DATOS PERSONALES

Mi foto
* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

lunes, 30 de marzo de 2009


No se indigne, Abduca, mejore sus argumentos

Publicado en Revista "Contraeditorial" 30 de marzo de 2009

Se indigna Abduca de que no quiero contestar los argumentos de Rozitchner, cuando dedico todo mi artículo a rebatirlos y proponer otros que me parecen mejores.

En dos cosas tiene razón Ricardo Abduca en su larga diatriba contra mi respuesta al “Plomo fundido sobre la conciencia judía” de León Rozitchner. La primera y principal es que he cometido una ligereza atribuyéndole a Rozitchner un apoyo a los crímenes del 11 de septiembre que no ha existido. Déjenme disculparme señalando que no mentí (“mentira pura y simple” dice Abduca, el implacable), ya que la mentira supone la intención de mentir, lo que no es el caso. Sí es cierto que actué con superficialidad y ligereza sobre un tema delicado, de lo que me arrepiento. Recordaba las declaraciones de Rozitchner “comprendiendo” el brindis con champagne de Hebe de Bonafini en ocasión del horror de las Torres y sin verificar la información le atribuí una posición similar a la de Hebe a Rozitchner, por carácter transitivo. Aprovecho pues la oportunidad que me da Abduca para disculparme con Rozitchner y con los lectores de Contraeditorial. De veras, lo lamento.La segunda cosa en la que estoy de acuerdo con Abduca es que Abduca escribe con indignación y asombro, como él mismo dice. En efecto, el estilo de Abduca –que escribe entre comillas y entre signos de admiración– refleja su actitud: no cree Abduca necesario considerar las dos o tres ideas que constituyen el centro de la tesis que defiendo (a saber: que el conflicto en Palestina no es fruto de la maldad israelí o árabe, ni el exterminio judío es el producto necesario de la religión cristiana y la economía capitalista –como sostiene Rozitchner sin aportar pruebas al respecto que vayan más allá de una argumentación teológica– sino que ambos –la Shoá y el conflicto árabe-israelí– son el producto del desajuste entre una concepción nacionalista del Estado –que supone la congruencia de un espacio político, económico, cultural, racial y religioso– y las fuerzas globalizantes de la Modernidad en desarrollo), para lo cual cito los casos –coincidentes con mi hipótesis– del largo período de paz del que ha gozado la Europa supranacionalmente unificada y el interminable conflicto desatado entre India y Pakistán e Israel y los árabes y palestinos.Mi tesis puede ser esquemática, lo admito, pero he tenido que formularla en un espacio reducido después de haberla escrito en al menos dos libros, que Abduca podría haber consultado en vez de tachar mis ideas de “cuento didáctico”. Mi tesis puede también ser polémica, pero no estaría de más que Abduca dejara de indignarse y mejorara (o al menos formulara) sus argumentos, en vez de atiborrarnos con puntos exclamativos que invocan unos sentidos comunes contra los que –precisamente– intento debatir sin lograrlo.Se indigna Abduca de que no quiero contestar los argumentos de Rozitchner, cuando dedico todo mi artículo a rebatirlos y proponer otros que me parecen mejores. Se asombra de que llame pasión malsana y antisemitismo judío a la argumentación rozitchnereana cuando no hay otra descripción mejor de una posición que ve en Israel sólo los males y en los palestinos sólo los padecimientos. Y bien, Abduca, hasta los niños de pecho saben, con la sola condición de que hayan estudiado un poco de historia, que el territorio que “debía compartirse” nunca fue compartido porque los países árabes vecinos rechazaron la resolución de la ONU que lo disponía, ya que –como buenos nacionalistas que eran– no querían “perder” lo que consideraban parte de sus propios países en beneficio de un entonces inexistente pueblo palestino. Motivo por el cual iniciaron también una guerra contra Israel, que perdieron. Lo que desde luego no justifica los crímenes ni el militarismo de Israel pero pone las cosas exactamente en el terreno de mi tesis: no es el nacionalismo árabe, ni el nacionalismo de Israel, ni el nacionalismo de los palestinos. Es el nacionalismo, Abduca.Ni este ni ninguno de mis argumentos parece ser digno de la consideración de Abduca. Le basta citar el sufrimiento de los palestinos para sugerir que todos los que no adoptamos la tesis explicativa de Rozitchner acerca de por qué se ha producido estamos contentos con las masacres. Se lo digo de nuevo, Abduca: los árabes, los judíos, los cristianos, los estadounidenses, los palestinos, no son hombres, sino grupos de hombres. No es lo mismo. La idea de la culpabilidad colectiva, la idea de que “los europeos son responsables de la Shoá”, digamos, es