¿Mafia estatal, privada o mixta?
La polémica “Estatal, privada o mixta” se ha
convertido en el más espectacular cazabobos de la Historia argentina. Le ha
permitido al Gobierno alinear, cada vez que ha querido, a una oposición que
confunde el progresismo con el estatismo, cuando no la izquierda con el
estalinismo. Así, corriendo a todo el mundo con la acusación de “gorilas” y
“neoliberales”, quienes fueron protagonistas de las barrabasadas privatistas de
los noventa han logrado imponer las barrabasadas estatistas de esta última
década. Es que en la Argentina de hoy una barrabasada se repara cometiendo otra
de signo contrario. Ad infinitum.
Ayer fueron los jubilados privados y Aerolíneas. Hoy
es el turno de YPF. Y por los mismos mecanismos, renovados ahora con un
nostálgico toque malvinero. Otra vez nosotros contra el mundo. Otra vez vamos
ganando. Otra vez “no se van a animar”. Otra vez nuestros delirios no tendrán
consecuencias negativas. Otra vez la patética cola de los que quieren subirse
al avión “de la soberanía”. Otra vez quien se opone es un traidor y un
vendepatria. Y otra vez los encargados de controlar claman contra los vaciamientos
cometidos en sus narices, otra vez se compran empresas quebradas en vez de
crear y capitalizar otras nuevas, otra vez “el Estados somos todos (pero la
caja te la manejo yo)”, otra vez funcionarios pejotistas estatizando lo que
habían privatizado y otra vez la mayor parte de la oposición, la academia y el
periodismo encandilados, enceguecidos, con la apasionante polémica “estatal,
privada o mixta”.
Y bien: para que algo sea estatal tiene que haber
algo que merezca el nombre de Estado. Y en la Argentina ya no lo hay. En la
Argentina no existe ninguna organización que defienda el interés general. En la
Argentina no hay Estado. En Argentina, lo que hay es una corporación política
que opera en su beneficio y contra los ciudadanos. En la Argentina, gobierna
desde hace más de veinte años una oligarquía pejotista que robaba ayer con la
mano derecha y roba hoy con la izquierda.
¿Dónde estuvo en todos estos años el “interés
general” aplicado a la política energética: cuando privatizaron en los Noventa,
cuando incluyeron en el negocio al amigo Eskenazi sin que pusiera un solo peso
o ahora, cuando estatizan las acciones de una compañía que declaran vaciada y
en quiebra? ¿A quién se le escapa el sentido de este teatro de máscaras
interpretado en nombre de la Patria? ¿A qué “posición histórica” se refieren
los radicales, a la de comparsa del Pejota? ¿En qué “rol del Estado” creen los
socialistas, pino-lozanistas y coalicionistas disidentes? ¿De qué Estado hablan?
¿Del que mantiene al FC Sarmiento en manos de TBA, del que gasta miles de millones
anuales en Fútbol para Todos para que Caruso Lombardi cobre 300.000$ por mes, del
que prepara la reforma constitucional recontra-reeleccionaria o del que hizo lo
que hizo con el INDEC e imprime hoy mismo sus billetes en Ciccone?
¿Y dónde está ese Estado y quiénes son sus funcionarios?
¿El interventor De Vido, que ya “controlaba” a Repsol-YPF; el ministro en las
sombras Kicillof, genio de Aerolíneas Camporistas, o Exequiel Espinosa, nuevo
gerente de explotación de YPF, quien contrató al famoso avión valijero en el que
llegó al país Antonini Wilson? ¿Era estatal, privado o mixto el avión de la célebre
valija? ¿Es estatal, mixto o privado el Tango 010 que transporta a la solitaria
Florencia Kirchner? ¿Se refieren al Estado que hace ocho años creó la única
empresa energética estatal argentina, ENARSA, y la puso a importar gas a cinco
veces el precio que se paga a los productores locales y a financiar el avión de
Antonini? ¿O quizás hablan del Estado que acaba de configurar a YPF como una
sociedad anónima de mayoría estatal fuera del alcance de las agencias estatales
de control, en la que Cristina Kirchner y La Cámpora manejan el 50,01% y
Eskenazi el 25%, con la posibilidad de que si las cosas salen mal en las
elecciones y la recontra-reelección no avanza cualquier mínimo aumento de
capital le saque a un eventual futuro gobierno de la oposición el control sobre
la compañía?
Creer que en la Argentina hay un Estado "mal
gobernado" es no haber entendido lo que pasa, ni lo que significa el “vamos
por todo”. No hay ningún Estado. Lo que hay es una corporación oligárquica y mafiosa
que se apropia de todo con el discurso del Pueblo, la Nación y el Estado. Juntos
votaron ayer y juntos votan hoy. Apoyar que se carguen el futuro con el cuento
del rol del Estado ronda la imbecilidad política absoluta.
El verdadero dilema argentino no es “estatal,
privada o mixta” sino “con la mafia o contra la mafia”. Mafia estatal, mafia privada
o mafia mixta, mafia es y mafia queda. Y ya va siendo hora de que la oposición tome
nota y renuncie a su repetido e impúdico suicidio.