Año difícil éste, en el que se ha hablado mucho de paz y de memoria precisamente porque son dos cosas que faltan por todos lados. Despidiéndolo mientras se difunden por todo el mundo las imágenes de la devastación, voy a tratar de ser pacífico y memorioso (y lo más breve y menos aburrido que pueda).
DATOS PERSONALES
- Fernando A. Iglesias
- * Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires
miércoles, 31 de diciembre de 2008
Año difícil éste, en el que se ha hablado mucho de paz y de memoria precisamente porque son dos cosas que faltan por todos lados. Despidiéndolo mientras se difunden por todo el mundo las imágenes de la devastación, voy a tratar de ser pacífico y memorioso (y lo más breve y menos aburrido que pueda).
viernes, 26 de diciembre de 2008
No es que tenga particular estima por el olfato político de mi familia, ni del PCA, ni de sus ex militantes, especialmente después del apoyo oficial brindado por el PC al camarada Videla en ocasión de ser éste acosado por sectores fascistas (sic). Y sin embargo, debo confesar que este pasaje casi unánime del stalinismo al kirchnerismo me ha tenido sin dormir algunos días. Esto, hasta que un día tomé lápiz y papel, puse por escrito los fundamentos políticos que sostuvieron la más terrible pesadilla de la historia de la humanidad justificada en ideales admirables, y grité ¡Eureka!
He aquí lo que escribí:
PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA POLÍTICA ESTALINISTA
Liderazgo carismático / Populismo demagógico / Culto a la personalidad / Partido único / Estatizaciones masivas / Nacionalismo paranoico / Alianzas oportunistas (un año con Hitler, el siguiente con Churchill) / Industrialización forzada basada en la exacción de las actividades agropecuarias / Descalificación de los adversarios políticos y persecución de la prensa independiente / Uso de los órganos parlamentarios (soviets) en el modo de la unanimidad / Craso positivismo disfrazado de hegelianismo
Hecha la lista, la conclusión es descontada: lo que explica la fascinación de buena parte de mi familia y de la izquierda argentina por los Kirchner es que el kirchnerismo es una encarnación débil del estalinismo, con su tradicional carga de populismo, nacionalismo e industrialismo. De allí su confusión entre socialización y estatización y entre propiedad estatal y propiedad de los miembros del bureau político, su pérdida de los límites entre estado y gobierno y entre gobierno y partido, su concentración de poder en una sola cabeza -por llamarla de alguna manera- su deseo totalitario de unanimidad y sus periódicas purgas internas, su idea delirante de que se combate la pobreza combatiendo la generación de riqueza y su delirio industrialista-nacionalista en pleno desarrollo de la sociedad global del conocimiento y la información. De allí el desprecio por la oposición, por la independencia de la prensa y por los mecanismos republicanos, descalificados otra vez como formales. De allí también, de la idea del “socialismo en un solo país” y de la concepción de la economía industrial como única economía “real”, la sorpresa inmensa por la existencia del mundo y por la consecuencias de la economía “irreal” en la realidad económica. De allí los privilegios de la Nomenklatura, la dacha en Calafate, la cooptación de una casta de intelectuales orgánicos amigos del régimen y la edificación de una leyenda en torno al líder que tiene el modesto inconveniente de contradecir su biografía. De allí también, finalmente, la extraordinariamente simétrica descalificación del estalinismo a la socialdemocracia y del kirchnerismo a la oposición progresista: se vendieron al sistema, se hicieron capitalistas, son aliados de nuestros enemigos, les paga la Embajada. Se corrieron, en suma, a la derecha, ilusión espacial sólo comprensible si se piensa que el estalinismo es la izquierda.
Visto desde el estalinismo, fuerte o débil, cualquier posición racional, progresista y socialdemócrata es parte de la traición revisionista y de la nueva derecha. Por eso tampoco es causal la súbita empatía entre los K y el régimen autoritario, antidemocrático, militarista y nacionalista del gran heredero del maridaje entre la KGB y la Nomenklatura, el nuevo zar de Rusia, Vladimir Putin. Que el acuerdo entre dos de los regímenes más corruptos del mundo, desarrollados al interno de gobiernos nacionales que hicieron su fortuna durante la furia neoliberal de los noventa, y generadores de las formas más avanzadas del capitalismo de amigos se haya concretado en el terreno de la petropolítica es igualmente significativo. Y que haya tenido lugar en medio del más escandaloso intento de hacer de Argentina un paraíso para el lavado de dinero sucio y en momentos de gran expansión de la mafia rusa es cualquier cosa menos casualidad. Pero eso ya es otra historia.
viernes, 12 de diciembre de 2008
LEY DE BLANQUEO DE CAPITALES Y MORATORIA
Sra. Presidenta (Vaca Narvaja).- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
DE REPENTE, EL MUNDO
El lenguaje no engaña nunca. Los Kirchner, cada vez menos. Cuando Cristina Fernández afirmó “En estas cosas estábamos cuando de repente apareció el mundo y nos complicó la vida a los argentinos” puso en evidencia los supuestos en que se basa la extraña concepción del universo del kirchnerismo nac&pop, según la cual la Argentina y el mundo son cosas distintas y netamente separadas, con la Argentina fuera del mundo y yéndole notoriamente bien hasta que la inesperada aparición del mundo “nos complicó” (SIC). ¿De dónde se creía la Presidenta que provenía el extraordinario crecimiento K sino de las incomparables ventajas que nos ofreció el mundo por cinco años, y que hicieron que los países emergentes crecieran a una media global superior al 6%? ¿De dónde creía que salían las divisas con las que Asia nos compraban alimentos y hacía levitar el precio de las commodities sino de las ventas de manufacturas asiáticas a los Estados Unidos? ¿Y de dónde las compras masivas de los Estados Unidos y el 4,5% de crecimiento mundial de los últimos años sino de la burbuja financiera que acaba de estallar?
Curioso es que lo que sucede en un mundo que Argentina no integra afecte tan negativamente a la Argentina; tanto, como que la economía “real” sufra tanto por cosas que suceden en la economía “irreal”. Y dado que nada de lo que sucede en la sociedad global de la información y el conocimiento puede explicarse con las categorías del nacionalismo industrialista que aman los K, mejor es proceder como los brujos tribales y adjudicarle las culpas a una fuerza maléfica y, sobre todo, externa. No vaya a ser que “las cosas que nos pasaron a los argentinos” nos pasen de nuevo y los argentinos tengamos que sacar la conclusión –Dios no lo permita- de que algún tipo de responsabilidad tenemos en las catástrofes que periódicamente asolan el país. Ningún viento es favorable al navegante que no sabe a dónde ir. Por eso los Kirchner proceden a la navegación según el manual de los marineros chambones. Cuando el viento soplaba de cola reclamaban la admiración general por sus inusitadas habilidades oceánicas. Ahora que cambió y sopla de frente, como suelen hacer los vientos, es tiempo de culpar a la demoníaca globalización. Disimular los efectos benéficos de la globalización y acordarse de que la economía argentina es parte de una economía mundial progresivamente integrada sólo cuando el país se desmorona, principalmente, por sus propias desidias y errores, no sólo ha desvirtuado el análisis de las causas reales de la recuperación sino que hace que la idea de vivir con lo nuestro, paradigma sexual de la adolescencia, se transforme en un paradigma sin posibilidad de ser desmentido: cuando las cosas van bien el neodesarrollismo nac&pop lo atribuye a sus brillantes recetas; cuando van mal, la culpa la tiene el mundo, que reaparece cuando estábamos tan tranquilos. Intenta aprovechar así una creencia generalizada según la cual todo lo bueno que nos sucede a los argentinos proviene de nosotros mismos y todo lo malo viene de afuera; idea que acaso sea conveniente revisar después de un siglo de fracasos continuados prolongados ahora por la hazaña de rifar la más formidable oportunidad que el contexto internacional nos ha ofrecido de hacer de este-país, un país.
jueves, 4 de diciembre de 2008
Hace un par de meses inauguré la sección YO LES AVISÉ de mi blog con citas extraídas de mis libros que anticipaban el advenimiento de una crisis económica global de magnitud similar a la de 1930. Ahora les ofrezco la segunda entrega de YO LES AVISÉ en su versión nac&pop, extraída de “Kirchner y yo”, mi último libro, con algunas profecías que sonaban excéntricas en 2007 pero que anticiparon bastante bien lo que le iba a pasar a este gobierno no bien se acabase el viento de cola.
Desde luego, la maravillosa frase de Cristina Kirchner (“Estábamos dedicados a crecer cuando apareció el mundo y nos complicó”) tuvo mucho que ver con mi decisión de revisar mis archivos. La lengua no engaña. La frase de Cristina, tampoco. Según enuncia nuestra instruida Presidenta, Argentina estaba fuera del mundo, acaso constituyendo un planeta autónomo, cuando el mundo “apareció y nos complicó”. Digo yo: ¿de dónde se creía CFK que provenía el extraordinario crecimiento de la economía K sino de las ventajas incomparables que por cinco años nos ofreció el mundo? ¿De dónde creía que salían las divisas con las que China nos compraba la soja sino de las ventas de manufacturas chinas a los Estados Unidos? ¿Y de dónde las compras masivas de los Estados Unidos a China (40% del export) y el 5% de crecimiento mundial de los últimos años sino de la burbuja de origen estadounidense que acaba de estallar?
