muchas discrepancias con Giardinelli quisiera detenerme en la principal, que da el nombre y el tono a la nota: “Me encantaría que (la centroizquierda) fuera menos infantil y que el progresismo no terminara aliándose con la derecha, como parece estar sucediendo”, dice Giardinelli, acaso subestimando los adjetivos y por ello olvidando cierto libelo leninista que versaba sobre el izquierdismo como enfermedad infantil, precisamente. Pero su afirmación, lejos de ser literaria, tiene un preciso contenido histórico: es realizada un mes después de la derrota del kirchnerismo en Diputados que consagró en la realidad -con un retardo enorme y costoso para el país- el voto del 28 de junio, señalando el fin de una hegemonía parlamentaria que llevaba ya seis años de instaurada. Si no he entendido mal su afirmación, Giardinelli lamenta que lo que él denomina “la centroizquierda” haya abandonado la política de aparente neutralidad de aquellos seis años, que a los efectos prácticos constituyó un indisimulado apoyo a las iniciativas parlamentarias del Gobierno más corrupto, autoritario y concentrador del poder de la historia democrática de este país. Para no hablar de los efectos concretos del reinado kirchnerista en términos de distribución de la riqueza, similar hoy, a seis años de gobierno “progresista” con viento de cola incorporado, a la que existía a mediados del 2001, después de diez años de menemato y dos de recesión aliancista.
Pero no hay por qué remontarse tan lejos. En efecto, la supuesta equidistancia de la “centroizquierda” respecto al kirchnerismo y la oposición “de derecha” ha tenido dos episodios notables: la estatización de los fondos jubilatorios privados depositados en las AFJP y la de Aerolíneas Argentinas, a los cuales el paso del tiempo les ha agregado una perspectiva que permite hoy verificar sus efectos en la realidad, que no es literatura ni relato. Y bien, cuando se trató el tema de las AFJP la oposición “de derecha” de la que formo parte presentó varias propuestas que pemitían avanzar hacia un sistema estatal de gestión jubilatoria sin consentir a los Kirchner el manotazo a la caja de lo ahorrado ni obligar a incorporarse al régimen estatal a quienes una ley del estado democrático argentino les había permitido ahorrar privadamente por años; quienes –además- habían reafirmado esta opción apenas un año antes en virtud de otra ley en vigencia. Propusimos entonces establecer un régimen estatal desde ese momento en adelante y la reapertura por un año del traspaso del sistema privado al estatal para quienes quisieran hacerlo, y sostuvimos que el objetivo del proyecto oficialista no era la estatización del sistema previsional sino el manotazo a noventa mil millones de pesos, una cifra enorme, casi una décima parte del PBI nacional.
La oposición “neutral” de la “centroizquierda” nos acusó entonces de neoliberales y privatistas, de ser “la derecha” y otras lindezas habituales. Que expliquen ahora ellos, y Giardinelli, qué se hizo del dinero que fue a parar a la caja de una ANSES multimillonaria que paga una miserable jubilación mínima a más del 70% de los jubilados argentinos en tanto otorga préstamos a General Motors a tasas (17%) que son menos de un tercio de las que pagan las PYMES nacionales. Una ANSES convertida en banco del Gobierno que puso el resto de lo apropiado a disposición de la gran Kaja de la que hacen su festín las empresas subsidiadas, los gordos moyanistas, los gobernadores e intendentes sumisos y las patotas de Persico y D’Elía. Y que le expliquen también a quienes ahorraron catorce años bajo el amparo de una ley del estado democrático que esto no es un nuevo corralito. Que les digan que al daño infligido por la imposición a las AFJP de comprar bonos del estado (bonos que después el mismo estado defaulteó mientras le pagaba todo, en dólares y por anticipado, al FMI, ante los gritos admirados de “la centroizquierda”) lo completó con la “estatización”, es decir: con la apropiación final de lo poco que quedaba. Y el día de mañana, cuando esos nueve millones de personas que ya tenían ahorrados sus propios fondos de jubilación se vuelquen a las cajas estatales para comer del mismo plato del que se alimentan ya muy mal catorce millones, que nos expliquen a todos por qué explotaron otra vez las cajas estatales. Para entonces los Kirchner ya no estarán y sus reemplazantes pejotistas (¿de derecha?, ¿de izquierda?) podrán burlarse de lo mal que gobernaron quienes los siguieron, como hace hoy Cristina; como si el desplome del 2001 lo hubieran causado otros que ellos, los del pejota noventista y menemista, con la Convertibilidad, el gasto descontrolado y el endeudamiento exponencial de una entera década de la que ahora reniegan. Y luego, si les quedan tiempo y ganas, podrían explicar qué tiene de progresista que la empresa estatal que paga los salarios más altos del país y tiene el índice de productividad más bajo del planeta se encargue de transportar por aire al cinco por ciento más rico de la población nacional a tarifas subsidiadas que crean cada día un agujero de diez millones de pesos en los bolsillos de todos los argentinos, en un país cuyos trenes están como Menem los dejó y cuyas rutas datan de la primera década infame, para no hablar del estado de escuelas y hospitales.
