DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

lunes, 16 de mayo de 2011

NOTA DE LA SEMANA

Los que combaten al capital
(Versión original)
Publicado en diario Clarín del 14 de mayo

Dos son las definiciones que da la Real Academia Española del término “corporación”:

1) Organización compuesta por personas que la gobiernan como miembros;
2) Empresa de grandes dimensiones que agrupa a otras menores.

La primera de ambas es la que ha formado parte del debate político universal desde que el fascismo propusiera el reemplazo del gobierno de las instituciones democrático-republicanas por los acuerdos corporativos entre las agrupaciones empresariales y sindicales y el partido fascista disfrazado de estado. También en la Argentina ha sido así hasta la irrupción del kirchnerismo, el que en su afán de esconder la verdadera estructura hegemónica en la Argentina (el acuerdo corporativo entre los sindicatos moyanistas, los capitalistas amigos del Gobierno, el propio Gobierno y la mayor y más poderosa de las corporaciones argentinas: el Partido Justicialista), hace hoy uso de la segunda definición como consigna de batalla de las corporaciones de primer tipo contra las corporaciones del segundo.

Nada se ha hecho en seis años de gobierno kirchnerista para aplicar las leyes antimonopólicas y de defensa del consumidor y evitar la concentración y los oligopolios, excepto sorprenderse de que existan, acusar de ello a la oposición y usar el argumento antimonopólico para promocionar nuevos monopolios, esta vez en manos de amigos. AFJPs, Aerolíneas y la ley de medios han marcado el camino hoy continuado por una regulación de la medicina prepaga que apunta a poner la salud de los argentinos en manos de empresarios disfrazados de obreros y especializados en la provisión de medicamentos truchos.

A favorecer semejante sinsentido contribuye, por un lado, la superficialidad de la sociedad nacional, convencida de que todo lo estatal era maldito y todo lo privado sagrado en los Noventa y de lo contrario hoy, y la corrupción indecente del sistema-Pejota, que se llenó los bolsillos con las privatizaciones salvajes en los Noventa y se los llena con las estatizaciones y la patrimonialización de los bienes del estado, hoy.

De manera que asistimos al renacimiento en Argentina de la idea de izquierda y progresismo como anticapitalismo, noción abandonada en todo el mundo desde el colapso del stalinismo y presentada hoy aquí como panacea por quienes no dudan en ser capitalistas salvajes cuando se trata de acumular fortunas cuyo origen no pueden explicar. Se trata de un concepto bien complementado por el Pymesismo, novedosa doctrina que propugna una gran economía nacional sin grandes empresas, demonizadas y perseguidas al grito de “abajo las corporaciones económicas” proferida desde corporaciones político-sindicales que ambicionan quedarse con ellas.

Bastaría imaginar qué sucedería en Alemania, país propuesto como modelo por la Presidenta de la Nación, si Angela Merkel embistiera contra la Mercedes Benz para entender de qué se trata: se alzaría allí un coro unánime que partiría desde la misma socialdemocracia en protección de miles de puestos de trabajo y las propias Pymes acudirían en defensa de una empresa de la que muchas son proveedoras. Es esta dinámica de mutuo potenciamiento entre empresas grandes, medianas y pequeñas la que se ignora en nuestro país, donde términos que en todas partes son concebidos como complementarios (campo e industria, producción y servicios, república y justicia social) son presentados como antagónicos, en tanto las maniobras hegemónicas y las peticiones de principio de las corporaciones anticorporativas son naturalizadas como parte del folklore político nacional.


Click aquí para ver el artículo publicado en Clarín: http://www.clarin.com/opinion/combaten-capital_0_480552125.html

4 comentarios:

Carlos dijo...

Todo bien, cada uno puede pensar lo que quiera, pero con tus ideología no sería más lógico que milites en el PRO o algún otro partido de derecha?

Anónimo dijo...

La primera de ambas es la que ha formado parte del debate político universal desde que el fascismo propusiera el reemplazo del gobierno de las instituciones democrático-republicanas por los acuerdos corporativos

A QUIEN SE REFIERE COMO FACISMO?

Hilda dijo...

Hola, por un lado muestra la mediocridad de esta gestión y por otro una conocida corporación política que se adueña de los dineros públicos y privados, también, para seguir existiendo en desmedro del futuro del país y de sus habitantes. Coincido con su comentario

Jgrmilis dijo...

y Despues los K hablan de "La Corpo"... parece ciencia ficción...
Excelente Nota, Fernando. Saludo!