una idea tribalista contraria al derecho moderno, propiciatoria de todo tipo de violencia y agradable al paladar de los Adolf Hitlers de turno, que creían que bastaba que un niño naciese formando parte de una etnia para achacarle las culpas de sus antepasados. ¿Qué sentido tiene decir que “la solución final fue un exterminio teológico (cristiano) político europeo” como hace Rozitchner? ¿Qué eran, si no europeos, los judíos exterminados en la Shoá? ¿Qué eran, si no cristianos, la mayoría de los “Justos entre las Naciones” condecorados por los sobrevivientes del genocidio por haber salvado a miles de judíos? La idea de sujeto, tan mentada como menospreciada por Rozitchner, supone que nadie es responsable si no de sus propias acciones, ya que la idea contraria, la de una culpa colectiva atribuible por Hitler a los judíos y a los cristianos europeos por Rozitchner –valgan las enormes diferencias– lleva en la práctica a aberraciones como creer que el asesinato de miles de ciudadanos de 80 países del mundo que trabajan en unas torres en Manhattan puede constituir alguna forma de combate contra el imperialismo.Tampoco dije que Rozitchner fuera fascista. Sí sostengo que pensar con las categorías schmittianas (la política pensada desde la contradicción amigo-enemigo, el énfasis en el estado de excepción y en la idea de soberanía) conduce fatalmente a considerar el campo político como una prolongación del campo de batalla, a la abdicación de ideas fundamentales de la Modernidad (el individualismo y el sujeto, en lugar del tribalismo; los derechos humanos y no la soberanía estatal, etc.) que son la base de la defensa contra el totalitarismo. Y no dije “leer” sino “compartir” las ideas de Schmitt. Hannah Arendt compartió hasta el lecho con Heidegger, según dicen, pero basta leer “Sobre la revolución” para comprender que casi nada del espíritu antimodernista de Heidegger la rozaba.Nada de esto discute Abduca. Cree en cambio que unas breves apelaciones al sentido común terecermundista bastan para zanjar la cuestión. Por eso escribe “contrastando la feliz Europa del Plan Marshall con la pobre India británica o la pobre Palestina británica”, sugiriendo que la paz en Europa fue el simple producto de su riqueza (el Plan Marshall). La posibilidad de que sea al revés, que la riqueza sea el producto de la paz y no el contrario, no se le pasa siquiera por la cabeza. Si así no fuera, si Abduca examinara la Historia y no los supuestos victimistas con los cuales la observa, vería lo evidente: en 1914, inicio de las guerras en Europa, el viejo continente era por mucho el más importante y rico del planeta. Treinta años después, luego de un genocidio y dos guerras mundiales producto de la malsana pasión nacionalista, ya no lo era. Si Abduca tuviera razón, si la paz fuera producto de la abundancia y no de la superación de la barbarie tribal nacionalista, la rica y poderosa Europa de 1914 debería haber sido más pacífica que la devastada y pobre Europa de 1944. En cuanto al Plan Marshall, los comprensibles alaridos de los palestinos cada vez que la Unión Europea les suspende las ayudas económicas bastan para comprender la situación. No tengo datos a la mano, pero invito al indignado Abduca a realizar un estudio comparativo entre el volumen del Plan Marshall de entonces comparado con el PBI europeo de entonces y el de la actual ayuda europea en relación al actual PBI palestino. No sé cuál es el resultado pero adivino que nos permitirá a los dos aprender algo sobre los motivos de una debacle.Tampoco sirve sugerir que hay nacionalismos malos (los de los países centrales) y nacionalismos buenos (los de todos los demás países, y sobre todo, el nuestro). El nacionalismo alemán (como el japonés y el italiano) era un nacionalismo de países de segundo orden que reclamaban su “lugar bajo el sol”. Era un nacionalismo de los países proletarios y oprimidos, al decir de Mussolini, que se organizaba contra las opresoras y plutocráticas naciones anglosajonas. ¿Le suena, Abduca? ¿No? Entonces lea Mi lucha.Decir que hablar de “nacionalismo” es apelar a “un razonamiento botánico que agrupa especies por género próximo... para luego llenar esa caja vacía con los contenidos que a él le parece” es una simple confesión de la imposibilidad de Abduca de pensar con categorías generales (mejor dicho: con categorías generales que no le simpatizan, ya que si yo sostuviera que el imperialismo o la dictadura no existen ya que hay muchas maneras de ser imperialista o dictador, otro sería el cantar para Abduca). Y afirmar que lo hago para “sacar de foco argumentos centrales de Rozitchner sobre el fondo religioso de las categorías políticas y subjetivas” es una