DATOS PERSONALES
- Fernando A. Iglesias
- * Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires
domingo, 28 de marzo de 2010
PROGRAMAS DE TV
Hoy estaré en el programa "La Cornisa" que conduce Luis Majul a las 21:30 horas por América. Los espero...
sábado, 27 de marzo de 2010
LA NOTA DE LA SEMANA
LA MAFIA, EL KIOSCO Y LA PATOTA
(la verdadera reforma institucional argentina)
(la verdadera reforma institucional argentina)
Visto el desmadre de las instituciones tradicionales de la democracia en Argentina, considerado su patético fracaso en proveer a los fines del bienestar general, comprobado su alto costo económico, habiendo dado éstas acabada demostración de su inoperancia en términos de redistribución de la riqueza y promoción de la concordia ciudadana y la paz social, propongo su inmediata abolición y su reemplazo por otras más pertinentes a la índole del alma nacional.
La Presidencia de la Nación y sus correspondientes gabinetes y secretarías, el Senado, la Cámara de Diputados y el Poder Judicial, junto con sus correlativos provinciales y municipales, más el INDEC, el Banco Central, la AFIP y demás agencias estatales perimidas por la fuerza de los hechos, deberán ser abolidos, así como los cargos que de ellos se derivan, para oficializar en el manejo de los asuntos públicos a las instituciones a las cuales nuestra sociedad ha consagrado, desde hace tiempo, el venturoso destino de la Patria. Éstas son: la Mafia, el Kiosco y la Patota.
Artículo I- DE LA MAFIA
- Sin importar su carácter público o privado, se denominará “mafia” a toda asociación dedicada a ignorar el orden civil y jurídico de la República en beneficio de los intereses de sus dirigentes y/o propietarios. A tal efecto se utilizarán las tácticas del saqueo, la apropiación y el manotazo, convenientemente camuflados de defensa de los sagrados intereses de la Nación. Para ello, los jefes de la Mafia utilizarán palabras altisonantes, invocarán la bandera y cantarán el Himno Nacional u otras marchas en toda ocasión que les sea posible.
- El fin de la Mafia es perpetuarse en el poder a como dé lugar, pretextando que sus integrantes son la encarnación misma del Pueblo y la Nación y están por encima de los comunes mortales. De allí que el orden legal patriótico-mafioso les permita ignorar las normas vigentes para el resto de los ciudadanos, llamadas leyes, las que serán descalificadas por los pregoneros de la Mafia como formales, rituales o cualquier otro calificativo desprestigiante. Para facilitar todo ello, el grito de guerra de la Mafia será “La Patria somos nos”.
- La Mafia tendrá un Jefe (o Capomafia). El Jefe (o Capomafia) será la encarnación eterna de los intereses sagrados de la Mafia… hasta la próxima oportunidad. Los cómplices del Jefe de la Mafia se denominarán “Aliados” o “Compadres”. Quienes critiquen al Capomafia o a la Mafia y sus aliados o compadres serán perseguidos en nombre de la defensa del Ser Mafioso nacional. Sus intenciones de reemplazar a la Mafia en el poder serán consideradas de índole subversiva o destituyente, según convenga a la coyuntura política.
- La sucesión en el poder es un asunto interno de la Mafia y su método de dirimición es el de Judas Iscariote. Verificada la incapacidad del Jefe de la Mafia de seguir ejerciendo el liderazgo, o en vistas de un liderazgo más conveniente a los fines de la Organización, los acólitos del antiguo Jefe (o Capomafia) lo apuñalarán por la espalda al grito de “Muerte a Al Capone”. Quienes hayan sido los favoritos en los tiempos de bonanza, los más incondicionales y obsecuentes, serán los responsables de portar el cuchillo y asestar el golpe con el objeto de dar testimonio de la mudable condición del espíritu humano. Una vez en el suelo el viejo Jefe, luego de haber escupido todos sobre el cadáver de quien hasta ayer se reverenció, dará inicio la ceremonia iniciática de “Patear al caído”. Quienes asesten los golpes más certeros obtendrán el título de “Primeros canallas” y se harán acreedores a lugares preferenciales en la nueva estructura del Poder.
- Los enemigos de la Mafia no son portavoces de ideas o intereses diversos sino emisarios del Mal en la Tierra.
- La Mafia mencionará permanentemente los altos fines de la institución de la que se apodere en calidad de parásito, pero su acción se dirigirá en contra de esos objetivos que se proclaman a viva voz.
- Una Mafia potente y parasitaria requiere de una institución anfitriona débil y decadente. Una institución anfitriona fuerte o en trance de recuperación constituye para ella una amenaza de extinción. Todo crecimiento genuino es portador de nuevas ideas y valores, y de sujetos peligrosamente autónomos. Todo avance es potencialmente apaciguador del miedo y generador de esperanzas, y por lo tanto, intrínsecamente peligroso para la Mafia. Ésta ha de oponerse a lo nuevo en nombre de la novedad, a la nobleza y la verdad en nombre de la lucha contra la hipocresía, al progreso en nombre del progresismo, a la democracia en nombre de la democracia, a la vida civil en nombre del amor.
- La Mafia invocará alternativamente el estado de excepción y la normalidad. El estado de excepción, decretado según el parecer incontrastable del Jefe (o Capomafia), servirá para justificar los peores abusos y crímenes. Ante la denuncia de los mismos la Mafia y sus pregoneros alegarán que rige en sus dominios la más absoluta normalidad. En este caso, el de normalidad mafiosa, la llamada al orden de la Mafia será “Aquí no pasa nada”, cuyo subtexto no enunciado será: “que la Mafia no quiera”. En cambio, en caso de caos y excepción, el grito de la Mafia será “En este caos, sólo la Mafia puede gobernar”.
- La Mafia será una familia. La relación que rige entre el Jefe y sus integrantes será la del Padre con sus hijos y/o la del amo con sus mujeres, según convenga (al Jefe). Ante la insidia que permanentemente acecha, las autoridades de la Mafia se refugiarán en los lazos de sangre. Los límites de la Mafia y de la familia están pues, destinados a confundirse, dada la necesaria delegación de responsabilidades según el criterio hemofílico de la consanguinidad. Pero la Mafia será una familia no sólo por su alto grado de endogamia genética y organizativa. La Mafia será una familia porque su principal motor será la disputa por una herencia; una herencia dirimida por el método de Julio César (“Tú también, hijo mío”), más conocido como “Sistema de Judas Iscariote”.
- La Mafia es, constitutivamente, víctima de un complot. Su omnisciente poder será encubierto bajo una apariencia de fragilidad. Quien persigue se presentará como perseguido. Quien es perseguido será denunciado como perseguidor. Se exaltarán las circunstanciales similitudes entre denunciantes y denunciados sin importar violar para ello las más elementales leyes de la ética, que insisten en distinguir a los mafiosos de los que los combaten. En caso de retroceso en la batalla entre la Mafia y sus denigradores, se sugerirá que quienes se oponen a la Mafia no quieren el fin de las mafias sino usurpar a la actual mafia en beneficio de otra aún peor. En este caso, el grito de guerra de la Mafia será “Todo es igual, nada es mejor”
- La verdadera víctima de la Mafia será la entidad parasitada, que decaerá y languidecerá a medida que los tentáculos de la Mafia se apoderen de todo y de todos. La culpa del desmadre no recaerá sobre la Mafia sino sobre quienes conspiren contra ella. Y si alguien, en su necedad, denunciare la responsabilidad de la Mafia e hiciere notar que florecen los jardines vecinos, que no han sido afectados por la mala hierba, la Mafia responderá que esa circunstancia es la mejor demostración de la existencia de un complot contra Ella y contra la Patria, es decir: contra su propiedad.
- La relación entre Mafia y corrupción reconocerá tres grandes etapas. En la primera, la Mafia declarará la lucha contra la anterior corrupción, definida como LA corrupción, única y verdadera. En una segunda etapa, aparecidos los signos de la corrupción propia, la Mafia sostendrá la falsedad de las pruebas y dirá que los denunciantes son agentes del viejo sistema. Finalmente, en la etapa tercera, ante la imposibilidad de ocultar lo incoultable, la Mafia instalará la noción de que el poder y la corrupción son más o menos la misma cosa y llamará a optar entre la corrupción de los corruptos y la de la Mafia, que se corrompe contra su propia voluntad con el objetivo de acabar –de una vez y para siempre- con todas las corrupciones.
- La Mafia se define por su territorialidad. Cada una de sus partes se organizará bajo la forma de territorio y dispondrá de su correspondiente capomafia local. Los chisporroteos internos producidos por la superposición de jefaturas tendrán, a pesar de su apariencia sangrienta, efectos benéficos: 1º) reforzarán la autoridad del Jefe Supremo (o capomafia), único miembro de la Mafia munido de capacidades laudatorias, y 2º) promoverán la división de las fuerzas internas que podrían oponerse a su reelección indefinida.
- En los dominios de la Mafia reinará la omertá. “Los de afuera son de palo” es el principio que deberán sostener todos y cada uno de sus integrantes.
- Para hacer triunfar su versión acerca de la realidad, la Mafia desplegará su legión de bufones y pregoneros. Nadie creerá sus palabras, pero sus palabras no serán pronunciadas para ser creídas sino para destruir el valor de las palabras. La Mafia deberá combinar los enunciados más altos con las acciones más abyectas a fin de que ningún principio útil al combate antimafioso quede sin ser salpicado para que nadie pueda invocar un valor ético capaz de levantar al mundo de su ruina. La fórmula secreta de la Mafia será “Destruir X en nombre de X”, siendo X cualquiera de los valores más caros al individuo humano.
- En todo territorio dominado por una mafia regirán tres tiempos sociales: la Fiesta, la Crisis y el Estallido. Durante la Fiesta la Mafia promoverá la disciplina de tirar manteca al techo, producirá una ilusoria multiplicación de panes y peces, acabará con los puritanos y reaccionarios deberes y obligaciones así como con las ideas de esfuerzo y satisfacción diferida. Preparará así las condiciones para la Crisis y el Estallido. A la Fiesta seguirá la Crisis, y a la Crisis, el Estallido. La Crisis empezará cuando termine la Fiesta y nadie quiera aceptar que se ha terminado, con lo que se producirá, inevitablemente, el Estallido. Pero ni la Crisis ni el Estallido amenazarán el poder de la Mafia. Por el contrario, el temor y la inseguridad que generan serán el mejor argumento para legitimar su existencia, establecer que sólo Ella podrá solucionar la catástrofe que ha originado y anunciar que muy pronto se acabará el Infierno provocado por los enemigos de la Mafia y se pasará directamente al Paraíso, sin los aburridos pasos intermedios que sugiere la racionalidad aristotélica. Con lo cual muy pronto se pasará a una nueva Fiesta y el entero ciclo recomenzará, ya que el tiempo de la Mafia es el del eterno-retorno.