En fin, pasemos al mal hábito de autocitarnos, que al menos tiene la ventaja de causar menos trabajo y mantener baja la presión arterial….
De “Kirchner y yo- por que no soy kirchnerista” (Sudamericana, 2007)
(sobre los términos de intercambio y el origen de los crecimientos chinos de la Argentina) “… tomando las modificaciones en los términos de intercambio que afectan al balance comercial y fijando los valores del año 1993 como término de referencia, el país llegó a perder casi 1.000 millones de dólares en 1999 sólo por las modificaciones en los precios, recuperó los valores anteriores entre 1999 y 2002, y a partir de allí comenzó una increíble carrera ascendente… que lo llevó a ganar, por la misma cantidad de mercadería exportada, más de 9.000 millones de dólares sólo en 2006, esto es: bastante más que el tan cacareado superávit fiscal, que prácticamente desaparecería si el país vendiera a los precios de 1999. He aquí, en el siempre demonizado mercado global, el secreto de la mágica simultaneidad del aumento continuado del gasto público y del superávit fiscal…Desde luego, todos estos beneficios traídos por la globalización son ignorados por quienes prefieren creer que los procesos globales ocultan el demonio imperialista y por los que prefieren creer a pie juntillas en los milagros de la economía K, dos grupos que en realidad son uno solo.”
“Paradójico es el hecho de que el gobierno de Kirchner, un individuo mundofóbico y globalifóbico, haya sido salvado de la ruina económica por la globalización, en particular: por el alza global del precio de las commodities que Argentina exporta, causada a su vez por la entrada al mercado global de millones chinos e indios y por la baja de las tasas de interés derivadas de la mejora del ciclo económico global; fenómenos que si hubieran ocurrido en 1999 probablemente estaríamos ahora alabando las capacidades decisionales de De la Rúa...”
(sobre la propuesta económica del kirchnerismo para su segundo mandato)
(sobre la globalización)
“A Kirchner le molesta el mundo. Lo incomoda. Le desagrada su existencia. Preferiría que la Argentina no fuera una nación sino un planeta autónomo. Mejor aún: el sol de un sistema planetario propio alrededor del cual estuvieran obligados a rotar, sobre todo, el Uruguay de Tabaré Vázquez, el Brasil de Lula y el Chile de Lagos y Bachelet… Ningún viento es favorable al navegante que no sabe a dónde ir. Acaso por eso Kirchner procede a la navegación según el manual de los marineros chambones. Si el viento sopla de cola reclama la admiración general por sus inusitadas habilidades oceánicas. Cuando cambie y sople de frente, como suelen hacer los vientos, ya será tiempo de culpar a la demoníaca globalización. Para sus entusiastas admiradores, será ese también el tiempo de decir nuevamente que los políticos argentinos son todos chantas y delincuentes, y de disculparse sosteniendo que a Kirchner lo votaron con la mejor intención.”
“Disimular los efectos benéficos de la globalización y acordarse de que la economía argentina es parte de una economía mundial progresivamente integrada sólo cuando las tendencias nos desagradan o el país se desmorona desvirtúa el análisis de las causas reales de la recuperación y garantiza que, al próximo cambio de tendencias, estaremos cantando irracionales loas al proteccionismo y anatemas contra la globalización depredadora. Razonando así, la necesidad de aislamiento y protección se transforma en un paradigma sin posibilidad de ser desmentido y destinado a obtener una nueva pseudo-comprobación como sea que vayan las cosas, ya que si van bien se lo atribuiremos al exitoso proteccionismo neodesarrollista y si van mal diremos que es la espantosa globalización, que irrumpe con sus devastadoras exigencias en un escenario nacional de otra manera idílico” (tal cual acaba de afirmar CFK).
(sobre las consecuencias políticas pasadas y futuras del previsible estallido de la burbuja K)
“En tanto, los muchos peronistas que viajan colgados del pasamanos del tren kirchnerista reivindican -con un fervor no indiferente a sus afanes de participar de la cosa pública- el carácter peronista de este Presidente y su gobierno. Este estado de cosas, con el pejotismo en el rol de pretendiente amoroso y Kirchner en el de despectivo cortejado, seguirá si no me equivoco hasta que las cosas se den vuelta y a Kirchner le pase lo que le pasó a Menem, que era indiscutiblemente peronista mientras le fue bien y se tornó decididamente neoliberal después de que se cayó el Sudeste Asiático y el viento de cola empezó a soplar al revés. Cuando su estrella política decline y Kirchner intente refugiarse en el 30 por ciento de adhesión automática que aún está en grado de ofrecer el Pejota, se verá obligado a cantar la marchita y a nombrar en los discursos al General, en tanto que un Pejota otra vez renacido de sus cenizas de Gato Félix propietario de siete vidas declarará ante la sociedad que Kirchner nunca fue peronista, que en realidad era montonero, y que los verdaderos peronistas del futuro son Sobisch, o Macri, o Lavagna, o Romero, o quién sabe qué nuevo engendro construido en los laboratorios del Doktor Mengele bonaerense que trabaja para el Pejota en su tallercito-laboratorio del conurbano bonaerense”.
“El kichnerismo es un viaje de ida. Un viaje de ida en bicicleta sometido a la primera ley de conducción de bicicletas: perder velocidad (léase: caer por debajo del 8 por ciento de crecimiento anual) es correr un alto riesgo de venirse abajo… El Presidente ha mostrado saber acumular poder con una torta creciente y un reparto de sus porciones cuyos criterios no son económicos y a largo plazo sino políticos y a corto plazo, en otros términos: criterios basados en el amiguismo genuino, las complicidades espurias y las cajitas felices generadoras de consenso. La pregunta del millón es: ¿podrá Kirchner seguir controlando su alianza del agua bendita peronista y el aceite de pingüino santacruceño cuando la torta se achique y haya que barajar y dar de nuevo en un contexto de expectativas decrecientes?
El kichnerismo es un viaje de ida también en el sentido de que el problema no es sacar a Kirchner del poder, del que probablemente se caerá solo ya que las hegemonías instaladas por los bicicleteros pedalistas suelen desmoronarse tan imprevistamente como se construyeron. Esto, por dos razones: la disputa por el botín y el zafarrancho creado por su incapacidad para reconocer límites a su manejo diletante de la economía, disfrazada hasta el momento del desastre bajo el tupido manto de la omnipotencia del poder.”
¿Golpismo? Ninguno. Oposición. Para demostrarlo, aquí va la frase final del libro, con una reflexión sobre los beneficios del éxito K para la verdadera oposición que me parece completamente vigente a pesar del cambio de algunos actores.
“Por todo esto espero también que si Kirchner gana su reelección, o triunfa la pingüina, les vaya muy pero muy bien. Al revés de ciertos lenguaraces finos que se dicen reeleccionistas perversos porque desean que en su segundo mandato el Presidente pague en persona su política de pan para hoy y hambre para mañana, yo espero que a Kirchner le vaya bien porque es la única manera de que sea el último de la larga cadena de mutaciones genéticas del peronismo y de salvadores-de-la-Patria nacionales. Si el país estallara nuevamente, si el ciclo del kirchnerismo demostrase ser una nueva versión del eterno-retorno de períodos de acumulación-crisis-estallido, Kirchner perdería el poder pero lo reemplazaría un nuevo Kirchner. Otro mutante. Probablemente, un peronista conservador que sostenga que Néstor no era peronista sino montonero, y se proponga como el verdadero continuador de la saga de Perón. En cambio, si Kirchner es exitoso, todo lo exitoso que puede ser un Kirchner, no solo el país se evitará grandes sufrimientos sino que acaso podrá verlo como lo que es: un presidente acaso no tan desastroso en la emergencia que le tocó administrar pero sin dos-ideas-dos para la Argentina del futuro, y lo que es peor, al frente de un Gobierno agotado por la rutina de la mediocridad y la obsesión por la acumulación de poder”.
Cierro con el final de mi respuesta a los intelectuales de Carta Abierta, que no habla de lo que ha ya sucedido sino de lo que puede pasar.
“Mi disidencia con el Consenso de Gandhi (Carta Abierta) no es tampoco cuestión de valores y principios, sino más bien de método. Sus miembros no actúan con una actitud racional y científica, lo que supone la mejora o el abandono de las propias hipótesis según los resultados obtenidos por su aplicación a la realidad, sino como una secta religiosa que ya lo ha comprendido todo, de una vez y para siempre, y que cree que el conflicto central del universo es alguna variante terrenal de la batalla entre el bien y el mal. Por eso, cualquier cosa suceda con el futuro argentino, los firmantes del Consenso de Gandhi saldrán reafirmados en sus creencias mitológicas. En el improbable caso de que el contexto global siga permitiendo que las políticas kirchneristas tengan éxito sin necesidad de rectificaciones sacarán la conclusión de que estaban en lo cierto. Pero si fracasan, no dirán ‘Nos equivocamos’, sino ‘Nos ha tumbado la conspiración financiero-oligárquica-capitalista-neoliberal’. Diez minutos más tarde brindarán una sesuda conferencia acerca de la Historia como maestra de vida y se pronunciarán públicamente acerca de la importancia de preservar la memoria como condición primera de la construcción del futuro. Así nos ha ido y así nos va”.
