YO LES AVISÉ
(segunda entrega, versión nacional y popular)
Hace un par de meses inauguré la sección YO LES AVISÉ de mi blog con citas extraídas de mis libros que anticipaban el advenimiento de una crisis económica global de magnitud similar a la de 1930. Ahora les ofrezco la segunda entrega de YO LES AVISÉ en su versión nac&pop, extraída de “Kirchner y yo”, mi último libro, con algunas profecías que sonaban excéntricas en 2007 pero que anticiparon bastante bien lo que le iba a pasar a este gobierno no bien se acabase el viento de cola.
Desde luego, la maravillosa frase de Cristina Kirchner (“Estábamos dedicados a crecer cuando apareció el mundo y nos complicó”) tuvo mucho que ver con mi decisión de revisar mis archivos. La lengua no engaña. La frase de Cristina, tampoco. Según enuncia nuestra instruida Presidenta, Argentina estaba fuera del mundo, acaso constituyendo un planeta autónomo, cuando el mundo “apareció y nos complicó”. Digo yo: ¿de dónde se creía CFK que provenía el extraordinario crecimiento de la economía K sino de las ventajas incomparables que por cinco años nos ofreció el mundo? ¿De dónde creía que salían las divisas con las que China nos compraba la soja sino de las ventas de manufacturas chinas a los Estados Unidos? ¿Y de dónde las compras masivas de los Estados Unidos a China (40% del export) y el 5% de crecimiento mundial de los últimos años sino de la burbuja de origen estadounidense que acaba de estallar?
En fin, pasemos al mal hábito de autocitarnos, que al menos tiene la ventaja de causar menos trabajo y mantener baja la presión arterial….
De “Kirchner y yo- por que no soy kirchnerista” (Sudamericana, 2007)
(sobre los términos de intercambio y el origen de los crecimientos chinos de la Argentina) “… tomando las modificaciones en los términos de intercambio que afectan al balance comercial y fijando los valores del año 1993 como término de referencia, el país llegó a perder casi 1.000 millones de dólares en 1999 sólo por las modificaciones en los precios, recuperó los valores anteriores entre 1999 y 2002, y a partir de allí comenzó una increíble carrera ascendente… que lo llevó a ganar, por la misma cantidad de mercadería exportada, más de 9.000 millones de dólares sólo en 2006, esto es: bastante más que el tan cacareado superávit fiscal, que prácticamente desaparecería si el país vendiera a los precios de 1999. He aquí, en el siempre demonizado mercado global, el secreto de la mágica simultaneidad del aumento continuado del gasto público y del superávit fiscal…Desde luego, todos estos beneficios traídos por la globalización son ignorados por quienes prefieren creer que los procesos globales ocultan el demonio imperialista y por los que prefieren creer a pie juntillas en los milagros de la economía K, dos grupos que en realidad son uno solo.”
“Paradójico es el hecho de que el gobierno de Kirchner, un individuo mundofóbico y globalifóbico, haya sido salvado de la ruina económica por la globalización, en particular: por el alza global del precio de las commodities que Argentina exporta, causada a su vez por la entrada al mercado global de millones chinos e indios y por la baja de las tasas de interés derivadas de la mejora del ciclo económico global; fenómenos que si hubieran ocurrido en 1999 probablemente estaríamos ahora alabando las capacidades decisionales de De la Rúa...”
(sobre la propuesta económica del kirchnerismo para su segundo mandato)
“…seguir con la Convertibilidad 3 a 1, rezar porque los precios de las materias primas no bajen ni suban las tasas de interés, seguirse asombrando de que la pobreza y la indigencia sean tan resistentes y esperar confiados en que la buena suerte y el viento de cola sigan empujando in aeternum el penoso carrito de la montaña rusa de la República ItalparK que transporta a los ciudadanos argentinos”.
(sobre la globalización)
“A Kirchner le molesta el mundo. Lo incomoda. Le desagrada su existencia. Preferiría que la Argentina no fuera una nación sino un planeta autónomo. Mejor aún: el sol de un sistema planetario propio alrededor del cual estuvieran obligados a rotar, sobre todo, el Uruguay de Tabaré Vázquez, el Brasil de Lula y el Chile de Lagos y Bachelet… Ningún viento es favorable al navegante que no sabe a dónde ir. Acaso por eso Kirchner procede a la navegación según el manual de los marineros chambones. Si el viento sopla de cola reclama la admiración general por sus inusitadas habilidades oceánicas. Cuando cambie y sople de frente, como suelen hacer los vientos, ya será tiempo de culpar a la demoníaca globalización. Para sus entusiastas admiradores, será ese también el tiempo de decir nuevamente que los políticos argentinos son todos chantas y delincuentes, y de disculparse sosteniendo que a Kirchner lo votaron con la mejor intención.”
“Disimular los efectos benéficos de la globalización y acordarse de que la economía argentina es parte de una economía mundial progresivamente integrada sólo cuando las tendencias nos desagradan o el país se desmorona desvirtúa el análisis de las causas reales de la recuperación y garantiza que, al próximo cambio de tendencias, estaremos cantando irracionales loas al proteccionismo y anatemas contra la globalización depredadora. Razonando así, la necesidad de aislamiento y protección se transforma en un paradigma sin posibilidad de ser desmentido y destinado a obtener una nueva pseudo-comprobación como sea que vayan las cosas, ya que si van bien se lo atribuiremos al exitoso proteccionismo neodesarrollista y si van mal diremos que es la espantosa globalización, que irrumpe con sus devastadoras exigencias en un escenario nacional de otra manera idílico” (tal cual acaba de afirmar CFK).