Por supuesto, ninguna de estas realidades importa. Lo que importa es mostrar un discurso y una pose de izquierda, bien de izquierda, en tanto se acusa a otros de ser de derecha, bien de derecha, lo que nos autoconfirma como izquierdistas con credenciales indiscutibles. Lo esencial es, sobre todo y antes que todo, cuidarse de que alguien nos acuse –válgame Dios- de gorilas, por hablar de república y sostener que no necesariamente todo tiene que ser estatal, ni privado. Total, los cinco años de gobierno K en los que las AFJP hicieron desastres, los mismos que Marsans empleó en vaciar por tercera vez Aerolíneas, los mismos de la creciente sojización del campo que Giardinelli denuncia, son culpa de las corporaciones y no responsabilidad del mismo gobierno que –Giardinelli dixit- es muy malo pero siempre mejor que la horrible oposición de la derecha idiota y tarada, que ostensiblemente trabaja para la Embajada, el FMI, la Sociedad Rural, el diario La Nación y los grandes bancos. Cosa curiosa, la Embajada, el FMI, las agrupaciones empresariales como la Sociedad Rural, los diarios liberal-conservadores como La Nación y los grandes bancos existen también en España, en Uruguay, en Chile, en Brasil y en casi todos esos países que progresan lentamente pero sin pausas ni estallidos, y en los que no se ha visto el auge de la industria cartoneril, ni chicos revoleando pelotitas en los semáforos, ni hay hambre mientras el demoníaco sector privado produce comida para siete veces la población existente, ni se pegan violentos manotazos a los recursos públicos que son encubiertos por un discurso pseudoprogre que confunde a Dios con el Estado. Tampoco existen en ellos en el gobierno, y desde hace casi dos décadas ininterrumpidas, mafias corporativas disfrazadas de movimientos populistas surgidos hace sesenta años, un día “de derecha” y el siguiente “de izquierda”, ni quienes les hagan el juego en nombre de una pretendida equidistancia entre quienes todo se lo roban y quienes los denuncian.
En donde las cosas funcionan bien, o al menos: mucho mejor que aquí, primero se respetan las instituciones y las leyes, después se combate la corrupción en lugar de justificarla y promoverla, luego se es democrático y honesto y republicano, y después, sólo después, de derecha o de izquierda. Aquí, en cambio, ser de izquierda significa ser hipercrítico respecto a todo excepto a la propia izquierda. ¡Con la izquierda no! ¡Con la izquierda no se juega! Criticar a la “izquierda” es “hacerle el juego a la derecha”. DE manera que Videla es producto de la pura maldad humana y no tienen nada que ver con los desastres irresponsables pergeñados por el populismo nacionalista disfrazado de izquierda que desde 1973 pasó del gobierno nacional y popular a la metralla en las calles y el Rodrigazo. Y Menem salió de una galera y no de los desmanejos económicos del alfonsinismo, cuyo estatismo, proteccionismo e industrialismo militantes llevaron a la híper. Y la debacle de la Alianza fue obra de la actual oposición y nada tuvo que ver con el filoperonismo chachista. Y si a los Kirchner los sucede un gobierno derechista pejotista eso no será responsabilidad de los Kirchner ni de los que le hicieron el caldo gordo por seis años, ni -mucho menos- de los que proponen seguir haciéndoselo. La responsabilidad será de quienes denunciaron el carácter corrupto, mercenario, reaccionario y socialmente perverso y desintegrador de este gobierno cuando aún tenía 70% de imagen positiva, y que nunca lo han apoyado ni considerado que había que ser equidistante entre denunciantes y denunciados; es decir: esa parte de la oposición a la que Giardinelli califica hoy de “nostálgicos de la dictadura” y “voceros de los grandes medios”.
Que se califique al fin de la obediencia debida a los K y la desintegración del bloque parlamentario hegemónico y levantamanos de “carnaval de mayorías cambiantes”, y que se diga que la oposición es tarada, idiota y servil a las corporaciones nada menos que en “Miradas al Sur”, medio emblemático del kirchnerismo, deja poco lugar al error bienintencionado. En nombre del santo oficio de la memoria deberíamos, pues, tratar de conservar alguna. No hubo derechas ni izquierdas en el mundo hasta la Asamblea Francesa, esto es: hasta la constitución de un parlamento republicano capaz de dejar atrás la larga noche de las monarquías hereditarias, autoritarias, matrimoniales y patrimoniales. No se ve por cuáles motivos habría de ser distinto en Argentina, ni por qué “la centroizquierda” debería seguir constituyendo aquí el ala izquierdosa de apoyo crítico a la monarquía.