Publicado en Diario "Crítica" 2 de diciembre de 2008
La suma de los anuncios y medidas del Gobierno en estos últimos meses es impresionante. Sanción de un presupuesto trucho, renovación de los superpoderes, renovación de la ley de emergencia económica (emergencia que no existe, pero que la hay, la hay), renovación de la ley de impuesto al cheque, confiscación –la más grande de la historia del país- de ahorros jubilatorios, inicio del proceso de expropiación de la deuda de Aerolíneas Argentinas (léase: del grupo Marsans), en fin: amigable blanqueo y repatriación de capitales para los patrióticos miembros del capitalismo de amigos. Y siguen las firmas….
Los Kirchner ya no vienen por todo. Vienen por lo que queda. Y tienen razón cuando dicen que se trata de dos modelos opuestos de país. Está el modelo kirchnerista, que concentra el poder político y los recursos económicos para redistribuir la riqueza; un milagro más milagro que la reproducción de los panes y los peces y que nadie ha visto jamás en el mundo. Su resultado previsible es que hoy, después de cinco años de crecimiento a cifras chinas, un argentino de cada tres está por debajo de la línea de pobreza, la brecha social es la misma del 2001 y la única redistribución de la riqueza ha ido a parar, previsiblemente, a la caja K, es decir: al mismo lugar en el que se concentró, a toda costa, el poder político.
Y hay otro modelo de país, el de quienes no creen en el realismo mágico del modelo kirchnerista. Es un modelo de país basado en la descentralización del poder político y de los recursos económicos para redistribuir la riqueza de verdad, tanto social como federalmente, tanto entre los argentinos pobres e indigentes como entre los gobernadores e intendentes que han elegido los pobres argentinos. Hay un modelo de país que cree en gobernadores que sean gobernadores y no vasallos y en un Parlamento que sea un parlamento y no una escribanía nuevamente vaciada por el poder del monarKa. Después de todo, es en los momentos de dificultad donde se demuestra si se cree o no en la solidaridad y en el federalismo; solidaridad y federalismo que no quieren decir que inundamos con retratos del Chacho Peñaloza y del Padre Mujica los despachos estatales sino que redistribuimos entre todos los legítimos representantes de los ciudadanos los poderes de decisión y los recursos económicos que los hacen posibles.
Después de todo, la historia de los errores que la Izquierda ha cometido en el último siglo debería enseñarnos un par de cosas a quienes queremos seguir siendo, de verdad, de izquierda. La primera es que no es lo mismo acabar con la riqueza que acabar con la probreza. La segunda es que quienes concentraron el poder político con la excusa de redistribuir la riqueza terminaron invariablemente concentrando la riqueza y perdiendo el poder político. De todo esto, el estalinismo débil en su versión kirchnerista, siempre listo a implantar la hegemonía del partido único, siempre dispuesto a invocar la defensa del país de la revolución K triunfante para justificar sus latrocinios, siempre entusiasta promotor de la confusión entre estatismo e izquierda, siempre con el nacionalismo inflamado en la boca y la billetera afilada en los bolsillos parece que no ha sentido jamás siquiera hablar.
sábado, 29 de noviembre de 2008
DISCURSO EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS
PROLONGACIÓN DE LA LEY DE EMERGENCIA ECONÓMICA
26 de noviembre de 2008
Sr. Iglesias.- Señora presidente: desde hace cinco años el gobierno nos viene hablando de la inexistencia del viento de cola, de la Argentina blindada, de la Argentina desacoplada, de la Argentina desenchufada, de la Argentina desconectada.
El paroxismo de esta posición ha sido el lamentable discurso de la señora Presidenta en la ONU, burlándose de las desgracias ajenas, hablando del efecto jazz y del plan B, diciendo que la Argentina era una roca firme en el mar embravecido de la crisis financiera global.
¿Dónde quedó todo esto? Si las cuentas están en orden, ¿para qué necesitan la emergencia económica? Si las cuentas están en orden, ¿para qué necesita seguir con la delegación de facultades un gobierno que desde hace cinco años goza de la mejor oportunidad que ha tenido nuestro país desde su fundación?. ¿Ahora vienen a descubrir que la economía está globalizada? ¿Ahora vienen a descubrir que la idea de vivir con lo nuestro es una penosa reedición del programa sexual de la adolescencia?
Los anuncios de ayer han sido expresivos. El gobierno padece de incoherencia autista. Habla de repatriación de capitales el mismo gobierno que con sus políticas económicas provocó la huida de 25 mil millones de dólares en un solo año, la más alta de la historia del país, y que acaba de aplicar una confiscación sobre los ahorros de los futuros jubilados argentinos con la excusa de la reforma del régimen previsional.
Habla del Ministerio de Producción el mismo gobierno que ayer lo borró de un plumazo apenas llegado al poder y que hoy no quiere bajar las retenciones agropecuarias, cuando es necesario y fundamental para reactivar la economía del interior del país, que está parada.
El gobierno –que cada dos minutos acusa a la oposición de ser la nueva Alianza- propone, como sostuvo recién la señora diputada Giudici, como ministra de Producción a quien era secretaria de Comercio de de la Rúa. Son todos signos de incoherencia y de autismo.
Proponen un blanqueo de capitales los que llegaron al gobierno prometiendo que iba a haber traje a rayas para los evasores. Pretenden transformar a las Cancillerías en promotores de la exportación y, al mismo tiempo, tienen cerradas las puertas de la exportación de carne, leche y trigo; y han destruido los circuitos de creación de riqueza de la última parte de la cadena de valor agropecuaria.
Después de todas estas hazañas, el gobierno vuelve a pedirnos hoy más superpoderes. El mismo gobierno que no ha sabido gobernar en la bonanza, ahora propone que le demos otra vez superpoderes para gobernar en tiempos de dificultad.
Señora Presidenta, después de decir que la energía era igual a la masa por la velocidad elevada al cuadrado, Einstein dijo algo aún más inteligente: los problemas nunca se solucionan cuando se encarga la solución a los que son los responsables de haberlos creado y la causa de todos los males. Los argentinos tenemos una larga experiencia sobre esto, y no queremos reeditarla.
¿De qué estamos hablando, Señora Presidenta? No sólo estamos hablando de la emergencia económica; estamos hablando de los decretos de necesidad y urgencia, y de una presidenta que dijo que nunca los iba a firmar y que suscribió el más grande de la historia.
Otra vez estamos con el impuesto al cheque; estamos hablando nuevamente de los superpoderes, de la delegación permanente de facultades del Parlamento argentino al Poder Ejecutivo y del vaciamiento del Parlamento y de las gobernaciones en beneficio de la caja K.
Ley de emergencia, DNUs, ley del cheque, superpoderes; ayer no había que tocarlos porque estábamos creciendo. ¿Para qué los íbamos a tocar si las cosas iban bien?, nos decían. Hoy no hay que tocarlos porque ya no crecemos más. Ayer no se podían tocar porque había sol; hoy, porque llueve. Le pido al oficialismo que diga la verdad: que digan que piensan que es normal y bueno que el Poder Ejecutivo se quede con todas las funciones del Parlamento.
Cuando llueve, delegación de poderes; cuando hay sol, delegación de poderes, si hay niebla, delegación de poderes. Les pido que digan la verdad: piensan que el Poder Ejecutivo se tiene que quedar con todas las atribuciones y las funciones del Parlamento.
Y después les solicito que sean coherentes y que devuelvan las dietas y que manden a su casa a sus asesores, porque un Parlamento que no puede decidir sobre el presupuesto de la Nación no es un Parlamento ni tiene razón de ser.
Ya que estamos en emergencia económica, el Congreso no tiene por qué seguir cargando las arcas del Estado, dado que no cumple con la principal función que le fija la Constitución.
Tienen razón los señores diputados del oficialismo cuando dicen que hablamos de dos modelos opuestos de país. Está el modelo kirchnerista, que concentra el poder político y los recursos económicos para redistribuir la riqueza, según dice. Este es un milagro que en mis cincuenta y un años de vida no he visto jamás en el mundo.
El resultado previsible es que hoy, después de cinco años de crecimiento a cifras chinas, un argentino de cada tres está por debajo de la línea de pobreza. El resultado es que la brecha social es la misma del 2001 y que la única redistribución de la riqueza ha ido a parar a la caja K.
Pero hay otro modelo de país, que es el de una oposición que no cree en el modelo kirchnerista. La oposición quiere descentralizar el poder político y los recursos económicos para redistribuir la riqueza de verdad, tanto social como federalmente, entre los pobres e indigentes argentinos y entre los gobernadores e intendentes, a fin de que decidan qué hacer con los fondos provenientes de la riqueza que crean sus provincias y sus gobernaciones.
La oposición cree en gobernadores que sean gobernadores y no vasallos, y en un Parlamento que sea un parlamento y no una escribanía.
La solidaridad nacional y el federalismo empiezan por los hechos. En los momentos de dificultad es donde se demuestra si se cree o no en la solidaridad y el federalismo.
Sobre todo en las crisis debe haber solidaridad y federalismo, no sólo discursos. Solidaridad y federalismo nacional quieren decir que redistribuimos entre todos los poderes de decisión y los recursos económicos que los hacen posibles.
En efecto, hay dos modelos de país: uno cree en la monarquía y el otro, en la república; uno cree en la caja y el otro, en la ética contra la corrupción; uno cree en una distribución de la riqueza discursiva y el otro, en una distribución de la riqueza real, tanto federal como socialmente.