- La mejor habilidad de la Mafia será la de hacernos creer que no existe; lo cual sugerirá que el dominio de la Mafia es inevitable, que las cosas son así desde siempre y siempre permanecerán así independientemente de nuestra voluntad y nuestras acciones. Para asegurar la colaboración de la población con la Mafia se difundirá en la sociedad el gran lema de la solidaridad mafiosa: “Hoy por mí, mañana por ti”.
- Toda mafia poseerá un aparato de prensa y difusión de valores mafiosos, así como de un ejército de funcionarios y amanuenses. Además del Jefe (o Capomafia) y la Familia del Jefe, la Mafia contará con un Gerente general del desastre, un vicejefe de derrotas, varios ministros de la Nada y una legión de secretarios, subsecretarios y menos que subsecretarios encargados de hacer perdurar el orden mafioso, definido y defendido como “Orden natural de las cosas”. Colaborará también con la Mafia una vasta legión de cínicos disfrazados de ingenuos cuya misión será mirar para otro lado, los que estarán también encargados de proponer falsas antinomias que dividan a los enemigos de la Mafia.
La Mafia dispondrá, además, de un Recaudador, de un Contador y de una Patota. El Contador será el encargado de organizar el Kiosco.
Artículo II- DEL KIOSCO
- A los fines del presente proyecto de reforma institucional de la Argentina se denominará “Kiosco” a toda forma organizativa destinada al desvío de fondos, su intercepción y apropiación, y su manejo, gestión y distribución; con el único requisito de que estas operaciones se realicen al margen de la ley.
- La Mafia es el aparato político-organizativo que crea, promueve y defiende la existencia del Kiosco. El Kiosco es el sistema económico que permite la supervivencia de la Mafia. Los académicos y estudiosos del fenómeno los denominarán, respectivamente, “estructura” y “superestructura” y dedicarán sus esfuerzos a discutir cuál de ellos es el fundamental y cuál de ellos, accesorio. Los de origen marxista insistirán en la centralidad del Kiosco y despreciarán a la Mafia por “suprestructural”. Los de tendencias postmodernas harán exactamente lo contrario y centrarán su atención en el “Relato”.
- Se denominará Relato al verso carente de rima asonante o consonante con el cual la Mafia y el Kiosco explican y justifican su existencia y la proponen como imprescindible a los altos fines del bienestar del Pueblo y el porvenir glorioso de la Patria.
- Cada Kiosco contará con sus autoridades propias, independientes de la Mafia pero sujetas a sus decisiones. Serán ellas el Recaudador, el Contador, el Testaferro y el Valijero. El Recaudador deberá organizar el agradecimiento de todos aquellos a quienes la existencia de la Mafia es esencial para sus fines. El Recaudador es el encargado de que aquello que deba estar lleno, esté lleno; y de que las fuerzas vivas de la Patria contribuyan a tan alto cometido.
- El Contador será el encargado del control general de los recursos generados por el Recaudador y de la relación entre el Kiosco y la Mafia. Héroe de dos mundos, el Contador articulará convenientemente los legítimos deseos de poder político de los miembros del Kiosco y las justificadas ambiciones económicas de los distinguidos integrantes de la Mafia.
- El Testaferro será encargado de proteger el buen nombre de los miembros del Kiosco y de la Mafia, como el cumplimiento de los altos cometidos de ambas instituciones reclama. El Testaferro actuará a través del ocultamiento de los crímenes a través de su generosa cesión de identidad. Considerando las calidades morales de la Mafia y sus más altas autoridades, llegadas a esa posición por un proceso de selección denominado “Filtro al revés”, el Testaferro cumplirá importantes funciones de preservación del patrimonio nacional, ya que resulta más seguro que los bienes de la organización parasitada queden en sus manos y no en las de las autoridades de la Mafia.
- Finalmente, el Valijero será el encargado de las ceremonias esotéricas del “Toma y daca”, según las sabias reglas del “Paga-Dios” y el “Chi ha avuto, ha avuto; chi ha dato, ha dato” (palabras provenientes del sánscrito que significan que en los territorios gobernados por una mafia nadie –excepto la misma Mafia- está habilitado para exigir rendición de cuentas). Para todo ello, el Valijero gozará de acceso a los vericuetos del Palacio.
- El Palacio, lugar en el que la Mafia se reúne y organiza, no estará constituido por espacio físico alguno sino que se definirá como tal, como Palacio, en el momento en el que en él se reúna la conducción de la Mafia, o “Mesa chica”, cuya principal preocupación institucional es el manejo de la Caja.
Artículo III- DE LA CAJA
- Si el Kiosco es el núcleo viviente de la Mafia, la Caja es el corazón del Kiosco. Todas las instituciones nacionales que posean o controlen fondos, así como las cuentas corrientes, cajas de ahorro y otras pertenencias de los argentinos, pasarán a ser considerados anexos de la gran Caja Nacional. El Contador controlará el estado de sus cuentas, el Testaferro será su cara visible y el Valijero se encargará de llenarla o de vaciarla, pero preferiblemente lo primero. El Jefe o Capomafia tomará las decisiones sobre lo uno y sobre lo otro sobre la base de las informaciones que le proporcione el Contador con absoluta exclusividad y confidencialidad, ya que el conocimiento de los números de la Caja y del Kiosco es el factor cabalístico que proporciona la cifra mágica en la que se basan el poder de la Mafia y la autoridad del Jefe.
- La Caja estará encargada de organizar la creación de Lealtad a través del trámite de la “Repartija”, actividad vital de la Caja, del Kiosco y de la Mafia que nunca-jamás deberá ser admitida. Para ello deberá esconderse bajo el nombre de “Distribución de la riqueza producida por otros”, más consustanciado con los altos ideales de la Patria.
- Serán instituciones asociadas a la Caja, en el grado y función de agencias recaudadoras, el Garito, el Bingo, los Deme-uno, los Deme-dos, las Valijas Voladoras y la Obra Impúdica. Se reconocerá la intangibilidad de los fondos provistos por la Caja mediante la rascada de olla, el subsidio con retorno, el vaciamiento de lo ajeno y la confiscación de la prosperidad injustificada, los que serán perseguidos mediante los siguientes métodos: el Peaje, el Diego, el Doble Diego, el Triple Diego y la Cometa estelar.
- El objetivo de los esfuerzos de la Caja será el de abarcar la entera sociedad con el programa “Clientelismo para todos” y sus subprogramas asociados “Qué me das, qué te doy” y “A mí también me toca”. Vista la tendencia mundial a favor de los planes universales, los programas “Qué me das, qué te doy” y “A mí también me toca” abarcarán todas las clases sociales con iniciativas adaptadas a las necesidades de cada una de ellas, desde el popular “chorus-pan” al selecto “subsidium ad hominem” a los provincialísimos FGGL (Fondos generadores de gobernadores leales).
- De la infinita aplicación del programa “Clientelismo para todos” se desprenderá una novedosa subjetividad, la del “Cliente”, superadora de la tradicional opción entre el Ciudadano de las repúblicas y el Consumidor de los regímenes neoliberales. El Cliente no será político, no será empresarial, no será nada. El Cliente será argentino y su destino y su supervivencia estarán atados, en sentido inverso, al porvenir de la Caja, del Kiosco y de la Mafia, aunque vivirá convencido de lo contrario.
- El objetivo del programa “Clientelismo para todos” será sostener la caducidad definitiva de la idea de ciudadanía y favorecer su reemplazo por un corpus de Derechos del Cliente. Con ello se logrará la disolución de la sociedad argentina en grupos de clientes unidos por un mismo pedido, o excusa. Estos serán denominados “Tribus reclamantes” y sus lemas fundacionales serán “A los demás les dieron”, “Ahora me toca a mí” y “Dame o rompo todo”.
- Primero estará la Mafia, después los hombres de la Mafia y por último, sus movimientos. Los hombres pasarán, la Mafia quedará. El país también quedará, a la miseria.
- El paso de los hombres y la perennidad de la Mafia son dos caras de una misma moneda. Que existan mafias que parecen ser de derecha y mafias que parecen ser de izquierda, pseudo-progresistas y pseudo-conservadoras, elitistas, populistas y ambas cosas a la vez, o ninguna, se denominará “Pluralidad de las mafias”. Pero la Mafia no será esto, ni lo contrario de esto, ni ninguna otra cosa. La Mafia será una mafia, excepto para sus miembros y cómplices, para quienes constituirá la encarnación del Bien sobre la Tierra. Por eso, al igual que la palabra que nombra a la divinidad en varias religiones, la Mafia no deberá jamás ser mencionada. En su lugar se utilizará el apelativo de la organización de la que la Mafia sea huésped, en nombre de la cual se cometerán las correspondientes aberraciones.
Las filantrópicas actividades de la Mafia, del Kiosco y de la Caja, y sus particulares criterios de Repartija, provocarán envidia en los corazones malvados. En beneficio de la continuidad de esta reforma institucional que proyectará la Argentina a los grandes destinos que le fueran negados, la Mafia, el Kiosco y la Caja tienen la obligación de autoprotegerse ejerciendo el monopolio de la violencia legítima. Para ello se creará la Patota.
Artículo IV- DE LA PATOTA
- La Patota no existe, pero que la hay, la hay.
- Considerando la resistencia con que los seres humanos se oponen a ser aporreados y dada la artera persecución a la que sus miembros son sometidos en nombre de entidades esotéricas como la Constitución, las leyes y el estado de derecho, la Patota estará obligada a disfrazarse con el fin de alcanzar sus altos cometidos, que no son otros que los de la Patria y la Mafia. Para ello dispondrá de variados ropajes: en los sindicatos adoptará las vestes de la protección de la seguridad de los ilustres representantes de los trabajadores argentinos. En las organizaciones políticas reclamará el apelativo de “militancia”. En las organizaciones sociales se vestirá con el uniforme piquetero. En los clubes de fútbol actuará bajo el apelativo de “barra brava”. En las asociaciones de clubes de fútbol empleará el simpático mote de “Barras Argentinas”.
- Para cumplir sus altos cometidos, la Patota se camuflará entre los verdaderos militantes, activistas e hinchas de fútbol haciendo imposible la distinción entre unos y otros y habilitando la acusación de “fascista y reaccionario” a todos aquellos que se atrevan a criticarla, ya sea a ella o a la Mafia de la que depende.
