DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

jueves, 4 de diciembre de 2008


LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA DEL ESTALINISMO DÉBIL

Publicado en Diario "Crítica" 2 de diciembre de 2008

La suma de los anuncios y medidas del Gobierno en estos últimos meses es impresionante. Sanción de un presupuesto trucho, renovación de los superpoderes, renovación de la ley de emergencia económica (emergencia que no existe, pero que la hay, la hay), renovación de la ley de impuesto al cheque, confiscación –la más grande de la historia del país- de ahorros jubilatorios, inicio del proceso de expropiación de la deuda de Aerolíneas Argentinas (léase: del grupo Marsans), en fin: amigable blanqueo y repatriación de capitales para los patrióticos miembros del capitalismo de amigos. Y siguen las firmas….
Los Kirchner ya no vienen por todo. Vienen por lo que queda. Y tienen razón cuando dicen que se trata de dos modelos opuestos de país. Está el modelo kirchnerista, que concentra el poder político y los recursos económicos para redistribuir la riqueza; un milagro más milagro que la reproducción de los panes y los peces y que nadie ha visto jamás en el mundo. Su resultado previsible es que hoy, después de cinco años de crecimiento a cifras chinas, un argentino de cada tres está por debajo de la línea de pobreza, la brecha social es la misma del 2001 y la única redistribución de la riqueza ha ido a parar, previsiblemente, a la caja K, es decir: al mismo lugar en el que se concentró, a toda costa, el poder político.
Y hay otro modelo de país, el de quienes no creen en el realismo mágico del modelo kirchnerista. Es un modelo de país basado en la descentralización del poder político y de los recursos económicos para redistribuir la riqueza de verdad, tanto social como federalmente, tanto entre los argentinos pobres e indigentes como entre los gobernadores e intendentes que han elegido los pobres argentinos. Hay un modelo de país que cree en gobernadores que sean gobernadores y no vasallos y en un Parlamento que sea un parlamento y no una escribanía nuevamente vaciada por el poder del monarKa. Después de todo, es en los momentos de dificultad donde se demuestra si se cree o no en la solidaridad y en el federalismo; solidaridad y federalismo que no quieren decir que inundamos con retratos del Chacho Peñaloza y del Padre Mujica los despachos estatales sino que redistribuimos entre todos los legítimos representantes de los ciudadanos los poderes de decisión y los recursos económicos que los hacen posibles.
Después de todo, la historia de los errores que la Izquierda ha cometido en el último siglo debería enseñarnos un par de cosas a quienes queremos seguir siendo, de verdad, de izquierda. La primera es que no es lo mismo acabar con la riqueza que acabar con la probreza. La segunda es que quienes concentraron el poder político con la excusa de redistribuir la riqueza terminaron invariablemente concentrando la riqueza y perdiendo el poder político. De todo esto, el estalinismo débil en su versión kirchnerista, siempre listo a implantar la hegemonía del partido único, siempre dispuesto a invocar la defensa del país de la revolución K triunfante para justificar sus latrocinios, siempre entusiasta promotor de la confusión entre estatismo e izquierda, siempre con el nacionalismo inflamado en la boca y la billetera afilada en los bolsillos parece que no ha sentido jamás siquiera hablar.

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