Por eso, el bloque de la Coalición Cívica va a votar en contra de la prolongación de la ley de emergencia económica y estamos seguros que nos va a acompañar casi toda la oposición, toda la verdadera oposición y también quienes muchas veces han votado estos regímenes en forma equivocada en años anteriores.
martes, 25 de noviembre de 2008
La ciudad de Nueva York amaneció hoy empapelada con afiches de la revista 33th The-bate en los que figuraba la fotografía de un gigantesco King-Kong alzando los brazos de un Barack Obama vencedor. “Triunfo gorila en los Estados Unidos” anunciaba con letras de molde el enorme titular. En sus primeras páginas, 33th The-bate reproducía explosivas afirmaciones del capitolista Albert Fernandes. “Manhattan quiere ser una isla y vivir separada del país. Miran a Europa. Por eso votan contra la América profunda que ayer, hoy y siempre será republicana”, afirmó Fernandes mientras intentaba, con gran dificultad, reproducir la R que identifica a su partido con los dedos índice y medio de su mano derecha.
Mister Fernandes amplió sus conceptos en declaraciones a 7NN: “Desde hace ocho años, los que perdieron las elecciones conspiraban infructuosamente para derrocar al Presidente Bush. Le querían controlar el presupuesto y hasta le votaron en contra el rescate financiero que llevó al Congreso. Ahora han impedido que triunfara el cambio dentro del cambio republicano que representaba McCain a pesar de nuestra magnífica consigna de campaña: ‘Sabemos lo que falta y sabemos dónde está, Sarah-McCain and vos’”. Por su parte, mientras tocaba la campanita en Wall Street, el senador August Rozzi se lamentó: “Es toda culpa de esas horribles ciudades cosmopolitas que viven de los parasitarios servicios, llenas de una clase media gorila que piensa de espaldas al país y que jamás quiso aceptar a un presidente venido de una provincia petrolera del profundo sud, encarnación de los auténticos valores nacionales”. Rozzi concluyó: “Defendiendo la intervención del estado otorgamos generosos créditos subprime para vivienda popular y después socializamos la banca. Por eso sufrimos un golpe de mercado, el efecto jazz que nos tumbó con la ayuda de los apocalípticos de siempre. Ahora, con el triunfo gorila, volverán los liberals del Consenso de Washington que gobernaron el país en los años noventa, de la mano de Bill Clinton y sus ideas ortodoxas: moneda fuerte, inflación baja y superávit fiscal”.
“Han organizado un fraude patriótico por computadora” se quejó el vocero presidencial Hannibal F. A su lado, el diputado Kankel, de Bell Aires county (California), agregaba: “Para impedir la repetición del fraude de Obama, que ha dejado sin empleo a miles de fiscales de reconocida honestidad, propondremos que en las legislativas del 2010 se use el sistema de boleta múltiple que tan buenos resultados da a nuestros amigos en Soudamérica”.
Desde un cuartel de bomberos de Bonnefield (San Vicente), el ex Presidente de los Estados Unidos, Tony Soprano, declaró: “Ya les había dicho a los muchachos que este turno no era para nosotros. Ahora me voy con Coppola a filmar películas de tango y jugar al golf con Diegou”. En tanto, medios oficiales dejaban filtrar en riguroso off la noticia de que el presidente Bush estaría preparando su renuncia, o en su defecto, tramando una venganza que –según las mismas fuentes- consistiría en lanzar a su esposa Barbara como candidata a la presidencia en la próxima campaña electoral.Todo era desolación en los cuarteles republicanos, en los que los cuadros del partido murmuraban por lo bajo: “Ganaron. Está bien. Pero vamos a ver ahora cómo se las arregla ese inexperto muchacho que nunca desempeñó tareas ejecutivas con el sindicato de truck-drivers de Hugh Moggiano”. Otros, más empeñosos, se preocupaban ya por el slogan de la campaña 2012. Hasta el momento, el preferido era: “A los Estados Unidos, sólo los republicanos lo pueden gobernar”.
Sostiene Zaiat que las AFJP han demostrado ser una enorme estafa. Es posible, pero mucho nos gustaría que Zaiat aportara un solo dato objetivo -como él mismo lo denomina- que permitiera conocer su magnitud. Y aún más nos gustaría que se nos dijera, simétricamente, qué ha hecho la ANSES kirchnerista con los fondos de los jubilados estatales, ya que cualquiera puede entrar a Internet y saber lo que han hecho las AFJP con los dineros a su cargo pero la ANSES se niega a dar la misma información a los diputados nacionales a pesar de los pedidos de informe elevados desde hace meses. Tampoco estaría de más que Zaiat recordara quiénes fueron los coautores de la estafa que denuncia; por ejemplo: quiénes fueron los que en 1993 aprobaron por ley la creación de las AFJP en una Cámara de Diputados llena de actuales legisladores y funcionarios K y cuyo miembro informante fue Oscar Parrilli, desde hace cinco años secretario general de la Presidencia.
Que lea Zaiat aquella ley y encontrará un raro artículo que habla de la privatización de YPF. ¿Qué tenía que hacer la privatización de YPF en la ley de reforma previsional? Tenía que hacer porque ambas formaban parte de un gran combo que incluía además el “reconocimiento de regalías mal liquidadas” a las provincias petroleras, otra ley que tenía, ella también, su artículo curioso: el que reconocía aquellas regalías inventadas con una sola condición: la de la privatización de YPF. De allí el encendido discurso de Cristina Kirchner al parlamento de Santa Cruz pidiendo que se apresurase el trámite privatizador. De allí Parrilli en Buenos Aires como diputado defensor y miembro informante de la ley que creaba las AFJP. De allí el encendido lobby privatizador de Néstor Kirchner que registran los diarios de entonces, y de allí también los casi 600 millones de dólares que terminaron conformando los famosos y desaparecidos fondos de Santa Cruz; fondos que fueron a parar al Credit Suisse por decisión de una pareja presidencial que hoy sostiene que el estado argentino “nunca abandona” y que en aquel infausto 2001 puso sus ahorros, según su propia declaración jurada, en una cuenta europea del Deutsche Bank, para retornarlos al país después de la megadevaluación duhaldista con una ganancia de más del 300 por ciento.
Cuando hoy se lee al artículo 897/7 que regula el manejo de los fondos de la ANSES y le permite al gobierno hacer con el dinero de los jubilados “cualquier transacción habitual en los mercados financieros”, y cuando se recuerda que fueron los heroicos Kirchner los que pusieron los fondos de su provincia en Suiza y nunca dieron cuenta de qué hicieron con ellos, ¿resulta apocalíptico el razonamiento de quienes sostienen que no se trata hoy de discutir un régimen jubilatorio sino de impedir un desfalco?
Robaron entonces, cuando privatizaron y les dieron 30% de comisión a las AFJP, con previsibles beneficios para todos los implicados; de la misma manera que intentan robar ahora cuando quieren cargarse con los depósitos restantes, 98.000 millones de pesos, una cifra inmensa, cercana al 10% del PBI nacional (para comparar, la famosa ayuda financiera de Bush a los mercados mundiales era del 4% del PBI estadounidense).
Efectivamente, las AFJP han sufrido una permanente degradación de los fondos depositados por los trabajadores. De esta defraudación han sido responsables principalísimos el mismo estado y el mismo gobierno que hoy se proponen como sus custodios. La defraudación comenzó cuando Cavallo obligó a las AFJP a comprar bonos de un estado en quiebra y siguió cuando los gobiernos de Duhalde y Kirchner continuaron esa política. Así se llegó al absurdo que 55% de los ahorros de los jubilados privados fueran puestos en bonos de una deuda denominada “externa” con el objeto de legitimar su saqueo. Fueron estos bonos los que Néstor Kirchner y Roberto Lavagna dafaultearon en 2005 con la excusa de la quita a la “deuda externa”, ocultando que el 38,4% de esa deuda estaba en manos de argentinos, principalmente: de jubilados privados que aportaban a las AFJP. Mientras muchos ideólogos geniales sostenían que era antiimperialista pagarle en dólares, por anticipado y sin ningún tipo de quita al FMI, el gobierno argentino le quitaba a los bonos de sus jubilados privados 2/3 de su valor a través del default, y después, con la reestructuración voluntaria (sic) de la deuda hecha por Kirchner y Lavagna y aplaudida por los Zaiat, se les prometía que se les pagaría con bonos ajustables por CER, es decir: por inflación. No pasaron dos años que el Dr. Kirchner tuvo la gentileza de mandar a Moreno al INDEC para alterar los datos de la inflación y defaultear los bonos que había dado en canje de los anteriores, lo que provocó una caída vertical de su valor. Robo, robo y más robo. Saqueo en nombre de principios que terminan derribados en el barro K. Si el Dr. Zaiat busca responsables de la estafa a los jubilados privados argentinos ya sabe donde tiene que buscar: en el mismo gobierno que dice que las AFJP roban y timbean y que, si eso es cierto, hace cinco años que les permite robar y timbear alegremente.