- Cuando los fondos aportados para su subsistencia por la Mafia a través de la Repartija organizada por la Caja del Kiosco lo permitan, la Patota se identificará con uniformes alusivos a su misión de amedrentar, amenazar y eventualmente aporrear a los enemigos de la Mafia. Si sobra, la Patota organizará excursiones internacionales destinadas a mejorar la imagen externa del país y proveerá a sus integrantes con anillos en los que figure la expresión “Panta rei”, que no significa “Rey pantera” sino “Todo pasa”.
- Serán métodos específicos de la Patota el infundio, la alusión amenazadora, la amenaza directa, el escrache, el apriete y el linchamiento después del apriete, que serán aplicados sucesivamente. Sin embargo, en casos de emergencia para la Nación, el Jefe de la Patota (anteriormente: Rey Batata) podrá decidir un adecuado “per saltum” que saque rápidamente del ring a los enemigos del amor y del progreso.
- Lejos de constituir una mera fuerza de choque material, la Patota desempeñará su rol crucial en el plano simbólico. En él, su objetivo principal será la naturalización del odio y la violencia. Para ello, y en nombre de la cultura popular, la Patota será propuesta como modelo de conductas sociales. Jóvenes de todas las clases adoptarán los comportamientos de la Patota como ideal de vida a ser imitado. Circularán por las calles de la ciudad entonando cánticos guturales del tipo “aaaaaaaaaoooooouueee, aaaaaaaaaoooooouueee cada día te quiero másshhh”, o “uaaaaaaaaeeeooo, uaaaaaaaaeeeooo, ueuoaaaaaaaa, esh un shentimiento, no puedo paraaaaaaaaaaar”. Razonarán en política, y en todos los aspectos de la vida, en términos de “Boca o Ríver”, según lo cual lo importante no es tener razón sino defender una identidad. Y ante la observación de que existen –aquí y en el mundo- millares de opciones diferentes a Boca o Ríver responderán que todas ellas son contrarias al legítimo sentir del alma nacional, identificada en la Patota y encarnada en su Rey Batata.
- La Patota y su Rey confundirán los trabajadores con el lumpenaje y la lucha de clases con el resentimiento social, intentando convertir lo primero en lo segundo. En el primer caso, lo harán por medio de un plan económico denominado “Mueran los blancos y el trabajo en blanco”; lo segundo, mediante el despliegue del programa psico-social “Los que tienen un poco más que nosotros son nuestros enemigos de clase”. Los miembros de la Patota despreciarán todo aquello que medie entre la indigencia de la Villa 31 y la opulencia de Puerto Madero, repudiarán a los putos y villeros del otro bando pero expresarán admiración por el INADI y sus autoridades e impulsarán un programa para que halla cada vez ricos más ricos y pobres más pobres, que será denominado “Presupuesto Nacional”. Y sobre todo, antes que todo, y en todos los casos, la Patota descalificará toda forma cultural no populista por elitismo, tachará todo intento de superación personal como forma del trepadorismo social y usará como método de resolución de conflictos la jerga metafísica y la agresión física.
- Otras funciones esenciales de la Patota serán las de convertir al país en una jungla, justificar la barbarie de los unos con la barbarie de los otros y exaltar la degradación de las clases medias en nombre de la igualdad nacional-socialista.
- En situaciones de excepción –es decir: casi siempre- el Capomafia desempeñará funciones específicas de dirección de la Patota. Para ello adoptará las figuras de “El incendiario” (o “Bombero”), y/o de “El Aniquilador” (o “Exterminador”). El Incendiario (o Bombero), y el Aniquilador (o Exterminador) serán encarnaciones supremas de la Mafia y sus instituciones y representarán entera e indistintamente a todos sus funcionarios.
- El Incendiario o Bombero, y el Aniquilador o Exterminador, podrán trabajar en forma conjunta o separada, autónoma o coordinada, pero sus acciones serán complementarias. El Incendiario evitará toda posibilidad de éxito en el caso de una gestión de los asuntos públicos que no provenga de la Mafia. Su fin es provocar y/o anticipar el “Estallido”, tercer tiempo final del ciclo histórico en todo territorio controlado por la Mafia.
- Una vez acontecido el Estallido y llamado el Incendiario a evitar la propagación de las llamas, logrará ese cometido por simple interrupción de sus actividades iconoclastas, lo que le valdrá el título honorífico de “Bombero”. Cuando las circunstancias lo requieran, el Aniquilador o Exterminador subentrará al Incendiario y reclamará a su vez para sí el título de Bombero. Con su alto empeño dirigido a la defensa de los mejores valores de la Patria y de la Mafia, el Aniquilador logrará erosionar, limar, fragmentar y disminuir la vigencia de las viejas instituciones a favor de su definitiva abolición y reemplazo por las nuevas.
- Nadie habrá elegido al Aniquilador, ni al Incendiario, ni a sus sucesivas mutaciones en Exterminador o Bombero. Y sin embargo allí estarán. La sociedad (en lo sucesivo: “los clientes”) se defenderán de sus sensaciones de culpa al grito de “Yo no lo voté”. Sin embargo, la proliferación de mafias, kioscos y patotas, junto con sus organizaciones dependientes y afiliadas, demostrará que –lejos de asistirse a una crisis de representación- la sociedad argentina está perfectamente representada.
- Quienes no gusten de los incendiarios-bomberos podrán votar por los aniquiladores-exterminadores, y viceversa. El voto por la Mafia será, en todos los casos, obligatorio. En estas situaciones, se utilizará con fines propagandísticos la sentencia: “En un país gobernado por la Mafia, sólo la Mafia puede gobernar”; la que será proferida con el tono de las evidencias consumadas.
Anexo 1- DE LA ACADEMIA ANTIACADÉMICA
- La labor ideológico-simbólica de la Patota será complementada, en el campo de las ideas, por la “Academia Antiacadémica”.
- Los miembros de la Academia Antiacadémica pretenderán ser considerados intelectuales pero escribirán en contra del intelecto, emplearán complicados razonamientos para pronunciarse en contra de la razón, ocuparán puestos en las universidades pero se pronunciarán contra el universalismo, insistirán incansablemente con la importancia fundamental de la educación pero acusarán a los graduados universitarios de elitistas y oligarcas, abogarán por el pluralismo y el “reconocimiento del otro” pero sostendrán que quienes no piensan como ellos son cipayos pagados por el imperialismo, se pronunciarán contra el odioso militarismo pero pondrán como ejemplos al Comandante Fidel Castro, el Comandante Che Guevara, al Subcomandante Marcos y al Coronel Chávez. Finalmente, escupirán sobre los demás intelectuales llamándolos “orgánicos” y criticarán su sumisión al Poder desde cargos universitarios y periodísticos que obtendrán con auxilio del poder de la Mafia y el dinero del Kiosco y de la Caja. Todo ello, a fin de que los agentes de las viejas y caducas instituciones y mortales enemigos de las nuevas carezcan de la oportunidad de difundir subversivas teorías antimafiosas que versan sobre la calidad institucional, la racionalidad, la República y la división de poderes.
- El objetivo primero de la “Academia Antiacadémica” es convencer al Pueblo de la Patria de que la Civilización y la Barbarie son dos aspectos paritéticos de una opción, y de que el triunfo de la Barbarie y la consiguiente ausencia de reglas, leyes y estado de derecho, repercutirá en beneficio de los más débiles y desamparados, ya que –como es sabido- bajo la ley de la jungla las gacelas se comen a los leones.
- El cometido principal de la Academia Antiacadémica es sentar el principio de que la obligación de quienes disponen de veinticuatro horas por día para estudiar, razonar y sacar conclusiones es la de seguir las opiniones de quienes deben dedicar las veinticuatro horas del día a parar la olla. En virtud de ello, todo apartamiento de los sentidos comunes populistas impuestos por la Academia antiacadémica deberá ser considerado traición al Pueblo de la Patria.
– La Academia Antiacadémica impondrá las siguientes ideas: 1) en un mundo global regido por el cambio acelerado el estudio obsesivo de la Nación y de su Historia constituye la mejor clave para la comprensión del universo, 2) un pensamiento único se combate construyendo otro pensamiento único, de signo contrario, y 3) las “alternativas superadoras” se encuentran completamente incluidas en la tesis o en la antítesis, de acuerdo a como sople el viento.
- El lema fundamental de la Academia Antiacadémica será “La única verdad es el Relato” y su tarea principal será la de hacer que el Relato triunfante sea el de la Mafia. Para ello, los miembros de la Academia Antiacadémica defenderán los infundios, amenazas, aprietes y linchamientos ejercidos por la Patota como formas específicas de la cultura popular vernácula, defenderán la pobreza por sus altos valores moralizantes y legitimarán las atrocidades cometidas por la Mafia comparándolas con cualesquiera otras peores que hayan sucedido en la Historia, las cuales serán atribuidas a los enemigos de la Mafia y del nuevo orden institucional argentino encarnado en estas disposiciones.
Artículo IV- DE LA SANCIÓN
- Por todo ello y para facilitar la representación de las aspiraciones más genuinas del Pueblo de la Patria, Nos los representantes del pueblo de la ex República Argentina, reunidos en cumplimiento de pactos mafiosos preexistentes, con el objeto de constituir la unión mafiosa, afianzar la injusticia, consolidar la omertá, proveer a la defensa común de la Mafia y sus aliados, promover el bienestar de sus miembros y evitar los beneficios de la libertad para los otros, para su posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino, ordenamos, decretamos y establecemos que el Congreso con sus cámaras, el Poder Judicial con sus tribunales y toda otra institución democrático-liberal republicana, quedan abolidos para siempre.
- En su reemplazo, este proyecto de reforma reconoce y establece, después de siglos de hostigamiento, a la Mafia, el Kiosco, la Caja y la Patota como las verdaderas instituciones de la que un día fuera la República Argentina.
- Esta reforma ha entrado en vigor efectivo muchos años antes de su proclamación como ley. Por lo tanto, archívese y siga la Patria su camino hacia el éxito al que está condenada.
La Presidencia de la Nación y sus correspondientes gabinetes y secretarías, el Senado, la Cámara de Diputados y el Poder Judicial, junto con sus correlativos provinciales y municipales, más el INDEC, el Banco Central, la AFIP y demás agencias estatales perimidas por la fuerza de los hechos, deberán ser abolidos, así como los cargos que de ellos se derivan, para oficializar en el manejo de los asuntos públicos a las instituciones a las cuales nuestra sociedad ha consagrado, desde hace tiempo, el venturoso destino de la Patria. Éstas son: la Mafia, el Kiosco y la Patota.