jueves, 4 de febrero de 2010

NOTA DE LA SEMANA


¿Volumen o escala?: el triunfo de David sobre Goliat

El control y organización a nivel de las escalas ampliadas, y en particular: de la escala global, y ya no la magnitud, determinan el poder o su carencia en la era de la globalización. Esta inversión de la importancia entre magnitud y escala, cuya importancia en la época industrial era exactamente inversa, constituye un punto de inflexión entre una era y la otra. Entidades, instituciones y organizaciones pequeñas y medianas, pero globales y des-territorializadas, ganan hoy predominio sobre otras mayores atadas a una lógica territorial, generalmente de tipo nacional. El volumen, la cantidad y la masa total, paradigmas de poder durante los tiempos industriales, se vuelven principios anticuados y obsoletos, en tanto la escala de una organización se transforma en el factor de éxito por excelencia. De allí el apogeo de las involumétricas pero poderosas redes globales.
Cuando el mundo se hace mundial, las instituciones veloces, líquidas, ultramodernas e inmateriales que logran estructurarse como tales obtienen predominio sobre las masivas, sólidas, tradicionales y materiales organizaciones de la era nacional-industrial, es decir: atadas a una lógica territorial y a una estructura de poder de tipo piramidal. Este proceso ha alcanzado un gran desarrollo en el campo económico, en el que la existencia de una estructura computarizada global y a-territorial que trabaja on-line-everywhere-worldwide-all time ha llevado a la financiarización, consagrando y consolidando un rol crucial y creciente de las finanzas respecto al resto de la economía.
Corporaciones pequeñas y medianas logran también ejercer un fuerte control sobre las políticas aplicadas por estados nacionales cuyas dimensiones suelen ser cuantitativamente superiores, ya sea en términos de recursos materiales como humanos. En todos los terrenos y frente a cualquier tipo de competidores, pequeñas empresas globales (y ya no inter-nacionales o multinacionales) logran obtener ventajas sobre competidores mucho mayores gracias a su característica de ser minúsculas y globales al mismo tiempo, lo que sólo es posible gracias al empleo de tecnologías digitales que permiten la organización en redes inmateriales y des-territorializadas.
En la Modernidad-mundial, la afirmación esteticista de que “lo pequeño es hermoso”, que algunas décadas atrás evidenció la primitiva obsolescencia de las magnitudes industriales, debe ser hoy complementado por la afirmación de que “lo global es poderoso”, que expresa con claridad el poder emergente de las escalas ampliadas. Un orden basado en que lo pequeño es hermoso y lo global poderoso implica que el poder no es ya función de la cantidad y la masividad sino de la calidad de recursos y de la escala alcanzada por una red. Por eso, el modelo que invoca la Era Global no es ya el gigantesco pero estático y lento Goliat sino el pequeño pero veloz y dinámico David. Significativamente, el arma de David era una honda que le permitía dominar a su rival mediante la velocidad, la agilidad y aquello que en términos sociológicos Giddens ha denominado “acción a distancia”.
Aquí, allá y en todas partes, pequeños y ágiles Davids globales derrotan a pesados Goliats territoriales gracias a un mayor control del espacio-tiempo social aplicado en escenarios extendidos, en los cuales la escala del poder está determinada por el poder de las escalas. Ya no es el pez grande el que se come al chico, sino el veloz el que se come al lento.