Ese mismo gobierno llamó el año pasado a abrir la opción para que los jubilados privados pudieran pasarse al régimen estatal, gastó fortunas en publicidad para convencerlos y logró sumar a casi toda la oposición a su proyecto, Así, bajo la consigna del libre derecho de opción se abrió la posibilidad de un pasaje que fue, además, prorrogado después por el Gobierno. El resultado fue que, conociendo los hábitos del estado argentino y los de la administración Kirchner, más de nueve millones de jubilados prefirieron las AFJP a la AFJK y sólo poco más de un millón eligió lo contrario. Hoy, ante el evidente fracaso de su estrategia, el Gobierno quiere borrar con el codo lo que escribió con la mano, acabando con la libertad de opción consagrada como sacrosanta en los discursos del año pasado. Me pregunto, si estaban preocupados por esos jubilados incapaces de decidir por sí mismos, según parece, ¿no era más coherente reabrir el proceso de traspaso de las AFJP al estado? ¿Con qué cara puede autorizar ahora ante esos mismos ciudadanos la violación de la decisión que tomaron una oposición que votó aquella ley de buena fe y acompañando una iniciativa del Gobierno?
Con la excusa de la intervención del estado el gobierno K destruye el estado, ya que el estado democrático es ante todo estado de derecho y no hay estado de derecho si se violan las leyes sancionadas por el Parlamento. De estado sin estado de derecho y de presidentes de facto ya hemos tenido bastante los argentinos. ¿Cómo planean los K defender la estabilidad del régimen previsional que proponen si lo sancionan violando las leyes que ellos mismos pronulgaron? ¿Quién puede impedirle a un futuro gobierno no-K cambiar otra vez el régimen jubilatorio? ¿Vamos a tener un régimen previsional que cambie cada cuatro años? ¿No tenía que ser ésta una de las famosas políticas de estado de las que los Kirchner no se cansan de hablar y que nunca aplican? Lo cierto es que nada de esto les importa a los K, ya que su fin no es cambiar un régimen previsional sino saquear sus cajas.
En cuanto a la timba financiera con ahorros de los futuros jubilados, bueno sería comenzar por señalar en qué consiste esta timba: hablo de una ANSES que ha violado todas las normativas vigentes y le ha comprado al estado letras del tesoro por diez mil millones de pesos cuyo rendimiento oscila entre el 7 y el 9% anual en pesos, en tanto el mismo gobierno K le paga al amigo Chávez 15% anual en dólares. ¡Imagine Zaiat cuántos venezolanos agradecidos le mandan mensajes de amor a los K en los aviones de Enarsa que usan los Antoninis y capitanean los Uberti! Lea Zaiat los discursos en las comisiones de la Cámara y verá que los diputados K hablan ya abiertamente de usar los fondos jubilatorios para financiar obra pública. ¿No era éste el famoso saqueo de las cajas jubilatorias que la izquierda ha denunciado por años? ¿De qué obra pública hablan, de la administrada por el Ministerio Skanska de Planificación regenteado por Julio de Vido, cuyo principal proyecto es el tren bala? Si esta no es la timba financiera, la timba financiera, ¿dónde está, señor Zaiat?
Y cuando Zaiat se refiere a la asociación de financistas y afines que quiere lucrar con el dinero de los trabajadores no está de más nombrar a alguno de los propietarios de AFJP; en primer lugar, la que pertenece al heroico Banco de la Nación Argentina a cuya directora, la ex diputada K Mercedes Marcó del Pont, quiero imaginar que ya le habrán pedido la renuncia por timbera. En segundo lugar, es destacable que la participación de los heroicos sindicatos dirigidos por Moyano haya sido tan sistemática. Por ejemplo, en una sola AFJP, Futura, son propietarios la Federación Argentina de Luz y Fuerza, el Sindicato del Seguro, la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias, el Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires. Y siguen las firmas….
Muchas críticas pueden hacerse al régimen de jubilaciones privadas establecido en los noventa. Ninguna de ellas lleva a convalidar el actual manotazo a los ahorros con la excusa de estabilizar las cuentas de un gobierno que hasta hace un mes nomás se burlaba del efecto jazz y sostenía que pasaríamos indemnes la crisis económica internacional porque estábamos desacoplados. Si los K lo logran, no sólo saquearán lo que no les pertenece sino que harán estallar a mediano plazo la caja del ANSES, benemérita entidad que paga hoy 690 pesos a más del setenta por ciento de los jubilados estatales y que mañana debrá cubrir también a los privados y a los juicios que éstos y las AFJP le harán (y le ganarán) al estado.
Si la intención del gobierno era garantizar un sistema previsional equitativo para todos los argentinos debería haber empezado por sancionar la ilegalidad de los decretos de necesidad y urgencia y derogado el que ya firmó quien nunca iba a firmarlos por la bonita suma de 38.000 millones de pesos; después tendría que haber liquidado la ley de emergencia económica de un gobierno que afirma tener las cuentas en orden; y finalmente, debería haber abolido los superpoderes. Finalmente, habría tenido que abrir una discusión con todos los sectores de la oposición y buscado consenso para que las reformas se hiciesen de una vez y para siempre. Nada de esto han hecho los K, sino correr de apuro a sancionar una ley improvisada, confiscatoria e inconstitucional. Veinte días para algo que debería durar cuarenta años. Unos pocos meses para liquidar lo que queda de lo que los jubilados ahorraron en catorce años.
Por eso dan pena las objeciones de cierta oposición NI, que ni es oposición ni es nada, con sus “proyectos alternativos”, sus “cláusulas de intangibilidad” y los miles de modos que asumen hoy la ingenuidad y la complicidad con un sistema de corrupción generalizada. Un día después de sancionada la ley, ¿qué va a impedirle a Cristina Kirchner salir a declarar que el efecto jazz ha llegado, que hay que reactivar la obra pública para crear empleo impulsando, digamos, el tren bala, y sancionar un nuevo decreto de necesidad y urgencia que manotee los fondos de las jubilaciones ante el aplauso admirado de los Zaiat y el escándalo de millones de argentinos?
jueves, 20 de noviembre de 2008
GLOBALIZACIÓN Y CRISIS FINANCIERA I
Es notable que se atribuya hoy la crisis al neoliberalismo sin que nadie mencione la palabra crucial que lo regía: ajuste. Y es que el manual de economía de la administración Bush no ha aplicado ningún ajuste (una burbuja es, por definición, lo contrario de un ajuste) y sí se ha hartado de usar políticas expansivas en una fase expansiva, lo que recuerda las hazañas de los Kirchner en estos últimos años. Para analizar lo sucedido tratando de no limitarse a encontrar lo que ya se sabía no estaría mal dejar de lado la demagogia y abandonar las posiciones antiamericanas y anticapitalistas del tipo Chávez-Admadinejad, que hablan como si en sus países reinara el socialismo y no el más espantoso capitalismo de amigos completamente dependiente –vía exportaciones petroleras- del crecimiento de la economía mundial y estadounidense fogoneado por las irresponsabilidades de Bush. Es cierto que los Estados Unidos y el modelo capitalista anglosajón están, por razones relacionadas con su conducta, bajo los focos de la crítica. También lo es que la principal lección que ofrece la crisis (la de que abandonado a su libre arbitrio y sin las intervenciones regulatorias de un sistema político-democrático que disminuya los riesgos y distribuya los beneficios el espíritu predatorio del capitalismo tiende llevarnos a la ruina), la conocíamos ya desde 1929.
Dicho esto, no es justo ni inteligente desconocer hoy que si los Estados Unidos amenazan convertirse en el epicentro de una crisis recesiva mundial es porque hace varios años que vienen siendo (en su propio provecho, qué duda cabe) la locomotora que con sus altos niveles de consumo permitía el crecimiento récord de la economía mundial, comenzando por China e India, que colocan más de un tercio de sus exportaciones en el mercado norteamericano y con sus ganancias han impulsado hasta ayer ese formidable viento de cola que no existe, pero que lo hay, lo hay. ¿De dónde creían los neodesarrollistas que venía el crecimiento K sino de las ventas de soja? ¿Y de dónde creían que sacaban China e India las divisas para pagarnos sino de sus masivas exportaciones a los EEUU de Bush? Si aún no se enteraron, ahora se van a enterar, lamentablemente para todos. Tampoco es coherente la actitud de muchas personas emocionalmente trotskistas que han invertido la mitad de su vida en denunciar que los malvados bancos sólo le prestan a los que tienen dinero para virar hoy, sin transiciones, a la denuncia enfática de la irresponsabilidad de los banqueros que han financiado la casa propia a decenas de miles de estadounidenses de clase media-baja sin exigir garantías adecuadas, dando así origen a la crisis de las hipotecas subprime.
1929 Y 1913
La mirada a la década del ’30, que todos usan para comprender lo que sucede y adivinar lo que vendrá, está justificada (yo mismo la vengo utilizando desde hace diez años para anticipar los efectos de una crisis como la que hoy enfrentamos) pero es insuficiente. En primer lugar, porque el capitalismo financiero ha alcanzado hoy un nivel de globalización claramente superior por intensidad y magnitud al de cualquier tiempo precedente. En segundo lugar, porque el riesgo mayor que se corre no es el de repetir la Gran Depresión de los ’30 sino que 2008 se transforme en 1913, año que puso fin a esas tres prósperas décadas de internacionalización y globalización ininterrumpidas que hoy conocemos como la Belle Époque. Aquel fatídico año de 1913 la crisis se hizo sentir, las voces del proteccionismo económico lograron hacer escuchar su habitual canto de sirenas que promete una isla donde esconderse del tsunami y descalifica a las posiciones cooperacionistas y universalistas por su ingenuidad, el nacionalismo político creció en todas partes y llegó la hora del sálvese quien pueda. Previsiblemente, a 1913 siguió 1914, año que inauguró las tres décadas más infaustas de la historia mundial, gobernadas por el nacionalismo extremo, la guerra y el genocidio, episodios que sólo culminaron con la derrota militar del nacionalsocialismo y la fundación de instituciones internacionales en Bretton Woods (FMI y Banco Mundial, 1944) y San Francisco (ONU, 1945).