demasía. Entérese, Abduca: es esto mismo lo que intento poner en cuestión, las categorías (más que los argumentos) centrales de Rozitchner. ¿Puedo hacerlo? ¿O está vedado por algún decreto de necesidad y urgencia que desconozco?He dejado ex profeso para el final los argumentos de política nacional de Abduca. Se queja Abduca de la “intolerancia y agresividad tan desagradables de las diatribas de los lectores-comentaristas de La Nación online”. Lo invito a visitar mi propio blog después de que publiqué en él mi denuncia contra Néstor Kirchner por usurpación del título de Presidente para verificar lo generalizado de esa intolerancia. Y no estaría mal tampoco que Abduca se preguntara de dónde ha salido en estos últimos años tanta enemistad entre los argentinos (Abduca cree que la Coalición que integro es “la primera en echar leña al fuego”, pero me temo que nos sobreestima). Tiene razón también en observar que Cervantes no es Menard ni yo soy Solanas, Bonasso, Macaluse o Lozano. Integré las listas de la Coalición Cívica con Macaluse en 2007, en efecto, pero cinco minutos después de haber sido elegido diputado seguía creyendo en las propuestas del grupo político por el que había sido votado, lo que no puede decirse de Macaluse. Tampoco fui nunca socio del aparato kirchnopejotista, como Bonasso, ni me fui cuando soplaron malos vientos que ya se veían venir en los tiempos de gloria. Aún más, escribí un libro de crítica al kirchnerismo a inicios del 2007, cuando las encuestas le daban una imagen positiva del 70%. En cuanto a Lozano y Solanas, mi disidencia con ellos es tan grande como mi respeto.Todo un estilo el de Abduca y el del kirchnerismo: no discutir nunca lo que dice el otro, sino más bien atribuirle unas ideas y unas intenciones, poner todo el esfuerzo en indignarse y ocupar al “enemigo” en la tarea de sostener que nunca dijo lo que nunca dijo. Y escandalizarse. Sobre todo y ante todo escandalizarse, ya que todos los males de la Argentina son culpa de la Coalición Cívica, que gobierna ininterrumpidamente el país desde hace veinte años con la complicidad de los Moyano, los Rico, los Saadi y los Barrionuevo (¿le gusta su medicina, Abduca?).Si yo uso el carácter transitivo y atribuyo a Rozitchner las declaraciones de Bonafini –a quien Rozitchner “no justifica, pero comprende”– soy un mentiroso según Abduca. Dos minutos después, el mismo Abduca cita veintitrés supuestas declaraciones de Carrió en veinte líneas, todas ellas –dada la brevedad– fuera de contexto, y supone acaso que con ello dice algo acerca de mi persona o de mis argumentos sobre los motivos del conflicto árabe-israelí.Pero el truco del carácter transitivo opera no sólo en el tema personal (Rozitchner puede justificar a Bonafini sin responsabilizarse en absoluto de las opiniones que “comprende”, en cambio yo debería dar explicaciones sobre todo aquello que Abduca dice que dijo Carrió), sino también en el plano de las ideas. Así, afirmar –por ejemplo– que hay algunas similitudes entre el kirchnerismo y el estalinismo (aunque relativizadas por el adjetivo “débil”) es lo mismo que decir que Kirchner es igual que Stalin. A esto lo llama razonar, Abduca. Y bien, Abduca: si desea debatir conmigo cuestiones de política local tome cualquiera de los muchos artículos que publico y propóngales escribir sobre él a los amables responsables de Contraeditorial. Como he hecho yo con Rozitchner, sin ir más lejos. En tanto, lo que se debate aquí son las razones del conflicto en Palestina y no el estilo ni la retórica de los políticos de la oposición.En cuanto a Carrió: no quiero que mi respuesta sea interpretada como indiferencia. No siempre comparto sus opiniones ni adhiero a todas las facetas de su estilo. Por otra parte, ni esto ni ninguna otra cosa me ha pedido Elisa Carrió cuando me ha ofrecido ser parte de la Coalición Cívica, primero, y candidato a diputado, después. Sí me pidió que fuera honesto, libre y que defendiera mis ideas, que es lo que intento hacer lo mejor que puedo. Y guardo para la doctora Carrió una gran admiración: por ser la primera que denunció, arriesgando la vida y pagando un enorme costo personal por hacerlo, la llegada del mayor flagelo de los últimos tiempos: la droga, que no sólo hambrea a los pobres del país sino que los somete a las mafias y los mata. Y le guardo admiración también por haber sido la única, entre los actuales grandes líderes de la Argentina, que batalló contra la Obediencia Debida y el Punto Final y denunció la corrupción menemista cuando ningún diputado ni senador del Pejota bajaba a dar el quórum, porque no era negocio hacerlo.Así que, Abduca, no se indigne. Mejore sus argumentos. O, al menos, formule algunos.