En tanto la ubicación de las unidades productivas es decidida por un mercado global, los hábitos locales son condicionados por los mass-media globales y el crecimiento y la estabilidad de los países se transforma en una mera función de la demanda global, la mayoría de quienes describen la globalización como un simple mito están curiosamente escandalizados por todos estos hechos. En efecto, todos ellos son incomprensibles a través de la aplicación de las categorías territoriales y nacionales a una realidad global y desterritorializada que las ha superado ampliamente.
El antiguo status-quo entre democracia y capitalismo, entre estados y mercados, y entre política y economía, alcanzado durante las Modernidades Nacionales, ha sido quebrado por la globalización, entendida ésta como globalización de la escala en que actúa la economía capitalista de mercado. La condición básica en la que los estados nacionales operaban y en la cual estaba basado el consenso socialdemócrata, es decir: la escala igualmente nacional de la economía y la política fijada durante el período de las Modernidades Nacionales, se ha roto definitivamente. De allí que los procesos económico-financieros sobredeterminen hoy los fenómenos políticos y sociales.
Dado el estrecho margen que las fuerzas económicas globales han dejado a los gobiernos nacionales, las diferencias entre Derecha e Izquierda tienden a desvanecerse, al menos: a escala nacional. Por eso, a lo largo y ancho del mundo, los politólogos necesitan desarrollar y utilizar nuevos conceptos como “retraso de la política”, “pérdida de autonomía de la política”, “déficit democrático”, y conceptualizan la globalización como “desinstitucionalización” y “des-democratización”, en tanto miles de manifestantes protestan en las calles contra la corrupción de las clases políticas y la pérdida de representatividad del sistema democrático.
Se evidencia así que la globalización no es cuestión de magnitud sino de escala, de manera que las instituciones territorialmente focalizadas tienden a quedar fuera de juego. Es por eso que análisis como el del PNUD, que afirma que “el mundo se está haciendo más democrático” porque durante los últimos quince años ciento cuarenta países han “adoptado reglas democráticas como el pluri-partidismo y las elecciones libres” en tanto que “treinta y tres regímenes militares fueron reemplazados por gobiernos civiles, se convierten en simples expresiones de deseo desde que nada ni nadie logra imponer una lógica democrática y humana sobre los decisivos procesos globales.
En un escenario globalmente determinado por el poder de las escalas ampliadas la afirmación de que “las naciones están siendo más democráticas” no lleva ya a la conclusión de que el mundo se esté tornando más democrático, como las Naciones Unidas parecen querer creer. Puntos de vistas exageradamente optimistas acerca de la difusión de la democracia, como el de la “tercera ola de democratización” señalada en su momento por Samuel Huntington, ignoran que la enorme mayoría de los seres humanos no tiene voz ni voto acerca de asuntos centrales como el recalentamiento global, la proliferación nuclear y la volatilidad financiera mundial, que afectan fuertemente su calidad de vida y amenazan su supervivencia. Es precisamente del desencanto producido por esta incomprensión del modus operandi del mundo global en que vivimos que nacen luego las visiones exageradamente pesimistas que conforman una suerte de nuevo apogeo de la desesperación cultural de preguerra, como el caso del mismo Huntington de los últimos años, el del “choque de civilizaciones”, demuestra.

miércoles, 3 de febrero de 2010

martes, 2 de febrero de 2010

Programas de TN


Hoy a las 23 horas me presentaré en el programa "Palabras mas palabras menos" por TN. Los espero...
El programa se suspendió lamento no haber podido avisar antes.