Artículo I- DE LA MAFIA
- Sin importar su carácter público o privado, se denominará “mafia” a toda asociación dedicada a ignorar el orden civil y jurídico de la República en beneficio de los intereses de sus dirigentes y/o propietarios. A tal efecto se utilizarán las tácticas del saqueo, la apropiación y el manotazo, convenientemente camuflados de defensa de los sagrados intereses de la Nación. Para ello, los jefes de la Mafia utilizarán palabras altisonantes, invocarán la bandera y cantarán el Himno Nacional u otras marchas en toda ocasión que les sea posible.
- El fin de la Mafia es perpetuarse en el poder a como dé lugar, pretextando que sus integrantes son la encarnación misma del Pueblo y la Nación y están por encima de los comunes mortales. De allí que el orden legal patriótico-mafioso les permita ignorar las normas vigentes para el resto de los ciudadanos, llamadas leyes, las que serán descalificadas por los pregoneros de la Mafia como formales, rituales o cualquier otro calificativo desprestigiante. Para facilitar todo ello, el grito de guerra de la Mafia será “La Patria somos nos”.
- La Mafia tendrá un Jefe (o Capomafia). El Jefe (o Capomafia) será la encarnación eterna de los intereses sagrados de la Mafia… hasta la próxima oportunidad. Los cómplices del Jefe de la Mafia se denominarán “Aliados” o “Compadres”. Quienes critiquen al Capomafia o a la Mafia y sus aliados o compadres serán perseguidos en nombre de la defensa del Ser Mafioso nacional. Sus intenciones de reemplazar a la Mafia en el poder serán consideradas de índole subversiva o destituyente, según convenga a la coyuntura política.
- La sucesión en el poder es un asunto interno de la Mafia y su método de dirimición es el de Judas Iscariote. Verificada la incapacidad del Jefe de la Mafia de seguir ejerciendo el liderazgo, o en vistas de un liderazgo más conveniente a los fines de la Organización, los acólitos del antiguo Jefe (o Capomafia) lo apuñalarán por la espalda al grito de “Muerte a Al Capone”. Quienes hayan sido los favoritos en los tiempos de bonanza, los más incondicionales y obsecuentes, serán los responsables de portar el cuchillo y asestar el golpe con el objeto de dar testimonio de la mudable condición del espíritu humano. Una vez en el suelo el viejo Jefe, luego de haber escupido todos sobre el cadáver de quien hasta ayer se reverenció, dará inicio la ceremonia iniciática de “Patear al caído”. Quienes asesten los golpes más certeros obtendrán el título de “Primeros canallas” y se harán acreedores a lugares preferenciales en la nueva estructura del Poder.
- Los enemigos de la Mafia no son portavoces de ideas o intereses diversos sino emisarios del Mal en la Tierra.
- La Mafia mencionará permanentemente los altos fines de la institución de la que se apodere en calidad de parásito, pero su acción se dirigirá en contra de esos objetivos que se proclaman a viva voz.
- Una Mafia potente y parasitaria requiere de una institución anfitriona débil y decadente. Una institución anfitriona fuerte o en trance de recuperación constituye para ella una amenaza de extinción. Todo crecimiento genuino es portador de nuevas ideas y valores, y de sujetos peligrosamente autónomos. Todo avance es potencialmente apaciguador del miedo y generador de esperanzas, y por lo tanto, intrínsecamente peligroso para la Mafia. Ésta ha de oponerse a lo nuevo en nombre de la novedad, a la nobleza y la verdad en nombre de la lucha contra la hipocresía, al progreso en nombre del progresismo, a la democracia en nombre de la democracia, a la vida civil en nombre del amor.
- La Mafia invocará alternativamente el estado de excepción y la normalidad. El estado de excepción, decretado según el parecer incontrastable del Jefe (o Capomafia), servirá para justificar los peores abusos y crímenes. Ante la denuncia de los mismos la Mafia y sus pregoneros alegarán que rige en sus dominios la más absoluta normalidad. En este caso, el de normalidad mafiosa, la llamada al orden de la Mafia será “Aquí no pasa nada”, cuyo subtexto no enunciado será: “que la Mafia no quiera”. En cambio, en caso de caos y excepción, el grito de la Mafia será “En este caos, sólo la Mafia puede gobernar”.
- La Mafia será una familia. La relación que rige entre el Jefe y sus integrantes será la del Padre con sus hijos y/o la del amo con sus mujeres, según convenga (al Jefe). Ante la insidia que permanentemente acecha, las autoridades de la Mafia se refugiarán en los lazos de sangre. Los límites de la Mafia y de la familia están pues, destinados a confundirse, dada la necesaria delegación de responsabilidades según el criterio hemofílico de la consanguinidad. Pero la Mafia será una familia no sólo por su alto grado de endogamia genética y organizativa. La Mafia será una familia porque su principal motor será la disputa por una herencia; una herencia dirimida por el método de Julio César (“Tú también, hijo mío”), más conocido como “Sistema de Judas Iscariote”.
- La Mafia es, constitutivamente, víctima de un complot. Su omnisciente poder será encubierto bajo una apariencia de fragilidad. Quien persigue se presentará como perseguido. Quien es perseguido será denunciado como perseguidor. Se exaltarán las circunstanciales similitudes entre denunciantes y denunciados sin importar violar para ello las más elementales leyes de la ética, que insisten en distinguir a los mafiosos de los que los combaten. En caso de retroceso en la batalla entre la Mafia y sus denigradores, se sugerirá que quienes se oponen a la Mafia no quieren el fin de las mafias sino usurpar a la actual mafia en beneficio de otra aún peor. En este caso, el grito de guerra de la Mafia será “Todo es igual, nada es mejor”
- La verdadera víctima de la Mafia será la entidad parasitada, que decaerá y languidecerá a medida que los tentáculos de la Mafia se apoderen de todo y de todos. La culpa del desmadre no recaerá sobre la Mafia sino sobre quienes conspiren contra ella. Y si alguien, en su necedad, denunciare la responsabilidad de la Mafia e hiciere notar que florecen los jardines vecinos, que no han sido afectados por la mala hierba, la Mafia responderá que esa circunstancia es la mejor demostración de la existencia de un complot contra Ella y contra la Patria, es decir: contra su propiedad.
- La relación entre Mafia y corrupción reconocerá tres grandes etapas. En la primera, la Mafia declarará la lucha contra la anterior corrupción, definida como LA corrupción, única y verdadera. En una segunda etapa, aparecidos los signos de la corrupción propia, la Mafia sostendrá la falsedad de las pruebas y dirá que los denunciantes son agentes del viejo sistema. Finalmente, en la etapa tercera, ante la imposibilidad de ocultar lo incoultable, la Mafia instalará la noción de que el poder y la corrupción son más o menos la misma cosa y llamará a optar entre la corrupción de los corruptos y la de la Mafia, que se corrompe contra su propia voluntad con el objetivo de acabar –de una vez y para siempre- con todas las corrupciones.
- La Mafia se define por su territorialidad. Cada una de sus partes se organizará bajo la forma de territorio y dispondrá de su correspondiente capomafia local. Los chisporroteos internos producidos por la superposición de jefaturas tendrán, a pesar de su apariencia sangrienta, efectos benéficos: 1º) reforzarán la autoridad del Jefe Supremo (o capomafia), único miembro de la Mafia munido de capacidades laudatorias, y 2º) promoverán la división de las fuerzas internas que podrían oponerse a su reelección indefinida.
- En los dominios de la Mafia reinará la omertá. “Los de afuera son de palo” es el principio que deberán sostener todos y cada uno de sus integrantes.
- Para hacer triunfar su versión acerca de la realidad, la Mafia desplegará su legión de bufones y pregoneros. Nadie creerá sus palabras, pero sus palabras no serán pronunciadas para ser creídas sino para destruir el valor de las palabras. La Mafia deberá combinar los enunciados más altos con las acciones más abyectas a fin de que ningún principio útil al combate antimafioso quede sin ser salpicado para que nadie pueda invocar un valor ético capaz de levantar al mundo de su ruina. La fórmula secreta de la Mafia será “Destruir X en nombre de X”, siendo X cualquiera de los valores más caros al individuo humano.
- En todo territorio dominado por una mafia regirán tres tiempos sociales: la Fiesta, la Crisis y el Estallido. Durante la Fiesta la Mafia promoverá la disciplina de tirar manteca al techo, producirá una ilusoria multiplicación de panes y peces, acabará con los puritanos y reaccionarios deberes y obligaciones así como con las ideas de esfuerzo y satisfacción diferida. Preparará así las condiciones para la Crisis y el Estallido. A la Fiesta seguirá la Crisis, y a la Crisis, el Estallido. La Crisis empezará cuando termine la Fiesta y nadie quiera aceptar que se ha terminado, con lo que se producirá, inevitablemente, el Estallido. Pero ni la Crisis ni el Estallido amenazarán el poder de la Mafia. Por el contrario, el temor y la inseguridad que generan serán el mejor argumento para legitimar su existencia, establecer que sólo Ella podrá solucionar la catástrofe que ha originado y anunciar que muy pronto se acabará el Infierno provocado por los enemigos de la Mafia y se pasará directamente al Paraíso, sin los aburridos pasos intermedios que sugiere la racionalidad aristotélica. Con lo cual muy pronto se pasará a una nueva Fiesta y el entero ciclo recomenzará, ya que el tiempo de la Mafia es el del eterno-retorno.
- La mejor habilidad de la Mafia será la de hacernos creer que no existe; lo cual sugerirá que el dominio de la Mafia es inevitable, que las cosas son así desde siempre y siempre permanecerán así independientemente de nuestra voluntad y nuestras acciones. Para asegurar la colaboración de la población con la Mafia se difundirá en la sociedad el gran lema de la solidaridad mafiosa: “Hoy por mí, mañana por ti”.
- Toda mafia poseerá un aparato de prensa y difusión de valores mafiosos, así como de un ejército de funcionarios y amanuenses. Además del Jefe (o Capomafia) y la Familia del Jefe, la Mafia contará con un Gerente general del desastre, un vicejefe de derrotas, varios ministros de la Nada y una legión de secretarios, subsecretarios y menos que subsecretarios encargados de hacer perdurar el orden mafioso, definido y defendido como “Orden natural de las cosas”. Colaborará también con la Mafia una vasta legión de cínicos disfrazados de ingenuos cuya misión será mirar para otro lado, los que estarán también encargados de proponer falsas antinomias que dividan a los enemigos de la Mafia.
La Mafia dispondrá, además, de un Recaudador, de un Contador y de una Patota. El Contador será el encargado de organizar el Kiosco.
Artículo II- DEL KIOSCO
- A los fines del presente proyecto de reforma institucional de la Argentina se denominará “Kiosco” a toda forma organizativa destinada al desvío de fondos, su intercepción y apropiación, y su manejo, gestión y distribución; con el único requisito de que estas operaciones se realicen al margen de la ley.