3 comentarios:

Redacción Ciudad.WIKI dijo...

Clap, Clap, Clap. Te pasaste, Fernando. ¿Algo más que agregar? No creo que sea necesario, desde mi humilde punto de vista. Sos el mejor ejemplo de la buena argumentación y de cómo se debate convincente y honestamente. Un abrazo.

Arlt dijo...

Buena demostración de lo que puede ser una discusión intelectual respetuosa, Iglesias. Ahora bien, dicho ésto me vienen unas preguntitas a la mente: (a) porqué discutir con esta clase de reventados intelectuales que se creen "ultraizquierda" y "teóricos" de la revolución (como el farsante Althusser y el ininteligible Sciarreta, los reyes de los cursos de Marx en jeringoso) y (b) porqué defenderse de los marxistas o filomarxistas con argumentos filomarxistas.
En cuanto a la primera, se contesta sola, me parece, pero vale recordar que hay cosas más importantes que hacer -como darle de comer al gato-.
La segunda es más grave, porque se ha convertido en un deporte nacional en un país donde en 1994 no quedaba un político o votante de izquierda -52 % reeligió a Menem con Kirchner en la boleta y la tribuna- y todos leían a Fukuyama, y donde después del 2001 todos son miembros con carné del Club del Che Guevara (y hasta le hacen la estatua que le niegan a Evita)
Si el que se quemó con leche ve a una vaca y llora, hay que curarle la fobia antes que se le rompan los huesos por falta de calcio.
Aquí se aplica lo mismo al mercado libre, el comercio, el rol de la empresa privada, el respeto al "derecho de practicar toda industria útil" y su indudable necesidad para salir de este pozo económico que el socialismo bolivariano y el carterismo kirchnerista nos invitan a continuar cavando.
En su polémica con Caparrós (que yo sí pude ver) usted comenzó con un aluvión de datos indispensables para mostrar que nos estamos yendo al carajo -el "moderador" se asustó por la resistencia a la realidad de su audiencia y le preguntó porqué como si usted estuviera hablando del sexo de los angelitos negros-.
Cuándo le van a poner el cascabel al gato y decir "mercado", "capitales privados", "inversión externa", "crédito" sin miedo?
Es hora de ponernos los pantalones largos. El socialismo podrá ocasionalmente ganar en las tribunas, pero el capitalismo gana en las aduanas. Y el voto con los pies (el más confiable) lo gana por afano, al menos hasta que comiencen los cubanos, venezolanos y kirchneristas a ahorrar en pesos bolivarianos, depositar sus ahorros en el Banco de Sur y hacer cola para radicarse en Caracas.

maby dijo...

Fernando: adhiero a las felicitaciones de CWiki, Argumentacion, conocimiento de la realidad y responsabilidad por la funcion que ocupa, tres condiciones que como dije alguna vez es usted una rara avis en la escena nacional.
Saludos