Sin embargo, las posibilidades de que las cosas tomen hoy el mismo rumbo no son demasiadas, ya que el mismo fenómeno globalizador se encarga de dejar en claro a cada paso que en un mundo mundializado no hay lugar para planes de salvación nacionales y que, nos guste o no, ya no es la nación sino el mundo nuestra forzosa comunidad de destino. Si la ceguera nacionalista no logra llevar a los líderes mundiales a tomar decisiones completamente irracionales, la crisis actual no marcará el fin del mundo ni del capitalismo, ni abrirá una época en que la economía mundial se parecerá definitivamente a la argentina. Será, sí, el fin el consenso neoliberista que sustituyó los “Maravillosos Treinta” socialdemócratas de postguerra y la apertura de una era post-Bretton Woods que traerá tantas inestabilidades y preocupaciones como esperanzas de alcanzar un orden político económico mundial más justo y estable.
Hace al menos diez años que vengo sosteniendo públicamente y escribiendo en libros y artículos que una crisis de la escala de la de 1929 iba a tener lugar más temprano que tarde[1]. Quisiera ahora participar del debate tratando de señalar algunos elementos que no han sido tenidos en cuenta en los análisis neodesarrollistas, populistas, nacionalistas e industrialistas que predominan entre quienes observan con justificado espanto las consecuencias masivamente destructivas que puede tener la codicia irresponsable de unos pocos.
CAPITALISMO GLOBAL vs DEMOCRACIAS NACIONALES
Que no exista capitalismo avanzado en sociedades no democráticas es más que mera casualidad, ya que el sistema político democrático desempeña dos funciones económicas fundamentales: 1) la distribución social y geográfica de los bienes que el sistema económico capitalista es capaz de producir masivamente pero cuya propiedad tiende a concentrar elitistamente, y 2) el control de las condiciones de producción de esos bienes, lo que implica estándares laborales y ecológicos que regulen la producción industrial de bienes tangibles y de transparencia y sostenibilidad de los bienes intangibles y financieros.
Dado que las democracias nacionales nacidas de las revoluciones europeas y americanas del siglo XVIII son previsiblemente incapaces de desempeñar estas tareas en el marco del capitalismo global del siglo XXI, ¿por qué sorprenderse entonces de que casi la mitad de la humanidad sobreviva hoy con sólo dos dólares diarios, de que exista un abismo entre los países ricos y los pobres, de que los estándares laborales estén sometidos a un dumping global, de que el cambio climático continúe avanzando sin que se tomen medidas a la altura de la amenaza y, finalmente, de que la volatilidad financiera esté devastando ahora la economía mundial?
Tienen razón los neodesarrollistas cuando señalan que la desregulación de las actividades financieras, con sus consecuencias directas de falta de transparencia, riesgo excesivo y exagerado apalancamiento de las inversiones, es la causa principal del desastre. Más problemático es demostrar que esta desregulación, un objetivo manifiesto de los sectores financieros desde hace siglos, sea el simple producto de la perversión moral de Mr. Bush; perversión cuya existencia nadie niega. Apenas se repasa la historia efectivamente ocurrida se observa que la batalla histórica entre reguladores y desreguladores sufrió un vuelco espectacular a favor de los últimos con la globalización de las finanzas sin globalización de los instrumentos políticos destinados a regularlas, cuya victoria fue sancionada por el Consenso de Washington y mundializada en los Noventa… ¡bajo la presidencia demócrata y progresista de Bill Clinton!
Las razones que permitieron esta victoria de las fuerzas desreguladoras son pues evidentes para todos aquellos que no creen que la globalización sea un mito o un fenómeno pasajero: con la aparición de las redes digitales mundiales, el desarrollo tecnológico hizo posible superar el nivel de organización nacional-internacional del sistema económico, y muy especialmente: el del inmaterial sistema financiero. Los actores económicos no dejaron escapar la oportunidad de globalizar sus organizaciones, estrategias y ganancias, y superando el provincialismo nacionalista de sus adversarios políticos, lograron sentar las bases de la hegemonía que define al mundo actual, y que no es la hegemonía imperialista de los Estados Unidos sobre el resto del planeta sino la hegemonía del unificado capitalismo global que reina sobre un mundo políticamente dividido en doscientos estados nacionales. En las condiciones derivadas de una relación de fuerzas completamente desequilibradas que supone la globalización de la economía y las finanzas sin una simultánea globalización de la democracia, todos los estados nacionales, incluido el más poderoso de ellos, están obligados a operar en condiciones de dumping: o sacrifican su crecimiento económico a los delirios nacionalistas-proteccionistas-autárquicos (lo que tarde o temprano los lleva al atraso tecnológico, la pérdida de inversiones y de competitividad, y la crisis), o tienen que ofrecer las mejores condiciones de operación a los fugitivos capitales globales, lo que inevitablemente implica una erosión de los estándares laborales y ecológicos para las actividades industriales y un alto nivel de desregulación de las actividades financieras. Nada casualmente, quienes han ido más a fondo en esta última estrategia (los mercados emergentes en los Noventa, los Estados Unidos, después) han sufrido antes y peor las consecuencias del desmoronamiento (sic) de las burbujas financieras que supieron usufructuar por años.
Lo que ha sucedido y lo que está sucediendo en esta crisis es útil, al menos, para despejar la polémica sin sentido entre dos fracciones fundamentalistas: la de quienes creen que la globalización ha tornado completamente impotentes a los estados nacionales y la de los que piensan que nada ha cambiado y que éstos siguen siendo el centro del universo. Lo cierto es que el estado nacional más poderoso del planeta, cuyo poder militar es capaz de destruir siete veces la vida sobre la Tierra, se ha mostrado incapaz de contener una mera crisis financiera, que sólo ha encontrado un muro de contención –provisorio o definitivo, se verá más adelante- en la intervención coordinada de todos los estados nacionales europeos y norteamericanos. He aquí una nueva perspectiva sobre el problema: 1) la globalización no hará desvanecerse, al menos en el corto plazo, los estados nacionales; pero sí ha cerrado la etapa en la que estos eran los impulsores predestinados de la Modernidad y el progreso, convirtiéndolos paulatinamente en artefactos peligrosos y reaccionarios cada vez más capaces de destruir al mundo y cada vez más impotentes para salvarlo; 2) ya no se pueden defender los intereses nacionales mediante el nacionalismo: la hora de la globalización será la hora de la solidaridad y la cooperación o la de la destrucción mutua asegurada.
También se ha hecho evidente hoy la relación entre la incapacidad de redistribuir social y geográficamente la riqueza que es intrínseca a un sistema político mundial regulado nacional e inter-nacionalmente. Cuando casi la mitad del mundo vive en la pobreza, el único recurso con el que las economías avanzadas pueden evitar la recesión es impulsar el consumismo del Primer Mundo mediante tasas bancarias exageradamente bajas, créditos al consumo e hipotecas inmobiliarias subprime. He aquí, y no sólo en cuestiones morales, el origen del consumismo primermundista. He aquí, y no sólo en la desregulación del sistema financiero, el origen de la burbuja que acaba de estallar. Y he aquí también cómo recetas de origen keynesiano puestas en manos de los populistas a cargo de los estados nacionales del Primer Mundo (Bush y Berlusconi, por ejemplo) son tendencialmente reaccionarias y concentradoras del ingreso.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
En función de la campaña "Juicio a la Corrupción" en apoyo a la denuncia realizada por Elisa Carrió, enviamos en archivo adjunto, tal nos habíamos comprometido el material de campaña.
Solicitamos reenvíen a todos los contactos que crean convenientes en función de mejorar la recolección de firmas.
Cada distrito deberá concentrar las planillas y entregarlas los primeros días de diciembre en la Ciudad de Buenos Aires, con fecha a confirmar.
Consideren que existe el sitio
www.juicioalacorrupcion.blogspot.com
y un facebook "Juicio a la corrupción" como difusión virtual.
Recomendamos crear links en cada página existente al blog de campaña.
Buenos Aires, 18 de noviembre de 2008
martes, 18 de noviembre de 2008
15 de noviembre de 2008
En una entrevista para radio Rivadavia el Diputado Fernando Iglesias dijo "el Gobierno se basa en la mentira sistemática".
domingo, 9 de noviembre de 2008
Sr. Iglesias.- Señora presidenta: me causa cierta perplejidad que en una sesión definida como histórica por el diputado que habló por la mayoría, una sesión que va a cambiar la historia del país, en el momento en que hablan los representantes de los bloques opositores los integrantes del bloque de la mayoría presentes en el recinto no llegan a diez.