- La Mafia es el aparato político-organizativo que crea, promueve y defiende la existencia del Kiosco. El Kiosco es el sistema económico que permite la supervivencia de la Mafia. Los académicos y estudiosos del fenómeno los denominarán, respectivamente, “estructura” y “superestructura” y dedicarán sus esfuerzos a discutir cuál de ellos es el fundamental y cuál de ellos, accesorio. Los de origen marxista insistirán en la centralidad del Kiosco y despreciarán a la Mafia por “suprestructural”. Los de tendencias postmodernas harán exactamente lo contrario y centrarán su atención en el “Relato”.
- Se denominará Relato al verso carente de rima asonante o consonante con el cual la Mafia y el Kiosco explican y justifican su existencia y la proponen como imprescindible a los altos fines del bienestar del Pueblo y el porvenir glorioso de la Patria.
- Cada Kiosco contará con sus autoridades propias, independientes de la Mafia pero sujetas a sus decisiones. Serán ellas el Recaudador, el Contador, el Testaferro y el Valijero. El Recaudador deberá organizar el agradecimiento de todos aquellos a quienes la existencia de la Mafia es esencial para sus fines. El Recaudador es el encargado de que aquello que deba estar lleno, esté lleno; y de que las fuerzas vivas de la Patria contribuyan a tan alto cometido.
- El Contador será el encargado del control general de los recursos generados por el Recaudador y de la relación entre el Kiosco y la Mafia. Héroe de dos mundos, el Contador articulará convenientemente los legítimos deseos de poder político de los miembros del Kiosco y las justificadas ambiciones económicas de los distinguidos integrantes de la Mafia.
- El Testaferro será encargado de proteger el buen nombre de los miembros del Kiosco y de la Mafia, como el cumplimiento de los altos cometidos de ambas instituciones reclama. El Testaferro actuará a través del ocultamiento de los crímenes a través de su generosa cesión de identidad. Considerando las calidades morales de la Mafia y sus más altas autoridades, llegadas a esa posición por un proceso de selección denominado “Filtro al revés”, el Testaferro cumplirá importantes funciones de preservación del patrimonio nacional, ya que resulta más seguro que los bienes de la organización parasitada queden en sus manos y no en las de las autoridades de la Mafia.
- Finalmente, el Valijero será el encargado de las ceremonias esotéricas del “Toma y daca”, según las sabias reglas del “Paga-Dios” y el “Chi ha avuto, ha avuto; chi ha dato, ha dato” (palabras provenientes del sánscrito que significan que en los territorios gobernados por una mafia nadie –excepto la misma Mafia- está habilitado para exigir rendición de cuentas). Para todo ello, el Valijero gozará de acceso a los vericuetos del Palacio.
- El Palacio, lugar en el que la Mafia se reúne y organiza, no estará constituido por espacio físico alguno sino que se definirá como tal, como Palacio, en el momento en el que en él se reúna la conducción de la Mafia, o “Mesa chica”, cuya principal preocupación institucional es el manejo de la Caja.
Artículo III- DE LA CAJA
- Si el Kiosco es el núcleo viviente de la Mafia, la Caja es el corazón del Kiosco. Todas las instituciones nacionales que posean o controlen fondos, así como las cuentas corrientes, cajas de ahorro y otras pertenencias de los argentinos, pasarán a ser considerados anexos de la gran Caja Nacional. El Contador controlará el estado de sus cuentas, el Testaferro será su cara visible y el Valijero se encargará de llenarla o de vaciarla, pero preferiblemente lo primero. El Jefe o Capomafia tomará las decisiones sobre lo uno y sobre lo otro sobre la base de las informaciones que le proporcione el Contador con absoluta exclusividad y confidencialidad, ya que el conocimiento de los números de la Caja y del Kiosco es el factor cabalístico que proporciona la cifra mágica en la que se basan el poder de la Mafia y la autoridad del Jefe.
- La Caja estará encargada de organizar la creación de Lealtad a través del trámite de la “Repartija”, actividad vital de la Caja, del Kiosco y de la Mafia que nunca-jamás deberá ser admitida. Para ello deberá esconderse bajo el nombre de “Distribución de la riqueza producida por otros”, más consustanciado con los altos ideales de la Patria.
- Serán instituciones asociadas a la Caja, en el grado y función de agencias recaudadoras, el Garito, el Bingo, los Deme-uno, los Deme-dos, las Valijas Voladoras y la Obra Impúdica. Se reconocerá la intangibilidad de los fondos provistos por la Caja mediante la rascada de olla, el subsidio con retorno, el vaciamiento de lo ajeno y la confiscación de la prosperidad injustificada, los que serán perseguidos mediante los siguientes métodos: el Peaje, el Diego, el Doble Diego, el Triple Diego y la Cometa estelar.
- El objetivo de los esfuerzos de la Caja será el de abarcar la entera sociedad con el programa “Clientelismo para todos” y sus subprogramas asociados “Qué me das, qué te doy” y “A mí también me toca”. Vista la tendencia mundial a favor de los planes universales, los programas “Qué me das, qué te doy” y “A mí también me toca” abarcarán todas las clases sociales con iniciativas adaptadas a las necesidades de cada una de ellas, desde el popular “chorus-pan” al selecto “subsidium ad hominem” a los provincialísimos FGGL (Fondos generadores de gobernadores leales).
- De la infinita aplicación del programa “Clientelismo para todos” se desprenderá una novedosa subjetividad, la del “Cliente”, superadora de la tradicional opción entre el Ciudadano de las repúblicas y el Consumidor de los regímenes neoliberales. El Cliente no será político, no será empresarial, no será nada. El Cliente será argentino y su destino y su supervivencia estarán atados, en sentido inverso, al porvenir de la Caja, del Kiosco y de la Mafia, aunque vivirá convencido de lo contrario.
- El objetivo del programa “Clientelismo para todos” será sostener la caducidad definitiva de la idea de ciudadanía y favorecer su reemplazo por un corpus de Derechos del Cliente. Con ello se logrará la disolución de la sociedad argentina en grupos de clientes unidos por un mismo pedido, o excusa. Estos serán denominados “Tribus reclamantes” y sus lemas fundacionales serán “A los demás les dieron”, “Ahora me toca a mí” y “Dame o rompo todo”.
- Primero estará la Mafia, después los hombres de la Mafia y por último, sus movimientos. Los hombres pasarán, la Mafia quedará. El país también quedará, a la miseria.
- El paso de los hombres y la perennidad de la Mafia son dos caras de una misma moneda. Que existan mafias que parecen ser de derecha y mafias que parecen ser de izquierda, pseudo-progresistas y pseudo-conservadoras, elitistas, populistas y ambas cosas a la vez, o ninguna, se denominará “Pluralidad de las mafias”. Pero la Mafia no será esto, ni lo contrario de esto, ni ninguna otra cosa. La Mafia será una mafia, excepto para sus miembros y cómplices, para quienes constituirá la encarnación del Bien sobre la Tierra. Por eso, al igual que la palabra que nombra a la divinidad en varias religiones, la Mafia no deberá jamás ser mencionada. En su lugar se utilizará el apelativo de la organización de la que la Mafia sea huésped, en nombre de la cual se cometerán las correspondientes aberraciones.
Las filantrópicas actividades de la Mafia, del Kiosco y de la Caja, y sus particulares criterios de Repartija, provocarán envidia en los corazones malvados. En beneficio de la continuidad de esta reforma institucional que proyectará la Argentina a los grandes destinos que le fueran negados, la Mafia, el Kiosco y la Caja tienen la obligación de autoprotegerse ejerciendo el monopolio de la violencia legítima. Para ello se creará la Patota.
Artículo IV- DE LA PATOTA
- La Patota no existe, pero que la hay, la hay.
- Considerando la resistencia con que los seres humanos se oponen a ser aporreados y dada la artera persecución a la que sus miembros son sometidos en nombre de entidades esotéricas como la Constitución, las leyes y el estado de derecho, la Patota estará obligada a disfrazarse con el fin de alcanzar sus altos cometidos, que no son otros que los de la Patria y la Mafia. Para ello dispondrá de variados ropajes: en los sindicatos adoptará las vestes de la protección de la seguridad de los ilustres representantes de los trabajadores argentinos. En las organizaciones políticas reclamará el apelativo de “militancia”. En las organizaciones sociales se vestirá con el uniforme piquetero. En los clubes de fútbol actuará bajo el apelativo de “barra brava”. En las asociaciones de clubes de fútbol empleará el simpático mote de “Barras Argentinas”.
- Para cumplir sus altos cometidos, la Patota se camuflará entre los verdaderos militantes, activistas e hinchas de fútbol haciendo imposible la distinción entre unos y otros y habilitando la acusación de “fascista y reaccionario” a todos aquellos que se atrevan a criticarla, ya sea a ella o a la Mafia de la que depende.
- Cuando los fondos aportados para su subsistencia por la Mafia a través de la Repartija organizada por la Caja del Kiosco lo permitan, la Patota se identificará con uniformes alusivos a su misión de amedrentar, amenazar y eventualmente aporrear a los enemigos de la Mafia. Si sobra, la Patota organizará excursiones internacionales destinadas a mejorar la imagen externa del país y proveerá a sus integrantes con anillos en los que figure la expresión “Panta rei”, que no significa “Rey pantera” sino “Todo pasa”.
- Serán métodos específicos de la Patota el infundio, la alusión amenazadora, la amenaza directa, el escrache, el apriete y el linchamiento después del apriete, que serán aplicados sucesivamente. Sin embargo, en casos de emergencia para la Nación, el Jefe de la Patota (anteriormente: Rey Batata) podrá decidir un adecuado “per saltum” que saque rápidamente del ring a los enemigos del amor y del progreso.
- Lejos de constituir una mera fuerza de choque material, la Patota desempeñará su rol crucial en el plano simbólico. En él, su objetivo principal será la naturalización del odio y la violencia. Para ello, y en nombre de la cultura popular, la Patota será propuesta como modelo de conductas sociales. Jóvenes de todas las clases adoptarán los comportamientos de la Patota como ideal de vida a ser imitado. Circularán por las calles de la ciudad entonando cánticos guturales del tipo “aaaaaaaaaoooooouueee, aaaaaaaaaoooooouueee cada día te quiero másshhh”, o “uaaaaaaaaeeeooo, uaaaaaaaaeeeooo, ueuoaaaaaaaa, esh un shentimiento, no puedo paraaaaaaaaaaar”. Razonarán en política, y en todos los aspectos de la vida, en términos de “Boca o Ríver”, según lo cual lo importante no es tener razón sino defender una identidad. Y ante la observación de que existen –aquí y en el mundo- millares de opciones diferentes a Boca o Ríver responderán que todas ellas son contrarias al legítimo sentir del alma nacional, identificada en la Patota y encarnada en su Rey Batata.