(sobre las consecuencias políticas pasadas y futuras del previsible estallido de la burbuja K)
“En tanto, los muchos peronistas que viajan colgados del pasamanos del tren kirchnerista reivindican -con un fervor no indiferente a sus afanes de participar de la cosa pública- el carácter peronista de este Presidente y su gobierno. Este estado de cosas, con el pejotismo en el rol de pretendiente amoroso y Kirchner en el de despectivo cortejado, seguirá si no me equivoco hasta que las cosas se den vuelta y a Kirchner le pase lo que le pasó a Menem, que era indiscutiblemente peronista mientras le fue bien y se tornó decididamente neoliberal después de que se cayó el Sudeste Asiático y el viento de cola empezó a soplar al revés. Cuando su estrella política decline y Kirchner intente refugiarse en el 30 por ciento de adhesión automática que aún está en grado de ofrecer el Pejota, se verá obligado a cantar la marchita y a nombrar en los discursos al General, en tanto que un Pejota otra vez renacido de sus cenizas de Gato Félix propietario de siete vidas declarará ante la sociedad que Kirchner nunca fue peronista, que en realidad era montonero, y que los verdaderos peronistas del futuro son Sobisch, o Macri, o Lavagna, o Romero, o quién sabe qué nuevo engendro construido en los laboratorios del Doktor Mengele bonaerense que trabaja para el Pejota en su tallercito-laboratorio del conurbano bonaerense”.
“El kichnerismo es un viaje de ida. Un viaje de ida en bicicleta sometido a la primera ley de conducción de bicicletas: perder velocidad (léase: caer por debajo del 8 por ciento de crecimiento anual) es correr un alto riesgo de venirse abajo… El Presidente ha mostrado saber acumular poder con una torta creciente y un reparto de sus porciones cuyos criterios no son económicos y a largo plazo sino políticos y a corto plazo, en otros términos: criterios basados en el amiguismo genuino, las complicidades espurias y las cajitas felices generadoras de consenso. La pregunta del millón es: ¿podrá Kirchner seguir controlando su alianza del agua bendita peronista y el aceite de pingüino santacruceño cuando la torta se achique y haya que barajar y dar de nuevo en un contexto de expectativas decrecientes?
El kichnerismo es un viaje de ida también en el sentido de que el problema no es sacar a Kirchner del poder, del que probablemente se caerá solo ya que las hegemonías instaladas por los bicicleteros pedalistas suelen desmoronarse tan imprevistamente como se construyeron. Esto, por dos razones: la disputa por el botín y el zafarrancho creado por su incapacidad para reconocer límites a su manejo diletante de la economía, disfrazada hasta el momento del desastre bajo el tupido manto de la omnipotencia del poder.”
¿Golpismo? Ninguno. Oposición. Para demostrarlo, aquí va la frase final del libro, con una reflexión sobre los beneficios del éxito K para la verdadera oposición que me parece completamente vigente a pesar del cambio de algunos actores.
“Por todo esto espero también que si Kirchner gana su reelección, o triunfa la pingüina, les vaya muy pero muy bien. Al revés de ciertos lenguaraces finos que se dicen reeleccionistas perversos porque desean que en su segundo mandato el Presidente pague en persona su política de pan para hoy y hambre para mañana, yo espero que a Kirchner le vaya bien porque es la única manera de que sea el último de la larga cadena de mutaciones genéticas del peronismo y de salvadores-de-la-Patria nacionales. Si el país estallara nuevamente, si el ciclo del kirchnerismo demostrase ser una nueva versión del eterno-retorno de períodos de acumulación-crisis-estallido, Kirchner perdería el poder pero lo reemplazaría un nuevo Kirchner. Otro mutante. Probablemente, un peronista conservador que sostenga que Néstor no era peronista sino montonero, y se proponga como el verdadero continuador de la saga de Perón. En cambio, si Kirchner es exitoso, todo lo exitoso que puede ser un Kirchner, no solo el país se evitará grandes sufrimientos sino que acaso podrá verlo como lo que es: un presidente acaso no tan desastroso en la emergencia que le tocó administrar pero sin dos-ideas-dos para la Argentina del futuro, y lo que es peor, al frente de un Gobierno agotado por la rutina de la mediocridad y la obsesión por la acumulación de poder”.
Cierro con el final de mi respuesta a los intelectuales de Carta Abierta, que no habla de lo que ha ya sucedido sino de lo que puede pasar.
“Mi disidencia con el Consenso de Gandhi (Carta Abierta) no es tampoco cuestión de valores y principios, sino más bien de método. Sus miembros no actúan con una actitud racional y científica, lo que supone la mejora o el abandono de las propias hipótesis según los resultados obtenidos por su aplicación a la realidad, sino como una secta religiosa que ya lo ha comprendido todo, de una vez y para siempre, y que cree que el conflicto central del universo es alguna variante terrenal de la batalla entre el bien y el mal. Por eso, cualquier cosa suceda con el futuro argentino, los firmantes del Consenso de Gandhi saldrán reafirmados en sus creencias mitológicas. En el improbable caso de que el contexto global siga permitiendo que las políticas kirchneristas tengan éxito sin necesidad de rectificaciones sacarán la conclusión de que estaban en lo cierto. Pero si fracasan, no dirán ‘Nos equivocamos’, sino ‘Nos ha tumbado la conspiración financiero-oligárquica-capitalista-neoliberal’. Diez minutos más tarde brindarán una sesuda conferencia acerca de la Historia como maestra de vida y se pronunciarán públicamente acerca de la importancia de preservar la memoria como condición primera de la construcción del futuro. Así nos ha ido y así nos va”.