MANIFIESTO POR UNA DEMOCRACIA GLOBAL
- La
     política atrasa. Vivimos una era de profundas transformaciones
     tecnológicas y económicas a las que no ha correspondido una similar
     evolución de las instituciones públicas responsables de su regulación. La
     economía se ha globalizado, pero las instituciones políticas y la
     democracia, no. Con sus muchas peculiaridades, diferencias y limitaciones,
     las protestas que hoy se extienden por el planeta evidencian un creciente malestar
     con el sistema de toma de decisiones, las formas de representación
     existentes y su escasa capacidad del sistema político para proteger los
     bienes comunes, y expresan una exigencia de más y mejor democracia. 
- El
     bienestar y la seguridad del mundo están amenazados. El
     orden nacional/inter-nacional surgido del fin de la Segunda Guerra Mundial
     y de la caída del Muro de Berlín no ha sido capaz de gestionar los grandes
     avances de los sistemas productivos en beneficio de toda la humanidad. Por
     el contrario, asistimos a la emergencia de procesos regresivos y
     destructivos derivados de la crisis económico-financiera, del aumento de
     las desigualdades sociales, del recalentamiento global y de la
     proliferación nuclear. Estos fenómenos han afectado ya negativamente la
     vida de miles de millones de seres humanos y su continuidad y mutuo
     potenciamiento ponen en riesgo la paz del mundo y la supervivencia de la civilización
     humana. 
- Las
     crisis globales requieren soluciones globales. En un
     universo social determinado por la globalización, las capacidades
     democráticas de los estados nacionales y de las instituciones inter-nacionales
     se ven cada vez más restringidas frente al desarrollo de poderosos procesos,
     organizaciones y sistemas mundiales cuya índole no es democrática. Durante
     los últimos años, los principales líderes nacionales e inter-nacionales del
     mundo han corrido detrás de los acontecimientos globales. Su reiterado
     fracaso demuestra que no bastan las reuniones ocasionales, ni los acuerdos
     inter-gubernamentales, ni la cooperación inter-nacional, ni el pretendido
     multilateralismo, ni las actuales formas de gobernanza inter-estatales. La
     globalización de las finanzas, las cadenas productivas y los sistemas de
     comunicación, y el poder planetario alcanzado por las tecnologías
     destructivas exigen la globalización de las instituciones políticas de
     regulación y control. Las crisis globales requieren soluciones globales
     coherentes y efectivas. Por eso exigimos la urgente creación de nuevas
     agencias globales especializadas en el desarme, el crecimiento estable,
     equitativo y sostenible y la protección del medio ambiente, y la rápida
     implementación de formas de gobernanza democrática global en todos los
     temas que las actuales cumbres inter-gubernamentales han demostrado ser incapaces
     de resolver. 
- Necesitamos
     avanzar hacia nuevas, y más extensas y profundas, formas de democracia. El actual
     modelo de globalización tecnológico-económica debe ser superado por otro
     que ponga los instrumentos tecno-económicos al servicio de un mundo más
     justo, pacífico y humano. Necesitamos un nuevo paradigma de desarrollo, globalmente
     sostenible y que incluya en sus beneficios a los miembros más pobres y
     desvalidos de la humanidad. Para evitar la profundización de las crisis
     globales y buscar soluciones a los desafíos planteados por la globalización
     debemos avanzar hacia más extensas y profundas formas de democracia. Las
     organizaciones nacional-estatales deben formar parte de una estructura más
     amplia y mejor coordinada, que debe incluir y articular instituciones regionales
     democráticas en todos los continentes, la reforma de la Corte
     Internacional de Justicia, una Corte Penal Internacional más justa y
     equitativa, y una Asamblea Parlamentaria en las Naciones Unidas, embrión
     de un futuro Parlamento Mundial. Pero este cambio institucional no podrá ser
     exitoso si es fruto de las acciones de una elite autoelegida. Por el
     contrario, la democratización del orden mundial debe surgir de un proceso
     socio-político abierto a todos los seres humanos, cuyo objetivo es la institucionalización
     participativa de una democracia global. 
- Globalizar
     la democracia es la única manera de democratizar la globalización. Más
     allá de nuestras divergencias acerca de los contenidos y métodos idóneos
     para avanzar hacia un orden mundial más justo y estable, los abajo
     firmantes compartimos un firme compromiso con el desarrollo de una
     democracia global. En nombre de la Paz, la Justicia y los Derechos Humanos
     no queremos ser mundialmente gobernados por quienes sólo han sido elegidos
     para hacerlo a nivel nacional, ni por organismos inter-nacionales que no
     nos representan. Por eso trabajamos en la construcción de espacios políticos
     supranacionales y reclamamos instituciones políticas regionales,
     inter-nacionales y mundiales a la altura de los desafíos del Siglo XXI, que
     expresen las diferentes visiones y defiendan los intereses comunes de los
     siete mil millones de mujeres y hombres que componemos hoy la humanidad. 
- Convocamos
     a todos los seres humanos a participar de la constitución de una
     democracia global. Compartimos con los movimientos
     sociales mundiales el reclamo de “unirnos por un cambio global” y por una
     “democracia real”. Ambos postulados expresan el creciente rechazo a seguir
     siendo gobernados por poderes políticos y económicos sobre cuyas
     resoluciones no tenemos influencia. La autonomía y la autodeterminación no
     sólo son válidas a nivel local y nacional, sino a  nivel mundial. Por eso reivindicamos
     nuestro derecho a participar de las decisiones globales que afectan
     nuestras vidas. Queremos ser ciudadanos del mundo y no sus meros
     habitantes. Exigimos democracia no sólo a nivel local y nacional sino una democracia
     global, nos comprometemos a trabajar por su desarrollo y llamamos a todos los
     líderes políticos, intelectuales y civiles, a todas las organizaciones,
     partidos y movimientos democráticos, y a todas las personas de
     convicciones democráticas del planeta, a participar activamente de su
     constitución. 
Abdullahi Ahmed An-Na'im, Daniele Archibugi, Jacques Attali,
Bertrand Badie, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, Mary Burton, Noam Chomsky, Richard
Falk, Susan George, David Held, Fernando Iglesias, Mary Kaldor, Mathias
Koenig-Archibugi, Lucio Levi, Giacomo Marramao, George Monbiot, Toni Negri,
Heikki Patomaki, Beatriz Sarlo, Saskia Sassen, Fernando Savater, Roberto
Saviano, Juan José Sebreli, Richard Sennett, Vandana Shiva, Andy Strauss


 
 
 
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