Voy a empezar por la palabra ideología, porque muchos despistados creen que pertenece a la tradición conservadora. Me refiero a la crítica de la ideología como un fantasma destinado no a descubrir la realidad sino a ocultarla. Esta idea de ideología no como un conjunto de ideas sino como un velo que cubre la realidad pertenece a la tradición de la izquierda. Fue Karl Marx, en “La ideología alemana”, quien afirmó que las ideas dominantes son las de la clase dominante. ¿Y qué clase dominante tiene hoy la Argentina si no la que está organizada alrededor del pejotismo, cuyo centro y matriz es el saqueo, un día con la privatización y otro día con la estatización? Esta es la verdadera oligarquía que se ha llevado puesto el presente del país y con esta ley inicua quiere hoy llevarse puesto también el futuro.
El punto a discutir no es el sistema estatal o el privado, no es sobre un régimen previsional sino sobre si vamos a habilitar el acceso a treinta mil millones de dólares que pertenecen a los jubilados argentinos, y no a las AFJP, a un gobierno basado en la corrupción estructural. No hablo en vano; hablo de Skanska, de los fondos de Santa Cruz, del baño de Felisa Micheli, de las tierras de El Calafate compradas sin licitación a precio vil y vendidas por una fortuna, de una campaña electoral pagada por traficantes de efedrina, por donantes que no habían donado nada, por valijazos en aviones estatales que nadie pudo ni puede explicar. Hablo de un gobierno irresponsable que hace un mes hablabla del desacople y se burlaba de las desgracias ajenas mencionando el efecto “jazz” y que hoy dice que tiene las cuentas en orden pero quiere pegar un tremendo manotazo fiscal.
Señora presidenta, la discusión entre estatal y privado no tiene sentido cuando la regla en el país es que el privado roba en complicidad con el Estado y el gobierno se quiere llevar todo después.
Daré algunas cifras para que tengamos idea de la magnitud de esta operación. Estamos hablando de treinta mil millones de dólares, el 9 por ciento del PBI argentino. La famosa maniobra con la que el gobierno de Bush pretendía rescatar la economía mundial era el 4 por ciento del PBI de los Estados Unidos. Acá estamos hablando comparativamente de más del doble, en una sesión histórica en la que los diputados de la bancada oficialista brillan por su ausencia. Se trata de una suma enorme, escandalosa, que pertenece a los jubilados argentinos no sólo por las leyes de la década del ‘90 sino porque el año pasado el Parlamento argentino les dio la libertad de optar.
Señora presidenta: No se gobierna un país con la mentira ni tampoco con un ojo en las encuestas y el otro en los titulares de los diarios. Los problemas que se patean hacia delante tarde o temprano llegan. Y ya que estamos en tiempo de discursos religiosos –como los que hicieron algunos diputados preopinantes‑ quisiera que en el momento de votar todos pensáramos en esa frase bíblica que dice: “Cosecharás tu siembra”, porque vamos a cosechar lo que hoy sembremos.
Tiene razón la señora presidenta, Cristina Kirchner, cuando dice que no quieren estatizar. Es cierto, no quieren estatizar; quieren kirchnerizar. Conciben al Estado como propiedad del gobierno y al gobierno como un bien ganancial del matrimonio K. Por lo tanto, el problema no es si el sistema estatal o si el privado sino el iceberg corporativo del cual el Pejota es simplemente la parte emergente. Es un iceberg que se está llevando puesta a la Argentina y que tiene clientelismo para arriba y para abajo. Para arriba, el clientelismo es capitalismo de amigos y subsidios. Para abajo, es dependencia de los punteros para sobrevivir, los que condicionan el voto y hacen lo que hicieron en la última elección.
Este iceberg se hizo presente en las plazas, en esas plazas que todos los peronistas que se acuerdan con nostalgia del 17 de octubre de 1.945 habrán mirado con vergüenza: las plazas de los intendentes del conurbano, las plazas de las patotas, las plazas de las burocracias sindicales. Ese es el Pejota hoy, el pejotismo del que hablaba hasta ayer Néstor Kirchner; ese es el Pejota que ayer era privatizador y hoy es estatizador. Es el Pejota que ha gobernado diecisiete de los últimos diecinueve años en la Argentina con consecuencias que no hace falta mencionar.
Cuando hay robo y saqueo no hay Estado ni hay privado, Señora Presidenta. El gobierno dice que las AFJP roban y timbean con la plata de los jubilados. Me pregunto: si es así, ¿quién los ha dejado robar y timbear en los últimos cinco años? También me pregunto, como en el caso de Aerolíneas, cómo es que un gobierno que no supo siquiera controlar y fue cómplice del saqueo se propone hoy como garantía de gestión. Y me pregunto dónde van a poner la plata. ¿En el Banco Nación, que tiene su propia AFJP y cuyos fondos están afectados por los DNU? ¿En el Banco Central, que no puede siquiera defender las reservas del país? ¿En la ANSES, que compra Letras al Tesoro al 9 por ciento en pesos –para ser más precisos: siete mil millones de pesos‑ mientras el gobierno le pide prestado a Chávez al 15 por ciento en dólares? Imagínese el agradecimiento de tantos compañeros bolivarianos y los aviones que vuelan entre Caracas y Aeroparque llenos de agradecimiento.
Señora Presidenta, si pagar 9 por ciento en pesos a los jubilados argentinos y 15 por ciento en dólares a Chávez no es la timba financiera, ¿la timba financiera dónde está?
Al gobierno le gusta hablar de la memoria, y por eso yo voy a hacer algo de historia, historia de la estafa y del saqueo. El saqueo arranca con un combo legislativo del que formaban parte tres aspectos: la privatización de YPF, las regalías a las provincias petroleras y la creación de las AFJP. El artículo 163 de la ley de privatización de una compañía petrolera –caso único en el mundo‑ habla de jubilaciones. Y el artículo 163 de la ley de creación de las AFJP –caso único en el mundo‑ habla casualmente de la privatización de YPF. Y están los discursos que no me dejan mentir. Está el discurso de Cristina Kirchner en la Legislatura de Santa Cruz, instando a los legisladores a aprobar rápidamente la privatización de YPF porque así llegaban los fondos frescos de las regalías supuestamente mal pagadas a las provincias. Seiscientos millones de dólares, por nombrar una provincia cualquiera, a Santa Cruz. Y ahí está Parrilli, hoy Secretario General de la Presidencia y entonces miembro informante en esta misma Cámara a favor de la creación de las AFJP. Y ahí estaba Kirchner también haciendo lobby por las provincias petroleras, porque le venían seiscientos millones de dólares de supuestas regalías mal pagadas. Y de ahí salen los famosos fondos de Santa Cruz que como Troilo siempre están volviendo, pero que nunca se sabe dónde están.
Sigue la historia del saqueo cuando se obliga a las AFJP a invertir el 55 por ciento de los fondos de los jubilados privados argentinos en bonos de la deuda del Estado, para financiarlo. Fue una maniobra iniciada por Cavallo y convalidada por Duhalde y por Kirchner. Y fueron esos bonos en poder de los jubilados los que el gobierno de Kirchner y Lavagna defaultearon en el año 2005. Fueron esos bonos en poder de los jubilados los que cambiaron por papelitos de colores ajustables por CER. Y fueron esos bonos los que volvieron a defaultear con el INDEC de Moreno, cuando en vez de pagarles a los jubilados la verdadera inflación, superior al 25 por ciento, les pagaron el 8 por ciento que decía el INDEC de Moreno y el valor de los bonos se pulverizó.
Esa es la historia del saqueo. Lavagna lo hizo. Kirchner lo hizo. Y lo hicieron hablando de antiimperialismo y de un progresismo muy curioso que consiste en defaultear los bonos y pagarles con 60 por ciento de quita a los jubilados argentinos, y pagarle por adelantado, sin quita y en dólares, al FMI.
Señora Presidenta, con la excusa de la intervención del Estado el Gobierno dinamita las bases de legitimidad del Estado, porque el Estado es Estado de Derecho o no es nada, o es una amenaza, o es Alí Babá…
¿Cuáles son las bases jurídicas y legales de un régimen jubilatorio que queremos sancionar hoy y que borra con el codo lo que escribió esta misma Cámara hace un año con la mano? ¿Sobre qué bases legales se va a asentar esta ley? ¿Qué va a impedir nuevamente que el próximo gobierno, sea del color político que sea, vuelva a cambiar la ley jubilatoria como se le antoje? ¿Estas son las famosas políticas de Estado de las que habla el Gobierno? ¿Vamos a tener un régimen jubilatorio cada cuatro años según sea quien gobierne? Una ley para treinta años discutida y sancionada en 30 días, y los fondos ahorrados durante catorce años dilapidados en una sola campaña electoral. ¿Estas son las políticas de Estado?
Señora presidenta: los argentinos ya tuvimos demasiado Estado sin Estado de Derecho y sabemos a dónde lleva eso. Los argentinos ya tuvimos suficientes presidentes de facto militares como para que hoy tengamos que soportar un presidente de facto civil.
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Iglesias.- Las leyes no se sancionan en abstracto sino en un marco jurídico y legal. ¿Cuál es ese marco jurídico y legal…
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Iglesias.- ¿Cuál es el marco jurídico y legal desde donde se pretende sancionar hoy esta norma? Ese marco es el de los decretos de necesidad y urgencia de una presidenta que antes los criticaba y decía que nunca los iba a firmar. Ese marco es el de una ley de emergencia económica que todavía está vigente. Ese marco es el de los superpoderes que la Constitución argentina sanciona como infame traición a la Patria.
