"UNA LEY PARA TODOS"
(Versión original)
Publicado en Revista Noticias del sábado 7 de mayo
La operación que acabó con la vida de Bin Laden es uno de los tantos hechos contradictorios derivados de la aparición de fenómenos globales frente a los cuales el orden de las naciones soberanas y las instituciones inter-nacionales demuestra ser insuficiente e incapaz. Por un lado, nadie puede negar que se trataba de un criminal de la peor especie, que su muerte implica una derrota importante para las fuerzas fundamentalistas y traerá, probablemente, una disminución de las amenazas terroristas globales. Por el otro, el abatimiento de un hombre desarmado linda peligrosamente con la definición de “asesinato” y muestra el estado barbárico del régimen penal mundial, atrapado en un mundo nacional-céntrico que los principales procesos sociales están dejando rápidamente atrás. Es éste el drama al que asistimos: la aparición de los primeros estados nacionales de la historia cuyos intereses y acciones han adquirido una escala global, entre los cuales los Estados Unidos son el primero pero no el único, ni el más antidemocrático y potencialmente peligroso.
Bin Laden debió ser juzgado y condenado in absentia por una corte de justicia imparcial y universal, perseguido por una fuerza policial a sus órdenes, atrapado con vida -dado que estaba desarmado- y obligado a cumplir su condena en una cárcel digna. Es esto lo que llamamos civilización y justicia a nivel nacional, mientras que en el ámbito global seguimos habitando un mundo regido por el militarismo y la ley del más fuerte cuyas consecuencias han sido la invasión de Irak, Guantánamo y una red de prisiones en las que se aplicaba la tortura, y una muerte sin juicio ni jurado, ni justicia que merezca ese nombre.
En un mundo global, justicia para todos quiere decir justicia para todos los ciudadanos del mundo y no sólo para los habitantes del propio país. Tan cierto es que las alternativas a disposición de la administración estadounidense eran pocas como que las carencias jurídicas del orden mundial potencian los conflictos y generan más violencia. Por eso, si Obama quiere seguir siendo un líder mundial creíble, antes del fin de su mandato los Estados Unidos deben firmar el estatuto de la Corte Penal Internacional y apoyar su desarrollo, sometiendo a sus funcionarios y militares a una autoridad de justicia supranacional. De este tipo de acciones democrático-globales depende que el fin de la Pax Americana desemboque en conflictos multipolares similares a los que originó el final de la Pax Britannica o asistamos al nacimiento de un nuevo Nuevo-Mundo, basado en la democracia, el federalismo y la justicia para todos que son parte de la tradición política interna estadounidense, y que hoy deben ser llevados al ámbito global.
Bin Laden debió ser juzgado y condenado in absentia por una corte de justicia imparcial y universal, perseguido por una fuerza policial a sus órdenes, atrapado con vida -dado que estaba desarmado- y obligado a cumplir su condena en una cárcel digna. Es esto lo que llamamos civilización y justicia a nivel nacional, mientras que en el ámbito global seguimos habitando un mundo regido por el militarismo y la ley del más fuerte cuyas consecuencias han sido la invasión de Irak, Guantánamo y una red de prisiones en las que se aplicaba la tortura, y una muerte sin juicio ni jurado, ni justicia que merezca ese nombre.
En un mundo global, justicia para todos quiere decir justicia para todos los ciudadanos del mundo y no sólo para los habitantes del propio país. Tan cierto es que las alternativas a disposición de la administración estadounidense eran pocas como que las carencias jurídicas del orden mundial potencian los conflictos y generan más violencia. Por eso, si Obama quiere seguir siendo un líder mundial creíble, antes del fin de su mandato los Estados Unidos deben firmar el estatuto de la Corte Penal Internacional y apoyar su desarrollo, sometiendo a sus funcionarios y militares a una autoridad de justicia supranacional. De este tipo de acciones democrático-globales depende que el fin de la Pax Americana desemboque en conflictos multipolares similares a los que originó el final de la Pax Britannica o asistamos al nacimiento de un nuevo Nuevo-Mundo, basado en la democracia, el federalismo y la justicia para todos que son parte de la tradición política interna estadounidense, y que hoy deben ser llevados al ámbito global.
6 comentarios:
FER,...EMPEZAS CON SUPUESTOS FALSOS,...NO ESTABA DESARMADO, FUÉ SORPRENDIDO Y TENÍA A SU ALREDEDOR DOSMIL AMETRALLADORAS PARA USAR EN CUALQUIER INSTANTE, Y ENCIMA UN MONTON DE ASESINOS ARMADOS HASTA LOS DIENTES, QUE PRESENTARON OPOSICION. O VOS TE LA CREES QUE HAY QUE DARLE EL ALTO E IDENTIFICARSE COMO EN LAS PELI YANKIS ???, NOOOO SI NO LE METÉS PLOMO DJAS DE EXISTIR....MUY BIEN HECHO POR LOS YANKEEES, SI SOS ANTIYANKEE, LO LAMENTO... MIRÁ LO QUE NOS PASA POR EXAGERAR CON LOS DERECHOS DE LOS DELINCUENTES ASESINOS...
Creo que no se pone el suficiente énfasis que de lo que se trata es de una impactante operación mediática destinada a tapar, para el votante norteamericano la retirada próxima dele escenario, lo que la hace más inmoral, si esto es posible.
Los asesinatos no son nada nuevo para los EE.UU. Han sido la base de su desarrollo como potencia mundial.
El planteo de Iglesias suena francamente ingenuo por 2 cuestiones fundamentales: a) nunca estuvo en los planes de EE.UU. capturar y enjuiciar a Bin Laden, sencillamente porque, en tanto ex aliado, podría haber declarado cosas indeseables; b) si cambiamos la ley de la selva por una justicia global, supranacional, etc. etc., los primeros terroristas que deberían ser jusgados son Bush, Blair, Aznar, y ahora podemos sumar a Obama, premio Nobel de la paz.
Esto ahora suena poco imaginable, máxime cuando en la mayoría de los países consuetudinariamente sometidos por el azote de EE.UU., a veces con balas, a veces con políticas del FMI, hay una masa crítica permanente al servicio de justificar y exaltar las virtudes del sometimiento a la gran potencia, aun a altísimos costos sociales.
Así, por ejemplo, tenemos en Argentina a líderes políticos como Elisa Carrió, que denuncia cuanta cosa pasa por su cabeza a los organismos "creíbles e imparciales" del imperio, y se reúne con funcionarios de la calaña de Arturo Valenzuela, feroz defensor de las dictaduras latinoamericanas, del ALCA y de las invasiones a Irak, Afganistán, Libia y todo lo que sea necesario para asegurar la supremacía del gran país del norte.
Luis, con todo respeto, me parece que cuando equiparás las invasiones a Irak y Afganistán con la intervención en Libia, estás patinando mal.
Fernando, muy buen artículo! Saludos.
Cuan desarmado estaba, en su bunker ?
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