- La Patota y su Rey confundirán los trabajadores con el lumpenaje y la lucha de clases con el resentimiento social, intentando convertir lo primero en lo segundo. En el primer caso, lo harán por medio de un plan económico denominado “Mueran los blancos y el trabajo en blanco”; lo segundo, mediante el despliegue del programa psico-social “Los que tienen un poco más que nosotros son nuestros enemigos de clase”. Los miembros de la Patota despreciarán todo aquello que medie entre la indigencia de la Villa 31 y la opulencia de Puerto Madero, repudiarán a los putos y villeros del otro bando pero expresarán admiración por el INADI y sus autoridades e impulsarán un programa para que halla cada vez ricos más ricos y pobres más pobres, que será denominado “Presupuesto Nacional”. Y sobre todo, antes que todo, y en todos los casos, la Patota descalificará toda forma cultural no populista por elitismo, tachará todo intento de superación personal como forma del trepadorismo social y usará como método de resolución de conflictos la jerga metafísica y la agresión física.
- Otras funciones esenciales de la Patota serán las de convertir al país en una jungla, justificar la barbarie de los unos con la barbarie de los otros y exaltar la degradación de las clases medias en nombre de la igualdad nacional-socialista.
- En situaciones de excepción –es decir: casi siempre- el Capomafia desempeñará funciones específicas de dirección de la Patota. Para ello adoptará las figuras de “El incendiario” (o “Bombero”), y/o de “El Aniquilador” (o “Exterminador”). El Incendiario (o Bombero), y el Aniquilador (o Exterminador) serán encarnaciones supremas de la Mafia y sus instituciones y representarán entera e indistintamente a todos sus funcionarios.
- El Incendiario o Bombero, y el Aniquilador o Exterminador, podrán trabajar en forma conjunta o separada, autónoma o coordinada, pero sus acciones serán complementarias. El Incendiario evitará toda posibilidad de éxito en el caso de una gestión de los asuntos públicos que no provenga de la Mafia. Su fin es provocar y/o anticipar el “Estallido”, tercer tiempo final del ciclo histórico en todo territorio controlado por la Mafia.
- Una vez acontecido el Estallido y llamado el Incendiario a evitar la propagación de las llamas, logrará ese cometido por simple interrupción de sus actividades iconoclastas, lo que le valdrá el título honorífico de “Bombero”. Cuando las circunstancias lo requieran, el Aniquilador o Exterminador subentrará al Incendiario y reclamará a su vez para sí el título de Bombero. Con su alto empeño dirigido a la defensa de los mejores valores de la Patria y de la Mafia, el Aniquilador logrará erosionar, limar, fragmentar y disminuir la vigencia de las viejas instituciones a favor de su definitiva abolición y reemplazo por las nuevas.
- Nadie habrá elegido al Aniquilador, ni al Incendiario, ni a sus sucesivas mutaciones en Exterminador o Bombero. Y sin embargo allí estarán. La sociedad (en lo sucesivo: “los clientes”) se defenderán de sus sensaciones de culpa al grito de “Yo no lo voté”. Sin embargo, la proliferación de mafias, kioscos y patotas, junto con sus organizaciones dependientes y afiliadas, demostrará que –lejos de asistirse a una crisis de representación- la sociedad argentina está perfectamente representada.
- Quienes no gusten de los incendiarios-bomberos podrán votar por los aniquiladores-exterminadores, y viceversa. El voto por la Mafia será, en todos los casos, obligatorio. En estas situaciones, se utilizará con fines propagandísticos la sentencia: “En un país gobernado por la Mafia, sólo la Mafia puede gobernar”; la que será proferida con el tono de las evidencias consumadas.
Anexo 1- DE LA ACADEMIA ANTIACADÉMICA
- La labor ideológico-simbólica de la Patota será complementada, en el campo de las ideas, por la “Academia Antiacadémica”.
- Los miembros de la Academia Antiacadémica pretenderán ser considerados intelectuales pero escribirán en contra del intelecto, emplearán complicados razonamientos para pronunciarse en contra de la razón, ocuparán puestos en las universidades pero se pronunciarán contra el universalismo, insistirán incansablemente con la importancia fundamental de la educación pero acusarán a los graduados universitarios de elitistas y oligarcas, abogarán por el pluralismo y el “reconocimiento del otro” pero sostendrán que quienes no piensan como ellos son cipayos pagados por el imperialismo, se pronunciarán contra el odioso militarismo pero pondrán como ejemplos al Comandante Fidel Castro, el Comandante Che Guevara, al Subcomandante Marcos y al Coronel Chávez. Finalmente, escupirán sobre los demás intelectuales llamándolos “orgánicos” y criticarán su sumisión al Poder desde cargos universitarios y periodísticos que obtendrán con auxilio del poder de la Mafia y el dinero del Kiosco y de la Caja. Todo ello, a fin de que los agentes de las viejas y caducas instituciones y mortales enemigos de las nuevas carezcan de la oportunidad de difundir subversivas teorías antimafiosas que versan sobre la calidad institucional, la racionalidad, la República y la división de poderes.
- El objetivo primero de la “Academia Antiacadémica” es convencer al Pueblo de la Patria de que la Civilización y la Barbarie son dos aspectos paritéticos de una opción, y de que el triunfo de la Barbarie y la consiguiente ausencia de reglas, leyes y estado de derecho, repercutirá en beneficio de los más débiles y desamparados, ya que –como es sabido- bajo la ley de la jungla las gacelas se comen a los leones.
- El cometido principal de la Academia Antiacadémica es sentar el principio de que la obligación de quienes disponen de veinticuatro horas por día para estudiar, razonar y sacar conclusiones es la de seguir las opiniones de quienes deben dedicar las veinticuatro horas del día a parar la olla. En virtud de ello, todo apartamiento de los sentidos comunes populistas impuestos por la Academia antiacadémica deberá ser considerado traición al Pueblo de la Patria.
– La Academia Antiacadémica impondrá las siguientes ideas: 1) en un mundo global regido por el cambio acelerado el estudio obsesivo de la Nación y de su Historia constituye la mejor clave para la comprensión del universo, 2) un pensamiento único se combate construyendo otro pensamiento único, de signo contrario, y 3) las “alternativas superadoras” se encuentran completamente incluidas en la tesis o en la antítesis, de acuerdo a como sople el viento.
- El lema fundamental de la Academia Antiacadémica será “La única verdad es el Relato” y su tarea principal será la de hacer que el Relato triunfante sea el de la Mafia. Para ello, los miembros de la Academia Antiacadémica defenderán los infundios, amenazas, aprietes y linchamientos ejercidos por la Patota como formas específicas de la cultura popular vernácula, defenderán la pobreza por sus altos valores moralizantes y legitimarán las atrocidades cometidas por la Mafia comparándolas con cualesquiera otras peores que hayan sucedido en la Historia, las cuales serán atribuidas a los enemigos de la Mafia y del nuevo orden institucional argentino encarnado en estas disposiciones.
Artículo IV- DE LA SANCIÓN
- Por todo ello y para facilitar la representación de las aspiraciones más genuinas del Pueblo de la Patria, Nos los representantes del pueblo de la ex República Argentina, reunidos en cumplimiento de pactos mafiosos preexistentes, con el objeto de constituir la unión mafiosa, afianzar la injusticia, consolidar la omertá, proveer a la defensa común de la Mafia y sus aliados, promover el bienestar de sus miembros y evitar los beneficios de la libertad para los otros, para su posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino, ordenamos, decretamos y establecemos que el Congreso con sus cámaras, el Poder Judicial con sus tribunales y toda otra institución democrático-liberal republicana, quedan abolidos para siempre.
- En su reemplazo, este proyecto de reforma reconoce y establece, después de siglos de hostigamiento, a la Mafia, el Kiosco, la Caja y la Patota como las verdaderas instituciones de la que un día fuera la República Argentina.
- Esta reforma ha entrado en vigor efectivo muchos años antes de su proclamación como ley. Por lo tanto, archívese y siga la Patria su camino hacia el éxito al que está condenada.
lunes, 22 de marzo de 2010
sábado, 20 de marzo de 2010
NOTA DE LA SEMANA
Discurso sobre Malvinas en el recinto
Sr. Presidente (Fellner).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Iglesias.- Señor presidente: en primer lugar quiero hacer una breve reflexión sobre el tema de la soberanía.
La soberanía en el siglo XXI no puede responder a los mismos parámetros que eran habituales en el siglo XIX. La soberanía ya no es plantar una bandera e incluir un territorio en el mapa. En el análisis de un concepto moderno de soberanía debe tenerse en cuenta la ausencia de una política demográfica, de recursos naturales y de una política energética en la Argentina actual.
No me voy a detener demasiado en este punto por los motivos que ha enunciado la doctora Carrió, pero la triste realidad es que la Patagonia está vacía y hablar de una ausencia de política demográfica es ser muy indulgentes en la crítica.La acumulación de pobres e indigentes en las periferias de las grandes ciudades del país y la Patagonia vacía son las caras de una misma moneda. Pensar que esto forma parte de la ausencia de una política demográfica y no de parte de un programa de clientelismo político es una concesión que hacemos provisoriamente al Gobierno.
Está bien rescatar el concepto de soberanía, pero sería mejor si lo vinculáramos con una política demográfica de ocupación de todo el territorio del país.
También quiero llamar la atención sobre el tema de los recursos naturales, ya que actualmente están siendo extraídos de las cuencas mineras en base a una legislación de la siempre criticada década del 90. Como consecuencia de esa legislación, que está vigente, de los recursos naturales que se extraen irreparablamente por una sola vez solo una pequeña porción de la riqueza producida queda en el país.
También quiero llamar la atención sobre la ausencia de una política energética, porque nos ocupamos de explorar la enorme plataforma del extenso mar argentino sólo después de que Inglaterra envía una plataforma de exploración petrolera desde el otro extremo del mundo, lo que denuncia la ausencia de una política de Estado con respecto al sector energético.
Por lo tanto, el tema de la soberanía se inicia necesariamente con el rechazo de la presencia de una potencia extra continental en Malvinas, pero no se termina allí, ya que requiere una política de Estado en materia demográfica y de recursos naturales y energéticos.