¿Quieren hablar de reforma previsional en serio, en un país en serio? Entonces, eliminen los superpoderes, deroguen la ley de emergencia económica y supriman los decretos de necesidad y urgencia, y a partir de ahí empecemos a hablar en serio.
Hablan modificar algunos artículos del proyecto. ¿Qué artículo le va a impedir mañana a la presidenta de la Nación pararse en sus famosos atriles y decir que llegó el efecto jazz, que ya tiene preparado el plan “B”, y gastarse el dinero de los jubilados argentinos para lo que se le ocurra? ¿Qué artículo de una ley puede impedir algo en el marco de los decretos de necesidad y urgencia, de la ley de emergencia económica y de los superpoderes? ¿Qué garantías puede dar una ANSES que hace las cuentas de lo que perdieron las AFJP y no presenta nunca las propias cuentas para que los jubilados estatales puedan ver dónde está su dinero y cuánto perdió la ANSES también? ¿Qué garantías puede dar una ANSES que hoy dice ser superavitaria y le paga al 70 por ciento de los jubilados estatales argentinos la vergüenza de 690 pesos? ¿Qué garantías hay de control de estos fondos cuando la Comisión de Seguimiento del Fondo de Garantía de Sustentabilidad que fue creada hace más de un año nunca se reunió y no hay noticias de que se vaya a reunir?
¿Hablan en serio los que dicen que van a votar esto por las reformas que se introdujeron? ¿Qué seguridad puede dar una presidenta que hoy dice que el Estado nunca abandona cuando en el año 2001, cuando se venía la crisis, esa presidenta y su marido tomaron sus fondos personales que estaban en la Argentina y los depositaron en una cuenta en dólares en el Deustche Bank, como figura en la declaración jurada de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner? El mayor crecimiento patrimonial de la pareja se produjo entre el 2001 y el 2002, poniendo los ahorros en dólares y trayéndolos después de la devaluación.
¿Qué garantías puede dar un gobierno cuyo verdadero presidente fue el que se encargó de poner los fondos de la provincia de Santa Cruz en Suiza, de que los fondos de los jubilados argentinos no terminen –como dijo alguien- en las Islas Caimán?
Señora presidenta: dicen que la Coalición Cívica hace una oposición cerril. El año pasado los diputados que hoy forman parte de la Coalición Cívica votaron en este mismo recinto una ley que reconocía a los jubilados el derecho a optar. ¿Con qué cara le van a decir ahora al que eligió quedarse donde estaba que esa ley no rige más y que se ha decidido una cosa diferente? ¿Dónde están los derechos adquiridos? ¿Y qué derechos adquiridos se crean para los próximos jubilados cuando con esta nueva norma estamos violando los derechos adquiridos creados por la anterior?
Hace un año, más del 80 por ciento de los consultados prefirieron quedarse en las AFJP, y no porque les tengan cariño. Seguramente desconfían de ellas, y con muy buenas razones, pero creen que es todavía peor ir de las AFJP a la AFJK. Señora Presidenta: Cuando el gobierno habla del Estado lo hace como si hablara de Robin Hood pero los ciudadanos argentinos, que tienen una larga experiencia, saben muy bien que no es Robin Hood sino que ha actuado, sobre todo con estos gobiernos, como Alí Babá, el jefe de los cuarenta ladrones.
Si estaban preocupados por la crisis internacional y por el futuro de los jubilados privados lo razonable hubiese sido discutir la reapertura, para que quien quisiera pasarse de las AFJP al Estado lo pudiese hacer. Eso era razonable, pero no daba caja. Era razonable bajar las comisiones para que las AFJP cobraran menos, pero no daba caja. Era razonable que las AFJP cobraran comisiones sólo si los fondos daban ganancia, pero no daba caja. Todo esto estábamos dispuestos a discutirlo, pero no daba caja. Por eso nada se hizo y en cambio se elaboró esta ley vergonzosa. Lo que se busca con ella y con este apuro no es hacer cosas razonables en beneficio de los jubilados sino permitir un manotazo a la caja. Esto es lo que estamos discutiendo hoy.
Señora Presidenta, dado que he escrito algunos libros sobre el significado de la palabra “izquierda”, me voy a permitir reproducir lo que ha dicho el fundador del Partido Socialista de la Argentina, presidente de ese partido hasta su muerte, fundador del periódico “La Vanguardia” y de la Cooperativa “El Hogar Obrero”. Dijo este hombre: “Negamos que las empresas deba hacerlas el Estado; ya vendrán ellas si el Estado sabe cumplir sus funciones esenciales que consisten simplemente en la aplicación del Código Civil y del Código Penal, para establecer el respeto por la propiedad y por las personas.” Quien dijo esto se llamaba Juan B. Justo y hubo en Buenos Aires una avenida de veredas rojas en su honor. Espero que cuando voten todos los señores diputados también le rindan honor.
Señora Presidenta, la subejecución de la obra pública es alarmante. Lo digo porque el ministro Tomada y muchos diputados oficialistas hablan desvergonzadamente de usar los ahorros de los jubilados para pagar obra pública. Lo que desde siempre ha sido saquear la plata de los jubilados para financiar al Estado ahora parece que se trata de una hazaña progresista. La mayor parte de los sectores de la obra pública tienen una subejecución monstruosa. Por ejemplo, la ejecución tiene un nivel del 15 o 20 por ciento en la vivienda popular desde el año 2005. Y los sobreprecios de la obra pública son todavía más alarmantes: más del ciento por ciento en el caso Skanska. El presupuesto para la obra pública de la que se habla sigue creciendo verticalmente desde 2003. ¿Dónde están las autopistas, los puentes, los puertos, los ferrocarriles y los subtes, Señora Presidenta? Ya sabemos lo que significa todo esto: caja para De Vido, cuyo ministerio tiene un plan de obras públicas cuyo principal objetivo es el tren bala.
¿Le vamos a dar a De Vido el ahorro de los jubilados? ¿Los señores diputados le prestarían a De Vido un mes de su propio sueldo? ¿Por qué le vamos a dar entonces el control de lo que pertenece a los jubilados argentinos? ¿Qué progresismo es este que le saca a los jubilados para pagar deuda, para el tren bala y para financiar campaña electoral?
Cuando en 1.993 el señor diputado Parrilli, hoy secretario general de la Presidencia, habló en este recinto, se refirió a una bomba de tiempo. Hoy estamos creando una nueva bomba de tiempo; la misma que crea un presupuesto que tiene cincuenta ítems en los que más del 70 por ciento del gasto se va a producir después de 2011. Por eso, no solamente hablamos en defensa de los jubilados privados sino también de los jubilados estatales, que cobran de una ANSES que va a estallar. Hoy se le paga 690 pesos a seis millones de personas que dependen de ella. Estamos hablando del 80 por ciento de los jubilados estatales. Y la ANSES que hoy los hambrea va a tener que incorporar alrededor de nueve millones más de personas, y repartir.
No solamente se está robando a los jubilados que están en el régimen privado sino que también se pone una bomba de tiempo en el régimen estatal, que nosotros queremos defender. Y lo tiene que defender toda esta Cámara. Y el futuro del próximo gobierno, cualquiera sea, lo tiene que defender también toda esta Cámara, tanto el oficialismo como la oposición.
¿Con qué van a pagar? ¿Quién va a pagar los juicios que van a hacer las AFJP y los propios jubilados? ¿Quién se va a hacer responsable del estallido de la caja de la ANSES cuando ocurra? ¿Van nuevamente a decir, como hoy, que diez o quince años atrás se equivocaron y que hay que hacer las cosas de nuevo?
Ya hemos visto esta película. La película de la bomba de tiempo argentina la vimos en 1998. La armó Menem con el endeudamiento. Ahora la arma Kirchner con el régimen de jubilación.
El saqueo comenzó en 1993, cuando el Pejota de Menem creó las AFJP y les dio el 30 por ciento en concepto de comisiones. El saqueo siguió cuando el Pejota de Duhalde y Kirchner consolidó que más de la mitad de la deuda fuera destinada a bonos del Estado que después Kirchner y Lavagna defaultearon. Saquean el presente todos los días cuando hablan de Estado y le pagan una miseria a los jubilados. Y saquean el futuro cuando preparan el estallido de la ANSES con esta ley.
El peronismo, que empezó su trayectoria creando las cajas jubilatorias, hoy quiere cerrar su parábola descendente votando una ley que va a provocar su explosión. El pejotismo del que hablaba despectivamente el doctor Kirchner hasta hace poco es hoy el gran partido conservador de la República Argentina. Es el partido del poder. Es el partido del statu quo. Y el kirchnerismo, que llegó prometiendo un país en serio, una nueva política y distribución de la riqueza, hoy quiere sancionar un mamarracho jurídico que es la expresión perfecta de una manera vieja y corrupta de hacer política, cuya distribución de la riqueza es siempre la misma: a favor de la caja K.
Señora Presidenta, durante este año se abrió una gran expectativa en la sociedad argentina: la de que el Parlamento ‑y en particular esta Cámara- dejaran de ser una escribanía, la de que se acabe la obediencia debida.
En esta sesión histórica –como dijo un diputado preopinante- quiero decirles a todos los legisladores que pensemos en lo que votamos para que no nos hagamos merecedores a un nuevo “¡Que se vayan todos!”
(Aplausos.)