Quiero cerrar mi discurso pensando no sólo en el pasado, sino también en el futuro, y el futuro es la Antártida. El tema de Malvinas esconde la cuestión de la Antártida y la explotación de sus recursos. El Tratado Antártico se vence en 2048, y ya hay potencias, como la Unión Soviética, que han plantado banderas y anunciado su voluntad de explotar esos recursos en el Ártico y en la Antártida.
Por lo tanto, los temas de la Antártida y el de las Malvinas están estrechamente ligados. Si bien no he coincidido con muchas de las apreciaciones de mi amigo y colega, el señor diputado Godoy, ex presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, quiero rescatar una de las mejores iniciativas que ha tenido la Cámara en estos dos años.Me refiero a la presencia de diputados argentinos y chilenos en una reunión conjunta en la Antártida, donde se fijaron dos criterios básicos. En primer lugar, el rechazo de la presencia de una potencia extracontinental en la zona. En segundo término, la postergación de la discusión del tema de la soberanía y de las disputas entre Chile y la Argentina en relación a la Antártida.
Pareciera que falta bastante para 2048, pero con la aceleración del tiempo que experimenta la sociedad global, en realidad, el tiempo no es demasiado. La pregunta es: ¿qué vamos a hacer con la Antártida. ¿La vamos a poner en el mapa mientras los chilenos, los brasileños y los británicos también la ponen en sus mapas y enseñan que la Antártida es chilena, brasileña o inglesa? ¿O tendremos una política activa con respecto a la Antártida?
Me parece que la presencia de diputados chilenos y argentinos y el acuerdo de postergar la discusión sobre la soberanía debe profundizarse con una propuesta. Creo que debemos explorar la posibilidad no sólo de postergar la discusión con respecto a la Antártida por determinado tiempo, sino que esa subordinación del tema de la soberanía al de la integración regional debe hacerse indefinida y permanentemente. Dado que nos estamos ocupando de la integración regional en el continente, debemos pensar en términos de una una autoridad conjunta argentino-chilena en la Antártida y de la explotación conjunta de sus recursos naturales. Me parece que esta posibilidad merece al menos ser considerada en la agenda de integración regional.
Esta presencia simultánea de la Argentina y Chile marca lo que debería ser una política activa presente para las Malvinas y para la Antártida, que es la integración regional. La soberanía nacional no se puede discutir en el siglo XXI a partir de una noción decimonónica, nacionalista y aislacionista, sino a partir de la integración regional. Sin integración regional, sin grandes países de la región que nos apoyen en la reivindicación básica de que ninguna potencia extracontinental debe tener territorios en Sudamérica, va a ser muy difícil que podamos avanzar más allá de hacer mapas, colocar banderitas y quejarnos en los foros de la ONU, sin que nada de esto se manifieste efectivamente en una soberanía efectiva, demográfica y de recursos naturales, sobre un territorio.
La unidad del bloque regional, del Mercosur, y en particular del UNASUR, que en materia de defensa tiene un contenido muy fuerte, debe ser clara respecto del rechazo de la presencia extra continental en malvinas, y debería ser la clave primera de una política activa para las Malvinas y, en el futuro, para la Antártida. Digo esto porque una estrategia regional y no aislacionista nos permite aliarnos a muchos actores regionales –me refiero claramente a Brasil- que tienen un interés directo en que no haya una presencia británica y, sobre todo, una presencia militar extracontinental cercana a las costas de Sudamérica.
Me parece que ésta debería ser la prioridad de la política con respecto a Malvinas, y tendría que incluir estos dos ejes: políticas de Estado a nivel nacional en materia demográfica, de recursos naturales y energéticos en el corto y mediano plazo y, en el más largo plazo, una política de integración regional que incluya la discusión “bloque a bloque” de los temas que tienen que ver con los últimos vestigios de una presencia colonial en las tierras y los mares del sur, que todo el bloque regional rechaza. Es responsabilidad de la Argentina y de su Gobierno hacer que las declamaciones sobre la soberanía se transformes en políticas de integración regional activas.
jueves, 18 de marzo de 2010
lunes, 15 de marzo de 2010
NOTA DE LA SEMANA
"Entre fundamentalistas del aire acondicionado y talibanes del calefactor"
¡Ya está de nuevo entre nosotros! ¡Ya comenzó! ¡El gran superclásico argentino! No. No es Boca-River sino la eterna polémica entre los fundamentalistas del aire acondicionado y los talibanes del calefactor.
En los países normales, que –es cierto- son cada vez menos, los períodos económicos se dividen en ciclos expansivos y ciclos recesivos. Aquí no. Aquí los ciclos económicos se dividen en el ciclo de la fiesta y el ciclo del colapso y la desesperación. Terminado el primero y habiéndose avizorada la aproximación inquietante del segundo, los fundamentalistas de un lado y los talibanes del otro, evidentes responsables del estropicio, quieren meter las manos en la masa con la excusa de propiciar una solución.
Ahora bien, cualquier ser humano medianamente racional procede ante el frío y el calor con dos respuestas previsibles: cuando hace calor prende el aire acondicionado, y cuando hace frío enciende el calefactor. Más o menos lo mismo hacen los gobiernos medianamente racionales, que ahorran y combaten la inflación (ponen el aire acondicionado) durante los ciclos económicos expansivos y calientes para poder usar esos ahorros y dilatar la base monetaria (calefaccionar, digamos) cuando llega el momento del frío y la recesión. Aquí, no. Aquí cuando llegan al poder los fundamentalistas del aire acondicionado aplican la receta del Doctor Hielo cualquiera sea el clima reinante, con lo que más tarde o más temprano el país alcanza el equilibrio fiscal, la paz de los cementerios y la temperatura de un congelador. De manera que en el turno siguiente se consagran sus detractores, los talibanes del calefactor, que elaboran un largo relato acerca de las ventajas del clima tropical, ponen las estufas a trabajar a full en pleno verano, acusan a los que les advierten de los peligros crecientes y evidentes de ser empleados de las compañías de aire acondicionado y logran finalmente que la temperatura inflacionaria supere los 40 grados anuales y el país estalle y el péndulo entre fundamentalistas y talibanes vuelva a recomenzar su destructiva oscilación. Desde luego, con cada movimiento pendular y con cada inversión binaria de las políticas que hasta pocos años antes eran señaladas como fuente de todas las virtudes, el país y su gente (y el desarrollo productivo, la competitividad, la distribución del ingreso y otras minucias) dan no ya uno, sino tres o cuatro pasos atrás, originando vigorosas tomas de posición de quienes prefieren el descuento del 13% de la Alianza al 40% de inflación con salarios congelados de Duhalde y Remes Lenicov (o viceversa).
Fue por estos mecanismos de sustitución de un pensamiento único por el pensamiento único contrario que –sin importar en qué orden se produjera el recambio- en los gloriosos setenta se fue de Gelbard a Martínez de Hoz pasando por el Rodrigazo. Fue así que la debacle hiperinflacionaria trajo diez años de convertibilidad, que fueron previsiblemente seguidos por la epopeya defaultista de Rodríguez Saa, la devaluacionista de Duhalde y el pagadios de Kirchner, con resultados que vuelven a apreciarse hoy: imposibilidad de financiarse a tasas razonables, déficit fiscales nacional y provinciales, niveles de pobreza e indigencia cercanos a los de 2001, manotazo último a la última de las cajas disponibles e inicio de una nueva y apasionante polémica entre los fundamentalistas del aire acondicionado y los talibanes del calefactor.
miércoles, 10 de marzo de 2010
sábado, 6 de marzo de 2010
NOTA DE LA SEMANA
SER FRÍVOLO
Al que no se quiere salvar, nadie lo salva.
Cesare Pavese, El oficio de vivir
Al que no se quiere salvar, nadie lo salva.
Cesare Pavese, El oficio de vivir
Le debo mucho a Jorge Fontevecchia. Sus publicaciones estuvieron entre las primeras que acogieron mis escritos cuando yo era un intelectual preocupado por cuestiones tan abstrusas para la sociedad argentina como el federalismo regional y mundial, la democracia global y la reforma democrática de la ONU, y se cuentan hoy entre las pocas que no me han arrojado de ese lugar por haber cometido el pecado de aceptar un compromiso político. No puedo dejar de mencionarlo antes de manifestar mi completo desacuerdo con su artículo “Ser poronga” (Diario Perfil, 05-03-10), denigrante para con la doctora Elisa Carrió.
Es cierto, la doctora Carrió tiene defectos. Muchos. Algunos, serios. Ninguno de ellos vale la quinta parte de sus virtudes: su cultura general y su amplitud de miras, tan inusuales en nuestras degradadas clases dirigentes; su profunda percepción de la realidad nacional y su brillante intuición política, dos méritos que son uno solo, y –sobre todo- su infinito coraje y devoción a la causa de una república de iguales. Fue en nombre de estas virtudes que acepté ser candidato de la Coalición Cívica hace apenas dos años, cuando nos presentamos a elecciones con una minúscula coalición recién formada para competir con el ministro de economía de Kirchner y contra su mujer, a contramano del 70% de los argentinos que afirmaban tener una imagen positiva de los K y que otorgó a esos dos candidatos el 64% de los votos. Sostuvimos en esa campaña que había que dejar en paz al campo, propusimos reemplazar la gobernabilidad corporativo-mafiosa por otra federal y republicana y advertimos que por el camino que íbamos pronto estaríamos en un escenario político de licuación de los poderes legislativo y judicial y en uno económico de inflación con recesión. Que digan hoy los argentinos si se trataba de profecías apocalípticas o de la más racional previsión del futuro.
Y es esto, en el fondo, lo que a Carrió no se le perdona. Quienes la detestan no detestan sus defectos, sino sus virtudes. Que diga la verdad en un país que desea seguir creyendo que el rey no está desnudo. Que no se adecue pasivamente a la opción entre un marido golpeador, el Pejota, y una oposición sumisa y resignada a ser mujer pobre y golpeada. Que sea la “piedra en el zapato” -como expresó con exacta percepción cierto piloto de tormentas y gran soplador de tornados- del acuerdo entre la nueva cara del pejotismo que gobierna el país desde hace veinte años y esa parte pactista del radicalismo que salió del golpismo destituyente de 1989 convencida que solo podía ser su socio menor, y que le dio la reforma constitucional que necesitaba, le ofreció sus intendentes y gobernadores como candidatos y hasta llevó candidatos pejotistas a la cabeza de su propia fórmula.
Es todo esto lo que no le perdonan a Carrió y a la Coalición Cívica quienes creen que saldremos de la gobernabilidad mafiosa y corporativa por arte de magia, sin esfuerzos ni sacrificios. ¿No hemos pasado ya por esto la década pasada, cuando el país creyó que todo el problema era Menem y que una presidencia sin convicciones, susurradora e indecisa, podría desactivar las bombas de tiempo dejadas por el pejotismo entonces menemista? “El cambo seguro”, como rezaba nuestra errada consigna electoral hace menos de un año. Digamos la verdad, para variar: no hay salida de una decadencia de décadas sin pagar costos ni tomar riegos. No hay cambio seguro, y a quienes crean lo contrario les espera una nueva desilusión causada por el péndulo mortal entre un pejotismo psicópatico y una oposición mujer-golpeada.
¿Qué Carrió y Cristina gritan? De acuerdo. ¿Son, por eso, lo mismo? Cristina grita desde la cúspide del enorme poder mafioso-corporativo que tiene a su partido, el Pejota, como red tentacular organizadora y a su marido como jefe provisorio; un poder que tiene agarrada a la sociedad argentina… por la garganta. Carrió grita desde el desafío a ese poder. Carrió grita para una sociedad mayoritariamente sorda, que no quiere tener problemas, que quiere que la mafia le arregle los problemas y que por eso vive sepultada de problemas. Carrió grita desde el desierto, acompañada por un pequeño partido que no acepta pactos a espaldas del país y defiende –con errores, cómo no- sus mejores principios: la ética, la república, la distribución verdadera del ingreso. ¿Tan extraviado estás, querido Jorge, para creer que Carrió y Cristina son más o menos lo mismo? ¿Tan bombardeado estás por la presión permanente de esta sociedad que eligió a Cristina, a Néstor, a Duhalde, a Menem I y a Menem II como sus presidentes, y que cuando quiso dejar atrás al vergonzoso pejotismo eligió a De la Rúa? ¿Tan coincidentes son el fondo y la forma como para que denigres a Carrió doblemente, primero llamándola “poronga” y después comparándola con Cristina, la careta de un poder corrupto que está vaciando el país y preparando la siguiente bomba de tiempo para el próximo gobierno “sensato” y “buscador de consensos”?
Lo más extraño de todo es que Fontevecchia -a quien Carrió siempre ha estimado mucho, me consta personalmente- se imagine a sí mismo como parte de una oposición supuestamente racional que teme que al país se lo lleve puesto el delirio fálico de dos locas, cuando lo delirante es seguir esperando que un perverso como Néstor Kirchner actúe de otra manera. Al respecto, bien vale contar una anécdota. Acabábamos de perder la votación por la 125 en Diputados cuando sonó mi celular. Era Carrió. Primera vez en mi vida que me llamaba personalmente, para invitarme a tomar un café en su departamento. Yo estaba cansado por tres meses de dura batalla y por las horas terribles de esa sesión maratónica, y frustrado por la derrota que habíamos sufrido, “irremontable en el Senado” según todos los pronosticadores equilibrados y sensatos. Pero fui, con la diputada Bullrich. Carrió estaba radiante. Nos felicitó por nuestro trabajo y dijo: “Mañana voy a Grondona y Majul y llamo a una marcha para acompañar a los senadores para que no estén solos, como los dejaron a ustedes”. Y agregó: “Van a ver que ganamos”. Lo hizo. Al día siguiente De Angelis había recogido el guante y llamado a marchar contra la 125. Un día más y la Mesa de Enlace tuvo que sumarse a la convocatoria. Trescientas mil personas fueron a Palermo y sumaron votos en el Senado. Ganamos. Ganamos, y el poder kirchnerista empezó desde entonces a crujir y desintegrarse. Ganamos, y esa misma Mesa de Enlace que el sábado en que fui a lo de Carrió estaba escondida debajo de una mesa le bloqueó el acceso al paco de festejo. Ganamos, y una sociedad habituada a la adoración de becerros le atribuyó el mérito al vicepresidente de Cristina Kirchner, que en medio de un discurso balbuceante que duró una hora y después de que el oficialismo se negara a aceptar los muchos puentes que les tendió no pudo menos que tomar la única opción que no conducía a su muerte política inmediata; e incapaz de decir siquiera “NO” dijo: “Mi voto no es positivo”.
Así de superficiales y cínicos somos. Los argentinos, digo. Por eso probablemente gobierne el país en 2011 un dirigente de esa corriente transversal que el Turco Asís definió inmortalmente como la Línea Aire y Sol. Como si el Pacto de San Nicolás y el de Munich fueran la misma cosa. Como si uno se pudiera sentar a firmar pactos de la Moncloa con quienes han violado sistemáticamente la Constitución Nacional. Como si pudieran resistir al embate kirchnerista quienes siguen ansiando que los llamen a “dialogar” los que quebrantan la ley a cada minuto que respiran.
En el fondo, lo que me separa de quienes se escandalizan por los defectos de Carrió es una diferente percepción de la sociedad argentina. Quienes creen que este es un país normal y suponen, por lo tanto, que no hace falta siquiera levantar la voz para intentar crearlo, les parece que lo que dice y hace y Carrió es una demasía. Después se despiertan. Se despiertan sin trabajo en un país donde sobran las oportunidades productivas, sin pan para sus hijos en un país que produce alimentos para siete veces su población, sin educación en el país que parió un Sarmiento. Se despiertan, sin que importe el nivel económico que tengan, sin seguridad, con droga y sin república; en un país desbordante de corrupción y de cómplices que la justifican, y de superficiales frívolos que no son corruptos ni cómplices pero parecen creer que los corruptos y quienes los denuncian son la misma cosa. La tragedia argentina bien puede explicarse así: por la coherente y convencida profundidad de los malvados y la frívola superficialidad de quienes pretenden oponérseles sin tomar riesgos ni pagar costos, como si el parto de una república fuese un pic-nic de colegialas hipnotizadas por la palabra consenso.
Acaso Elisa Carrió nunca gobierne el país. Acaso el poner el cuerpo una vez más para defender la posibilidad de que haya un futuro gobierno capaz de sacar a la Argentina del pantano “se la lleve puesta”, como ella misma dice en la intimidad. Y acaso un gobierno de la línea aire y sol lo haga mejor que los Kirchner. Después de todo, no es muy difícil. Tampoco era tan difícil averiguar quiénes eran los Kirchner antes de votarlos en 2003, o no prestarle vicepresidentes y votos a Cristina en 2007, o desconfiar del falso diálogo de 2009, o prestarle atención a quien lo había denunciado y anticipaba la trampa de una escandalosa apertura de sesiones por parte de un gobierno cuyo comportamiento se parece cada vez al de una banda de boqueteros. Que no lo entienda alguien de la capacidad de Jorge Fontevecchia, una de las mayores cabezas liberales del país, constituye el peor de los presagios.
Acaso Elisa Carrió nunca gobierne el país; pero será una lástima. Acaso en un par de décadas viajemos a Chile, Uruguay y Brasil y experimentemos el mismo envidioso deslumbramiento que hoy sentimos frente a Canadá y Australia, que eran como la Argentina a inicios del siglo pasado, o a Italia y España, que lo fueron hasta bien entrada su segunda mitad. Gobernará la línea aire y sol y sus panegiristas nos hablarán del diálogo y del consenso. Como si Göethe no hubiera existido y los pactos con el diablo pudieran llevar a otro lugar que el infierno.
PROGRAMAS DE TV
jueves, 4 de marzo de 2010
PROGRAMAS DE TV
NOTA DE LA SEMANA
"Todos los golpes de estado"
No le bastaba con inaugurar las sesiones de un Congreso incapaz de funcionar gracias a la negativa oficialista de dar quórum para constituir las comisiones del Senado. No era suficiente hacerlo sancionando un decreto de necesidad y urgencia que se burla de la Constitución, que establece que es el Parlamento el que debe decidir sobre la deuda de la Nación y la designación del presidente del Banco Central. No fue bastante insultar a una Justicia que había establecido que el Fondo del Bicentenario debía discutirse en el Senado sosteniendo que los jueces fallan siguiendo esos mismos titulares de los diarios que tanto la obsesionan. Tampoco se conformó con describir la república virtual de Cristina en el País de las Maravillas, ni le alcanzó con que se apropiaran de las reservas mientras ella se burlaba de la Asamblea Legislativa hablando otra vez de diálogo y pidiendo colaboración a la oposición. La presidenta de todos los argentinos tenía también que bordear la apología del golpe de estado sosteniendo que las fuerzas armadas habían acabado con el fraude patriótico de la década infame.
Merece un textual. Dijo la Presidenta: “Las fuerzas armadas acabaron con el fraude patriótico de la década infame y Perón fue presidente”. Si esto no es exaltar la labor “democratizante” del gobierno de facto del que Perón fue Ministro de Guerra, Secretario de Trabajo y Vicepresidente de la Nación, si esto no es hacer la apología del golpe de estado de 1943, no sé qué es. No sé qué es y espero que algún fiscal lo sepa, de manera que no se me acuse de judicializar la política.
Este país necesita con urgencia una clase dirigente que, sin dejar de colaborar con la Justicia en la persecución de los crímenes imprescriptibles cometidos durante la última dictadura, se ocupe del futuro en vez de seguir salando las heridas del pasado. En este marco, las viejas antinomias entre peronistas y antiperonistas están fuera de lugar. Sin embargo, resulta inaceptable el olvido –un olvido manifestado desde la más alta carga del Estado- de las graves responsabilidades de sectores políticos y sindicales del peronismo en todos los golpes de estado e interrupciones de la continuidad institucional excepto en las que se llevaron a cabo contra gobiernos del Partido Justicialista. Hablo, con muy distinta gravedad, de 1943, 1966, 1989 y 2001. El putsch de 1943, de carácter autoritario y germanófilo, fue un golpe de estado y no un pic-nic de colegialas. La comprobable existencia de un país elitista que marginaba a los trabajadores, a las mujeres y al pueblo de la participación política y sindical no basta para justificar ese alzamiento contra las instituciones. No se construye democracia y ciudadanía alterando el orden republicano sino trabajando dentro de él para construir una democracia sustantiva.
Señalar la obviedad de que todos los golpes de estado son golpes de estado y reclamar su condena incondicionada y unánime nos recuerda lo sucedido en 1989 y 2001 con el único golpismo destituyente que ha existido en el país desde la recuperación de la democracia. Que la Presidenta pretenda reivindicar hoy la gesta ingloriosa de 1943 no pone en duda la voluntad democrática de millones de ciudadanos peronistas pero lo dice todo sobre la tendenciosidad de un gobierno que llegó prometiendo la redistribución de la riqueza, la nueva política y el país en serio, y cuya hegemonía se desmorona hoy sacudida por una epidemia de autoritarismo, ceguera y corrupción sin precedentes.
miércoles, 3 de marzo de 2010
martes, 2 de marzo de 2010
PROGRAMAS DE TV
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